Capítulo IX

105 16 2
                                    

La luz es la partícula más veloz conocida por el hombre, pero un rumor y un chisme pueden ser más rápidos, Yuri Plisetsky podía asegurarlo.

Cuando obtuvo sus primeras medallas en el patinaje todos los medios iban detrás de él y su madre, la mujer actuó frente a las cámaras de manera alegre, sonriendo y felicitando a su hijo, en casa le miraba furiosa, alegando que le había quitado su fama.

Cuando la mujer murió todos los días llegaban pedidos de entrevistas, todos querían ver al futuro del patinaje artístico ruso mostrar su dolor ante las cámaras.

La primera semana en el colegio las cámaras estaban a la entrada y salida, pero con los días era más importante el compromiso entre el Cerdo y el Viejo que la muerte de la madre de Yuri.

Pero en la escuela eso era completamente diferente, todos lo señalaban por la noticia de su madre, luego hablaban sobre su lesión y lo grandioso que era compartir salón con alguien famoso, cuando Yuri se hartó e insultó a algunas personas el tema de conversación era su actitud.

—Seguramente la fama se le subió a la cabeza, por tener un trozo de metal dorado se cree superior.

Yuri se sintió tentado a empujar a esas personas por la azotea o frente algún carro que pasara.

—Déjalos hablar —le indicaba Aleksandra—, una medalla es más que un simple trozo de metal, significa esfuerzo y sacrificio, una simple medalla la puede comprar cualquier persona, entender lo que conlleva llegar al podio, ser de los mejores del mundo, no se puede comprender con facilidad.

Los estudiantes perdieron interés en su actitud y se enfocaron en su aspecto.

—Yuri tiene el cabello demasiado largo.

—Parece una mujer, no tiene músculos.

— ¿Viste cómo abrazó a Otabek Altin cuando lo acompañó?, entre ellos dos hay algo.

La charla motivacional de Aleksandra fue un crítica social y política sobre el gobierno ruso y la homofobia.

Pero las palabras de Aleksandra no eran efectivas para evitar las miradas y los susurros.

Un día abrió su casillero y una nota cayó a sus pies.

Maricón.

Yuri rasgó la nota y la tiró a la basura, con una mirada altanera e imperturbable, no dejaría que esas palabras le afectaran.

Yuri ya había aceptado ese hecho luego de tener un enamoramiento a los trece años, una amor infantil, platónico e idolatrando a Viktor Nikiforov por casi un año. Luego sufrió algo parecido con Yuuri Katsuki.

Para el ruso su sexualidad estaba asegurada, las mujeres no le provocaban atracción alguna.

Salió del clóset con su abuelo, pero no lo hizo de manera oficial, el resto del mundo sospechaba sus gustos, pero la única persona que obtuvo la verdad de la boca de Yuri era su abuelo.

Las miradas siguieron, días después encontró otra nota, con insultos parecidos, la rasgó y tiró a la basura, si hablaba con los profesores no harían nada, si le decía a Otabek, Viktor, Mila, Yuuri, Yakov o Lilia armarían un escándalo, y Aleksandra daría otra charla sobre la homofobia y la política.

Viktor y Yuri también recibían miradas acusadoras e insultos, pero se tenían el uno al otro, Mila y Sara no declaraban nada público pero en la calle ignoraban olímpicamente las agresiones.

Yuri no tenía esa clase de apoyo, junto a alguna de las parejas era la tercera rueda, y Otabek... Yuri estaba asustado de que lo rechazara.

ErrantesWhere stories live. Discover now