Errantes

Capítulo X

Viktor silbaba alegremente, Yurio estaba acostado en la parte trasera del carro, abrazado a la mochila de la escuela, los ojos cerrados y la respiración superficial.

—Se ve tan lindo durmiendo, me recuerda cuando era niño.

Yuuri le sonrió, Viktor acarició su mejilla y le revolvió los mechones que cubrían su frente.

—Yuuri, deberías usar lentes de contacto, te verías mejor.

El aludido soltó una carcajada y acarició la mano del ruso que se encontraba sobre los cambios.

—Debes esforzarte en el Grand Prix Final, estoy ansioso por casarnos, pero no puedo incumplir mi palabra, debes ganar una medalla de oro en un evento internacional.

Un estornudo les advirtió que Yuri estaba despierto.

—Es tan molesto verlos, vayan a una habitación.

—Estas en mi auto, el que debería irse eres tú.

Viktor continuó silbando mientras iban al hospital, a una consulta con la psicóloga.

Yuri volvió a bufar y pateó la silla de Yuuri débilmente.

— ¿Dónde está Aleksandra?

—En una cita.

— ¿Tiene novio?, los niños crecen tan rápido.

—Aleksandr la invitó a salir.

—Yuri... ¿Hay alguien que te interese?

El joven ruso detuvo los golpes contra la silla del japonés y observó estupefacto al mayor.

—Otabek es un buen partido, es agradable y se preocupa por tu bienestar.

— ¡¿POR QUÉ PREGUNTAS ESO, VIEJO IDIOTA?!

—Te interesaste en alguien, que ternura —Viktor suspiró y le sonrió a Yuuri—. El amor juvenil es muy tierno, recuerdo a mi primera novia, era una niña muy linda, adoraba a Makkachin, creo que salimos por dos meses.

— ¿Vas a hablar de tus relaciones pasadas frente a tu prometido?

Viktor se rió y le guiño el ojo a Yuuri.

—Yuuri sabe que lo amo.

Yuri se apoyó contra la puerta, suspiró ante el paisaje y pensó en la pregunta de Viktor, ¿Estaba interesado en alguien?

Siendo sincero consigo mismo únicamente hablaba con dos personas, Misha y Aleksandra, Aleksandra era linda, pero era demasiado molesta y no le interesaba para nada, y decía que JJ era mejor; Misha... Opinaba que el mejor era Yuri, era fácil tener una conversación con él, y lo acompañaba a su casa cuando Viktor estaba ocupado, estaba a su lado en los descansos mientras Aleksandra coqueteaba con su tocayo.

Y era atractivo, Yuri no podía negar eso.

***

—Yuri... ¿Puedo decirte Yura?

—No.

­—Tu puedes llamarme Sasha.

—No me interesa.

Yuri y Aleksandra estaban sentados junto a los hornos del aula de cocina, comían de dos tazones, uno con chóclate y otro masa de galletas.

—Vamos a estar juntos un año, tenemos que hacerlo todo juntos, ¿Por qué no puedo decirte de esa manera?

—Porque no

—Te comportas como un niñito.

Yuri le mostró la lengua y comió una cucharada de chocolate.