Capítulo XX

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Yuuri estaba acostado junto a Makkachin en el sofá de Viktor, el ruso había preferido no llevar al caniche cuando acompañara a Yuri con su psicóloga, según el veterinario el frio provocaba dolor en el viejo perro.

— ¡Yuuri, Yurio va a ir a una fiesta y no me dijo!

—No quería que hicieras un escándalo.

— ¡Yurio crece demasiado rápido! —Viktor se dejó caer junto al sofá y acercó su cabeza a la mano de Yuuri—, siento como si fuera ayer cuando era un niño rebelde que se negaba a seguir las indicaciones de Yakov.

—Sigue siendo un niño rebelde.

—Mirándolo de esa manera no ha madurado.

Ambos adultos se sonrieron y acariciaron a Makkachin.

—Es bueno que tenga amigos.

—Pero es muy pequeño para ir a una fiesta.

— ¿Cómo te enteraste?

—Me ordenó ser su chofer.

***

Yuri observó a Aleksandra acomodar su falda y orejas con el reflejo del vidrio, con un poco de maquillaje y el cabello arreglado la chica se veía diferente, se movía nerviosa en su asiento y cada nada revisaba su teléfono.

— ¿No has ido a una fiesta?

—Cuatro, pero nunca fueron con disfraces, o alcohol.

— ¡Hay alcohol en la fiesta!, ninguno de ustedes va a ir, me niego a llevarlos.

Yuri pateó con fuerza la silla de Viktor, se inclinó sobre el asiento ante la mirada curiosa de Aleksandra y presionó un botón sobre tablero.

—O nos llevas o caminamos, si nos llevas sabrás dónde debes recogernos, si no...

Viktor suspiró y mientras Aleksandra indicaba el camino el patinador se lamentaba por la actitud de Yuri, el aludido ignoró los lamentos del peliplata y actualizó sus redes.

Cuando llegaron a su destino Viktor bloqueó las puertas y dedicó cerca de diez minutos a reprochar la mala actitud de Yuri y dar una larga lista de recomendaciones de las cosas que no debían hacer.

—Dile eso al Cerdo, o sigue tus propios consejos, ustedes dos dan pena cuando beben.

—Pero Yurio...

— ¿Te recuerdo el último banquete, o el anterior a ese?

—Pero tú eres un niño pequeño demasiado competitivo y con problemas de ira, si bebes demasiado terminaras haciendo alguna estupidez de la cual te vas a arrepentir.

—Maldito...

—Y deja tu teléfono, no vas a subir nada a las redes mientras estés en una fiesta con alcohol y sin chaperones. Voy a llamar a Aleksandra a la una de la mañana, si no están fuera soy capaz de hacer un escándalo y humillarlos a ambos.

—Sí señor —Aleksandra le arrebató el teléfono a Yuri y lo empujó para que bajara.

—Joder, ¿Por qué le diste mi teléfono al viejo?, no lo había apagado y seguramente va a leer mis conversaciones.

Aleksandra soltó una risita y caminó hasta la entrada, la acera estaba ocupada por carros que usaban el espacio público como parqueadero, las cortinas estaban corridas, pero la música podía escucharse y luces de colores brillaban bajo la puerta.

Aleksandra presionó el timbre y se balanceó sobre sus pies, volvió a leer la tarjeta bajo la escasa luz del pórtico.

—Dudo que nos hayamos equivocado de lugar.

ErrantesWhere stories live. Discover now