Capítulo XV

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El chico jadeaba, el cabello pegado a su frente como tinta derramada, una chaqueta negra estaba amarrada a su cadera y un débil sonrojo en sus mejillas.

—Lo siento tanto, las clases se atrasaron y no pude salir a la hora correcta, espero que no hayas tardado demasiado.

La verdad era que Yuri había llegado hace rato, haciendo uso de las reglas para citas que tenía la pelirroja.

En la primera cita no hay que llegar justo a tiempo, no hay que parecer desesperado, pero tampoco llegues exageradamente tarde, da a entender que no te interesa la cita. Debes llegar antes, si tu cita aún no está en el punto de encuentro debes esperar hasta que llegue y aparecer entre cinco y diez minutos después de su llegada, si se tarda demasiado debes ir al punto de encuentro, si no aparece en media hora te vas, si pasan quince minutos o más debes comportarte como una diva, rechazarlo e irte.

Yuri tenía la excusa de ir a una biblioteca que recomendó el profesor de Historia Universal para obtener algunos libros que serían útiles en la materia. Aunque en el fondo Yuri estaba interesado en Andrei, y parecía que él estaba interesado en Yuri.

Andrei lo observó con aquellos ojos bicolores, acabando con otro insulto que Yuri tenía para hacer caso de las reglas de Mila, el bailarín lo tomó por los hombros y lo llevó fuera del local, se posicionó detrás de Yuri y colocó los dedos de la mano derecha sobre el hombro de Yuri, sin ejercer mucha presión, para guiarlo por un callejón cerca al puente azul.

— ¿Llegas tarde y me llevas a un callejón?

—No te llevó al callejón, el lugar al que vamos se encuentra de camino al callejón —Andrei le guiñó el ojo azul a Yuri—. Si quieres podemos detenernos en el callejón.

—Jódete.

—Jódeme... aunque me encantaría joderte, tienes muy buen trasero.

Yuri torció los ojos con molestia ante las insinuaciones del mayor, le enseño el dedo medio y frunció las cejas frente a la sonrisa pícara de Andrei.

—Llegaste tarde, debo ir a la casa de Aleksandra y Lilia exige que a las seis y media debo estar en mi apartamento.

—Yo te puedo acompañar, no quiero que le pase nada a ese trasero.

—Deja de hablar de mi trasero.

—Es una de tus mayores cualidades físicas, también tienes un rostro muy lindo, los contornos son suaves y delicados, tus ojos son hermosos, aunque siempre parezcas malhumorado, tienes una cadera estrecha, y tus labios son rosados y delicados, tan besables.

—Es la primera cita. Imbécil, no puedes decir cosas así cuando sólo hemos hablado dos veces en nuestra vida.

—Para tu información viví en Canadá lo suficiente para ser cercano a los Leroy, Jasmine y Joshua te tienen en un altar, de no ser por sus padres serían capaces de hacer un altar de verdad, con velas, fotos y un montón de cosas tétricas. Conozco tu carrera a la perfección, y siempre eras hermoso mientras patinabas, sigues siendo hermoso, y creo que sentí atracción por el Hada Rusa —Andrei detuvo a Yuri y lo encaró, atrapando la mirada de Yuri con sus orbes bicolores—. Conozco al Hada Rusa, al Tigre Ruso, al Punk Ruso, pero no conozco a Yuri Plisetsky, conozco al patinador, sé sobre su carrera, sé sobre su gran habilidad y flexibilidad en el hielo, pero no conozco la motivación detrás de cada coreografía, y deseo hacerlo. Dame diez minutos aquí y luego te acompaño a la casa de Aleksandra.

El bailarín golpeó una puerta de madera que daba al callejón, esta se abrió y Yuri entró con la cabeza en alto, si Andrei era un acosador, un secuestrador o un asesino en serie no moriría con la cabeza gacha.

ErrantesWhere stories live. Discover now