Mis Cartas por Mensajes

Seis.

Ella.

Después de varias semanas trabajando con mi tío, he conocido a un par de personas interesantes, como la señora que hace brazaletes y los vende para conseguir fondos para beneficencia, y me he encontrado con un amigo de la infancia. Ya, quizá, no vaya al café a trabajar en un buen tiempo; pero siempre es agradable tomar un frappé de chocolate mientras se estudia. A lo lejos, mi tío saluda, mientras le enseña a mi amigo a preparar el café. Dirijo mi mirada al teléfono, para contestarle a mi mejor amigo y, ahora, novio.

Y por eso no debes decirle eso a una niña de primer año.
16:42.

(J)
Dulzura... Le gusto a la niña.
16:42.

Cierto, pero ahora la pobre no sabrá ni cómo mirar a sus amigas.
16:42.

(J)
Si no te hubiese insultado, diciéndote perra, esto no habría pasado.
16:43.

No sé si tenerte miedo o sentirme orgullosa.
16:43.

(J)
No me tengas miedo, dulzura.
16:43.

Entonces estoy orgullosa.
Pero aún así fuiste muy grosero con ella.
16:44.

(J)
No le dije nada malo.
16:44.

Básicamente fue:
«Juan; por favor, ¿no te das cuenta? Amanda es una perra quita-chicos. Eres mío, J.»
«Mira, chiquilla de cuarta. A mi novia la respetas. Ese apodo sólo me lo dice ella. Y, ¿qué edad tienes? ¿Diez años? Déjame decirte que la forma en la que te me abalanzaste encima no va de acuerdo a tu edad.»
«Tengo trece.»
«Uy, una adolescente. ¿Me vas a pegar?»
«Cállate, Juan. No entiendes lo que siento.»
«Lo que entiendo es que eres una nena de doce...»
«Trece.»
«Oh, sí. Trece años. Que sólo quiere llamar la atención de un chico cuatro años mayor que ella. Amanda es un año menor que yo, la amo, y es mía y yo soy suyo.»
16:46.

(J)
¿Y TE VAS A ENOJAR POR ESO?
16:46.

No lo haría, pero la chica me pidió disculpas directas en la biblioteca. Así que me enoja un poco, nada más.
16:46.

(J)
Te quiero.
16:46.

Te odio.
16:47.

(J)
Te amo.
16:47.

Aléjate tú, so imbécil.
16:47.

(J)
Adoro cuando me perdonas. Te amo.
16:47.

Yo también me amo. *se encoge de hombros*
16:48.

(J)
¿Ahora sí puedo besarte?
16:48.

Me río a carcajadas. El pobre muchacho había sido retado por sus amigos a besarme en el recreo y le dejé un moretón en la cara. Diría que no me arrepiento, aunque lo hago, pero uno no puede llegar así como así a tratar a la gente como uno quiera. Salir con él no significa que tenga permiso de todo.

Puaj, no. Asco.
16:48.

(J)
Sí, seguro. Te compro dos cuadernos nuevos.
16:48.

No me comprarás tan fácilmente.
16:48.

(J)
Puedo ver tu sonrisa. Bien. Te compraré dos cuadernos y una caja de bolígrafos.
16:49.