Ella.
Cuando voy a la escuela, nadie comenta nada en absoluto acerca del incidente de ayer. Mi mejor amiga sólo se mantiene a mi lado, quizá culpándose de decir que Juan me estaba preparando una sorpresa, o quizá sólo muy enojada porque ella también pensó en él como una persona diferente, pero no dice o hace mucho más que eso. Para mi tranquilidad, todos se quedan así en la mañana, al menos, hasta que el susodicho llega, cinco minutos antes de que suene la campana de inicio académico. Muchos comienzan a murmurar cuando se acerca a mí sin asco en la cara.
—¿Dónde está ese saco de huesos?
—Lo tengo en frente. ¿Tienes el coraje para aparecerte frente a mí después de que Shin no levantara cargos en tu contra?—escucho a los miembros de la comunidad educativa susurrar cosas como: "¿cargos?" "entonces es cierto".
—Él tiene suerte de que no lo haya despedazado, porque...
—Juan, todos te están mirando—mi mejor amiga suena cuidadosa.
—¡Que miren!—su vista se pasea por la gente, que parece tenerle miedo—No son más que una banda de chismosos. Pero ese chino...
—Coreano—rectifico. Usualmente, no corregiría a nadie y lo dejaría ir. Pero no quiero.
—Asiático, lo que sea. Me las pagará.
—¿Qué...?—empieza mi amiga. Pero yo me adelanto.
—¿Pagarte qué? Esto es tu culpa. Lo único que realmente quiero saber es por qué. ¿Por qué hiciste todo eso?, ¿por qué fue tan fácil olvidarme cuando me tenías justo enfrente...?—pauso mis palabras ante el timbre y suspiro. No debo victimizarme—Olvídalo. No me importa.
Me dirijo a clases, aunque nadie se mueve. Entonces, lo escucho y mis pies dejan de moverse.
—¡Ella me prometió lo que nunca pudiste! ¡Ella me dejaba abrazarla, me dejaba quererla, me dejaba ser una persona normal con sentimientos normales!—mis pies siguen su rumbo al aula de clases, pero él no deja de hablar—¡Ella sí es alguien con quien compartir los días!—para, por favor—¡No hubiese llegado a esto si fueras una chica que se sorprende fácil, que se alegra con las cosas pequeñas...!—pero ya no lo escucho, quizá porque estoy dentro del salón de clases.
Quizá, porque mi profesor de física está adentro y asiente, tapándome las orejas con audífonos que conecta a mi celular, pues lo tengo en mano. Veo en sus labios decirme que todo está bien, que estoy bien, que no me preocupe, lo veo tenderme un grupo de folletos llenos de páginas de práctica y teoría de las tres materias científicas, junto con dos cuadernos de práctica de cálculo, y una novela literaria. Me lleva afuera del salón y la enfermera del colegio está detrás de la puerta, sonriéndome y llevándome a la entrada principal. Ya me han dado todos los materiales que venía a buscar, así que no tiene sentido quedarse, supongo. Veo a mamá en la puerta, tomando mis libros y, mirando hacia atrás, la gente de último año empieza a subir las escaleras del fondo. Escucho la canción de fondo que pasa a través de mis audífonos. La voz de Louis suena triste pero esperanzada.
If it all goes wrong, darlin' just hold on.
En el auto, veo que nos dirigimos al hospital.
~
Él.
—Lo que no entiendo, madre, es por qué, si usted dice que Amanda no ha leído mis cartas, no se me han devuelto.
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Mis Cartas por Mensajes
Romance"Y a usted, que tanto le gustan las historias románticas, he decidido prepararle una de las mejores; hecha desde lo más profundo de la realidad. Y a mí, que le guardo un cariño profundo, no me espera más que la gratitud de su fiel lectura." El...