¿Y si me dices que sí?

VEINTITRÉS

Río divertida, antes de abrazar al moreno junto a ella con un brazo.
—Eres muy malo Steph.
—Lo sé, y no sé porqué acepté jugar.
—Para distraernos, ¿recuerdas? —le dijo Malika mientras cambiaba la opción para un solo jugador.
—¿A dónde fuiste anoche?
—Salí con el idiota de Luca. Peleó con su novia.
—¿Qué pasó con Lizzie?
—Ya sabes como es él, no cuenta sobre su vida privada. Sólo sé que las cosas no estaban bien. Y yo la verdad no tenía ganas de salir, pero cuando lo vi fumarse unos diez cigarrillos en quince minutos que estábamos hablanos, imaginé que realmente estaba mal. Y no me equivoqué.
—¿Por qué?
—Se puso a beber como una esponja, y fumar. Lo peor de todo fue que ya quería acostarse con una pelirroja.
—No lo hizo, ¿verdad?
—Después de llamarme puta, con sutileza, salió detrás de mi, y de ahí nos fuimos a su departamento.
—¿Eso te dijo? —le preguntó con el ceño fruncido.
—Eso me dio a entender.
—Es un idiota.
—Lo sé —suspiró—. Lo bueno es que no engañó a tu tía, sé que se hubiese arrepentido después, se nota que la quiere.
—Yo sólo espero que no haga sufrir a Lizzie.

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—Ma, ¿Podemos hablar?
—Claro —le dijo Ann volteándose para prestarle atención.
Ambas estaban en la cocina, y Lizzie le estaba haciendo compañía a su madre mientras cocinaba.
—¿Qué ocurre?
—Yo —le dijo mirando hacia abajo, jugando con sus dedos—... H-Hay un chico que me gusta.
Ann sonrió, sabía muy bien a quien se refería, pero no la interrumpiría.
—Y a él también le gusto.
—¿Entonces?
—Sé que papá no lo va a aprobar.
—Cuéntame de él, ¿Cuántos años tiene?
—Casi veinte.
—¿Trabaja? ¿Estudia?
—No, pero pronto comenzará a trabajar. Sé que no suena muy prometedor, pero él no es un mal chico, un poco inmaduro quizás.
—¿Y tú lo quieres?
—S-Sí.
—¿Y él a ti?
—También, y me lo ha demostrado muchas veces ya.
—¿Cómo? —Preguntó con temor.
—Se compró un departamento en el centro de la ciudad, para poder vivir aquí y que estemos cerca. Además —sonrió—. Adoptó a dos gatitos, para "demostrarme" que en verdad vivirá aquí.
Ann la miró sorprendida, ¿En verdad había hecho eso Luca?
—Lizzie, cuando yo conocí a tu papá, quizás tendría tu edad. Y a diferencia tuya, yo no tenía la opción de elegir. Y aunque con el tiempo llegué a enamorarme de Aiden, no fue fácil. Yo lo único que quiero, es que seas feliz.
—Pero papá no lo aceptará.
—Tu padre cree que tiene el control de todo, y está equivocado. Tú tienes derecho a ser feliz con quien quieras.
—Sí, pero no quiero que él se moleste conmigo, o... Se sienta decepcionado.
—No puedes siempre complacerlo, Lizzie.

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—¡Luca!
—¿Ahora qué hice?
—¡¿Qué hiciste, preguntas?! —le inquirió su madre molesta—. ¡Gastaste nueve millones de dolares!
—Lo sé.
—¿Cómo se te ocurre gastar el dinero de tu padre? ¡¿Eres estúpido?!
Suspiró y se pasó una mano por los ojos.
—Ya, deja de gritar. En primer lugar, no derroché el dinero, ¿Okay? Lo utilicé para comprarme el departamento. Y en segundo lugar, el dinero era mío. Solo le pedí prestado tres millones a papá, que se los devolveré cuando empiece a trabajar.
—¿Trabajar? ¿De que demonios hablas?
—El lunes comienzo en la empresa de Noah.
—¿Cómo qué con Noah? ¿Por que no nos dijiste nada?
—Estaba esperando el momento para hacerlo.
—¿Y cuando sería eso? ¡Si hasta un departamento te compraste!
—Cuando comenzara a trabajar.
—No lo puedo creer —pronunció Tiana llevándose una mano al pecho—. ¿Por qué haces esto?
—Porque ya cumpliré los veinte años, mamá. Es momento de asentarme y, no lo sé, ser responsable.
—¿Quién puso esas ideas en tu cabeza? Tú estabas bien en casa, con nosotros, conmigo que soy tu madre.
—Que me venga a vivir aquí, no significa que dejarás de ser mi madre —sonrió—. Y nadie puso nada. Conocí a alguien, y quiero demostrarle que puedo ser mejor por ella.
—Tú no tienes que cambiar nada, si ella en verdad te quiere, te aceptará por quien eres.
—Y lo hace, si no, no estaría conmigo.
—¿Está contigo? ¡Ahora todo tiene sentido! —exclamó—. Te hizo comprar este departamento por eso.
—No, estás entendiendo todo mal. Cuando dije que estaba conmigo, me refería a que es mi novia, no que vivía conmigo.
—¿Quien es?
—Es Lizzie, la hermana de Noah.
Abrió los ojos sorprendida, olvidando su enojo.
—¿Mc'Kallister?
—Sí, ¿Quién más?
Esa familia, tenía mucho más dinero que ellos, o la del propio Noah.
—Ay hijo, ¡Cuanto me alegra que sea ella! —exclamó abrazándolo—. Es una chica encantadora.
—Ajá, claro —murmuró abrazándola.
Sabía lo interesada que podía ser su madre.

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Se acercó al panel de control que estaba junto a la puerta, y al apoyar la palma de su mano, en la pantalla apareció un apuesto muchacho de cabello negro, vestido de traje.
—Kenneth —pronunció sorprendida.
—Hola, Lizzie ¿Puedo pasar?
—Mi papá aun no ha llegado.
—Solo vengo a traerle unos documentos —le dijo mostrándole un portafolio.
—Está bien —murmuró insegura, aprobando la apertura del portón.
Abrió la puerta de su casa, al estar el moreno del otro lado.
—Hola.
Besó suavemente su mejilla, incomodándola. Y no sabía porqué, pero ese muchacho no le daba seguridad en lo más mínimo.

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—La oficina del piso trece, será para mi sobrino. Quiero que pongan su nombre en la puerta.
—De acuerdo señor Cocks, ¿Algo más?
—No, solo que la dejen preparaba para el lunes, gracias.
Estaba saliendo de su oficina, cuando se topó con Josh.
—Noah, quería hablar contigo.
Miró la hora en su muñeca, y asintió con la cabeza. Ya se le había hecho tarde.
—De acuerdo, ¿que ocurre?
—Es sobre Stephan.
Suspiró cansado.
—Josh, no quisiera tener diferencias contigo por lo que sea que haya ocurrido con Becca.
—Yo tampoco, es por eso que quería saber que pensabas tú. Pero por lo que veo, tienes la misma posición.
—Así es Josh, son adolescentes, son problemas típicos. Ya se les pasará —le dijo despreocupado, sonriendo—. Ya verás que en unas semanas, todo estará bien.

...

¡Hola! Lamento actualizar tan tarde, pero hoy tuve jornada doble laboral 💔 Sayla esta muerta de sueño.