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—Casi dos semanas Thalia, dos semanas sin saber de tu hermana y tú aquí actuando como si no importara. —Escucho que se queja Erick como por quinta vez, ya me tiene harta con todo esto, no me deja trabajar en paz.

—Erick ya cállate que ya bastante tengo con todas estas personas como para que tu te sumes. —Digo en tono brusco y señalo con la mano a todos los que están en la barra esperando a ser atendidos.

Es sábado y el lugar está bastante lleno, este chico no pudo escoger peor día para venir a joderme la vida.

—No es que no me importe, es sólo que no es asunto mío Erick, ya superala y sigue con tu vida. —Digo entregándole una cerveza, desde que llegó es lo único que a pedido y se las toma a paso de tortuga.

—No parece que te importe, dos semanas mierda, no nos responde los mensajes ni las llamadas y no va a clases, algo raro sucede. —Da un sorbo a su cerveza y me mira, se ve cansado, tiene unas grandes ojeras, un poco de barba y el cabello todo despeinado, tiene unos jeans azules, camisa verde la cual está arrugada y no se que zapatos, luce un tanto desaliñado para ser el chico que conocí hace un tiempo.

—Mañana tengo libre, la buscaré, miraré en su computadora, ¿feliz? Si, bueno, vete ya y deja de joder. —Digo enojada lo que provoca que él asienta con una sonrisa en su rostro y se va a la pista de baile. 

Cojo una cerveza y la destapo para darle un largo sorbo, que semana la mía y ademas debo buscar a Hilary como si fuera una niña pequeña que aún necesita a su mami.

—¿Que sucede amargura? —Pregunta en tono de burla Mick, lo volteo a mirar con mala cara a lo que él levanta las manos con una sonrisa burlona. 

—Cállate Mick que no estoy de genio. —Digo en tono serio.

—¿Alguna vez estás de buen genio? —Se burla, le tiro un trapo en la cara lo que calla su risa. —Ya pues, no te molesto, pero cálmate. —Coge una botella de no se que y se va de nuevo a su lugar.

Saco mi celular del bolsillo de mi Jean y veo que apenas son un poco más de media noche, aún me quedaba mucho trabajo pero mis ganas de estar aquí son tan nulas, eso y que todo el día no me he sentido bien con incontables dolores de cabeza no me ayuda.

Suelto un bufido de frustración y busco a Luca para poder irme, se que él me cubrirá sin problema.

Lo veo atendiendo unas mesas así que mientras espero a que venga sigo atendiendo y tratando de no matar a todos estos estúpidos alcohólicos.

—Preciosa, ¿que tal si me das vodka y tú número? —Pregunta en un tono inentendible para luego reír como si fuera el mejor chiste del mundo.

—¿Qué tal si vas al edificio de al lado y te lanzas de cabeza del último piso? —Digo tirándole el vodka en la cara provocando que él me mire de forma fulminante y quiera intentar pasar a mi lado pero un chico lo detiene.

—¿Qué sucede? —Pregunta en tono serio Luca llegando a mi lado, pasa su mirada de mi al sujeto al que le lancé el trago y luego frunce el ceño.

—Me voy Luca, no me siento bien y estar aquí no me ayuda.

—Está bien pequeña, cuídate. —Da un beso en mi frente y me deja ir, luego lo escucho discutir con el tipo ese al que le tiré el trago.

Llego a mi casa y lo primero que veo es a Brad dormido en el sofá con la tele encendida, cierro la puerta y le echo llave para luego caminar a donde él está y moverlo para que así despierte.

—Brad, despierta. —Digo en un tono cansado sin dejar de moverlo, él empieza a moverse y poco a poco abre los ojos. Me mira confundido, con lentitud se sienta, parpadea repetidas veces y luego bosteza.

—¿Qué hora es?¿Qué haces aquí? —Pregunta en tono somnoliento, me siento a su lado y apago el televisor dejando todo en oscuridad y silencio.

—Son casi la una de la mañana y estoy aquí porque no tenía ganas ni ánimo de estar en el trabajo. —Respondo luego de unos segundos.

—Bueno. —Dice en tono somnoliento y él silencio nos envuelve.

—Brad. —Lo llamo. —Hace unos días te dije que podías dormir en el cuarto de Hilary y sigues durmiendo en el sofá, se que es cómodo pero aún así te dan dolores. —Hablo y espero a que él diga algo.

—¿Te estás preocupando por mí? —Pregunta con un poco de burla en su voz, ruedo los ojos y me levanto.

—Entonces quédate en el sofá, pero luego no te andes quejando de dolores de cuello y espalda. —Digo en tono brusco y subo a mi cuarto.

Tiro las cosas que se encuentran en mi cama, me quito la ropa y me tiro en mi cama dispuesta a dormir pero la puerta de mi cuarto se abre, suelto un bufido de molestia y cojo la cobija para así poder tapar mi cuerpo solo cubierto por mi ropa interior.

Me volteo y trato de buscar la silueta de Higgins ya que todo está a oscuras.

—¿Necesitas algo? —Pregunto y siento como la cama se hunde gracias a que él se a sentado.

—Gracias por dejarme dormir en el cuarto de Hilary. —Responde en voz baja y tono calmado. ——Descansa. —Dice luego de unos segundos en silencio y se levanta para luego salir de mi cuarto.

Me quedo sumida en el silencio y oscuridad de mi cuarto, intento dormir pero el sueño que tenia hace unos cuantos minutos se a esfumado, suelto un bufido de frustración y me levanto para ir a la ventana.

Miro el cielo, está completamente despejado, lleno de estrellas y con una media luna alumbrando todo, es una linda noche, de las que casi no hay. 

Recuerdo las noches en las que Cody y yo pasábamos mirando el cielo, así estuviera nublado o despejado esperando el amanecer con su combinación de colores, a veces aún cuando llovía nos quedábamos admirando la lluvia, las noches que mas nos gustaban era cuando nevaba, ver la blanca nieve caer y cubrir todo con una fina capa blanca, era algo muy lindo. 

Solíamos pasar la mayoría de esas noches en su casa, pocas en la mía ya que su casa tenia una terraza. Él solía buscar constelaciones ya que todo ese tema le gustaba, la astronomía le gustaba.

No se cuanto tiempo pase viendo el cielo, hundida en mis pensamientos y recuerdos de lindos y hermosos tiempos que no regresarían, decidí que ya era momento de volver a intentar dormir ya que mañana empezaría a buscar a Hilary.

Bad Girl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora