Capítulo XXIV

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Yuri restregó sus ojos con furia, odiaba llorar frente a otras personas, odiaba sentirse triste, odiaba ser débil frente a otros, odiaba las miradas de lástima, odiaba las miradas de desprecio y odiaba sentir esa presión en su pecho, la constante sensación de ahogo y las lágrimas queriendo brotar de sus ojos, odiaba ser tan... débil.

Aleksandra sollozaba, cubría su boca y se abrazaba a si misma con fuerza, como si temiera romperse frente a todos; Yuri inclinó ligeramente su cabeza para observar a Misha, el chico mordía sus labios y presionaba su mano contra su boca, unas pequeñas lágrimas caían por sus mejillas, el corazón de Yuri se estrujó, odiaba ver que las personas que le importaban sufrieran, y ellos dos se habían vuelto muy importantes en su vida.

—Sasha, tenías razón, lamento haberme enojado cuando querías cuidarme.

—Yura, lamento ser tan entrometida, no entendía las cosas, yo...

Aleksandra saltó a los brazos de Yuri, escondió su rostro en el pecho del chico y sollozó con furia, arrugando la camisa de Yuri en sus manos, empapando con tibias lágrimas la camisa blanca y pulcra.

—Si quieren hablar el profesorado estará para ustedes, ya pueden irse a la siguiente clase.

Los estudiantes se levantaron y partieron, Yuri pasó su brazo sobre los hombros de Aleksandra y la estrechó contra sí, ambos caminando lentamente por el pasillo.

Misha llegó a su lado, palmeó la espalda de la chica y apoyó su mano en el hombro de Yuri, observó a Yuri fijamente, su mirada era dolida, atemorizada y arrepentida.

Aleksandra apretó el brazo del castaño, empujó su pecho con la cabeza y le dedicó una sonrisa arrepentida.

—Perdón, no debía...

—Tienes derecho a estar enojada.

Ambos se sonrieron, Aleksandra suspiró y de manera juguetona lo empujo.

—Como quieras... Abat.

***

Mila había comprado un pastel con gatitos en la cubierta, tenía varios potes de helado y pirozkhi caseros como ofrenda, se había escapado de la pista y rogaba para que Yuri la perdonara, el chico era muy impulsivo y solía enojarse por tonterías, una vez estuvo enojado por un mes porque había dejado la puerta abierta y Potya estaba acostada en la entrada.

Para su sorpresa Aleksandra estaba sobre la espalda de Yuri, reía a carcajadas y Misha cargaba las maletas de ambos, los tres hablaban animadamente, Mila los observaba con los ojos abiertos y la boca en una "o", al parecer se habían arreglado rápido.

Aleksandra bajó de la espalda de Yuri y corrió a abrazar a un chico cerca a la entrada, el bailarían amigo de Aleksandra había ido a visitarla, ambos hablaron animadamente, Aleksandra tiró de él hasta llevarlo con sus compañeros, los cuatro hablaron animadamente, la chica moviendo los brazos, saltando en su puesto y moviéndose de lado.

Aleksandra empujó el hombro de Yuri con insistencia, los cuatro caminaron y se alejaron de la escuela, Mila se mordió la lengua, quería gritar para llamar la atención de Yuri, pero viéndolo en una situación tan normal, la mantenía estática, ¿Sería buena idea hablarle a Yuri cuando parecía que tenía una vida normal?

Los siguió a una distancia prudente, con pasos vacilantes y una actitud nerviosa, cuando se alejaron unos metros Yuri tiró de la camisa del bailarín para besarle, Aleksandra tomó una foto mientras chiflaba, guardó su celular y aplaudió, Misha les dedicó una sonrisa y los transeúntes los observaron con asco.

ErrantesWhere stories live. Discover now