Diecinueve.

13 4 0
                                    

Ella.

     La cuidad de David era tan caliente como la cuidad de Panamá, pero justo ahora hace fresco, porque hemos llegado a las cabañas de Boquete, después de manejar un poco más allá de David. Somos tres chicas y cinco chicos, u hombres, si tomamos en cuenta que Shin es el menor de ellos.
     Me encuentro desempacando, mientras escucho algunas canciones en aleatorio de MCR. Las otras chicas parecen llevar ropa muy diferente a la mía: mientras yo tengo ropa para frío ligera, ellas llevan abrigos gruesos que dan la leve impresión de ser para los lugares fríos de Europa. Me las imagino vestidas con tanta tela encima y termino riendo sola.

I don't love you like I did yesterday.

La canción termina, así como termino de desempacar. Sonrío sarcásticamente. ¿Será que el destino va en contra mía? Llevo pensando estas horas en Juan y en la probabilidad de que esa chica que dibujó es alguien más que puede que esté viendo, y quizá ya no me quiere. O quizá estoy siendo muy paranoica acerca del asunto. Me meto al baño a cambiarme. Cuando salgo, las otras muchachas están cambiándose en la habitación, así que sólo salgo con todo y celular y los audífonos. Doy una vuelta por el lugar, hasta que escucho unos gritos de queja. Al girarme hacia las cabañas, suelto una carcajada. Mi tío había entrado por accidente a nuestra cabaña y había visto a sus dos empleadas cambiándose. Una vez más, río sola con, esta vez, One Ok Rock de fondo. Sigo mi camino hasta ver unos columpios, y a alguien de cabello liso y oscuro sentado en el de la derecha. Sin pensarlo mucho, me acerco al chico, que parece perdido.

—Estás pensativo. ¿Qué ocurre?

—Oh, ¿estás aquí?—me mira, con los ojos algo entrecerrados porque su cara da al sol—No pasa nada, estoy planeando qué haremos hoy. También pienso en una que otra cosa.

—¿Tú vas a planear lo que haremos hoy?—parece notar mi asombro y asiente.

—Tu tío no quiere que vayas a los mismos lugares que los otros, porque dice que, para ti, esto no es un paseo de café; así que tú y yo iremos a varios lugares, mientras ellos salen a explorar la zona un poco. Ya ves, no siempre tienen la oportunidad de venir a Chiriquí. La mayoría son capitalinos.

—Ya veo, ¿y por qué eres mi guía?

—Él es el jefe—se encoge de hombros y me toma de la muñeca, para correrme hacia la izquierda—. Listo, ahí me tapas del sol. ¿O prefieres sentarte?

—No te daré la dicha de ser tu sombra. A ver, entonces ¿qué quieres hacer?

—Primero, jamás serías mi sombra—sonrío—y, segundo, estaba pensando en ir a dar un paseo por la cuidad. Ya sabes, a ver las edificaciones y eso. Podríamos ir a comer fresas, también, si quieres.

—Me gusta esa idea. ¿Vamos en tu auto o el de mi tío?

—En el mío, pero primero vayamos a almorzar aquí, ¿te parece? Dicen que la comida de la cocinera de las cabañas es muy buena.

     Y, a diferencia de los chicos de los dramas coreanos con los que últimamente comparo a Shin, éste se levanta, me ayuda a levantarme y espera a que yo camine, para luego caminar detrás mío.

~

Juan

Su risa suena ronca, del otro lado del contestador. La extraño y espero que pueda perdonarme.

¡Te quiero!, grito,
Pero nadie me responde.

~

Shin.

     Estamos en el comedor y todos hablan acerca del trabajo, hasta que el jefe Tomás nos regaña por el tema de conversación. Es entonces cuando nos hace hablar de las cosas que nos gustan.
Mi Sunbae, Adriana, resulta que es una muy buena estudiante de medicina en la universidad nacional. Óscar es un pésimo estudiante de administración de empresas que trata de dar todo lo que puede. Mildred, la joven que nos ayuda en la limpieza de la cafetería, pintó las decoraciones de nuestro trabajo, como proyecto de arte de diseño de interiores. Simón, el mejor "barista" de todos, hace lo que más le gusta hacer y Ron, el chico torpe que entrega a mesa la comida y el café, es, de hecho, el mejor deportista que se podría ver. Me siento tonto cuando me preguntan qué me gusta hacer, pero de todas formas les respondo:

—Bueno, soy estudiante de Ciencias y Letras. Me gusta mucho la literatura, aunque en la universidad voy a estudiar Psiquiatría y escritura creativa. Justo ahora estoy escribiendo una historia, pero estoy recibiendo ayuda de Amanda. Una buena ayuda, de hecho.

Me dedico a escuchar durante los siguientes dos minutos, de parte de mis compañeros de trabajo y mi jefe, si es posible hacer una descripción de alguien sin adjetivos, como habían visto en un libro que una vez llevó la "sobrina del dueño", como ellos llaman a Amanda. Entre risas, me llevo a la chica, evitando las preguntas y los comentarios.

(Amanda 동생)
Shin, ¿por qué no les haces una descripción de algo y ya?
14:36.

Porque no sabría qué describir.
14:36.

(Amanda 동생)
Entonces descríbeme a mí. (?)
14:37.

¿Describirte, Amanda? No se puede. Eres como la Flor de Loto, pero eso ya te lo he dicho. Pero también eres como el amanecer y el atardecer porque causas la sensación resultante de verlos. Una tarde de invierno en la que uno se puede acomodar en una sábanas, tomando una taza de café. Sentir ese calor, eso eres tú. En una tarde de lluvia, sentir el olor de los libros y de la humedad. Aquel fresco. Eso eres.
     Mi refugio.

😂 Otro día.
14:38.

Por ahora, sólo te espero en mi auto.
14:38.

     Para cuando Amanda aparece, una sonrisa forzada sale de sus labios y estoy preocupado, pero pronto se va la preocupación, cuando, al caminar por las plazas, después de que casi se tropieza (por lo que camina tomada de mi brazo), veo una genuina sonrisa.

Mis Cartas por MensajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora