29.

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Maratón 4/4.

_________.

-Buenos días-dije entrando a la cocina.

Mi abuela y madre no tardaron en contestar las mismas palabras.

-¿Qué tal has dormido?-pregunto mamá, comiendo un trozo de su pan.

-No muy bien-respondí sentándome en la mesa con una taza de agua caliente. Ante su atenta mirada serví café y azúcar en la taza, necesito con suma urgencia cafeína para ayudarme con la energía.

-No era necesario que terminaras con Justin, hija-hablo, la mire atenta-tal vez no tenia una buena imagen sobre el luego de todo lo que ocurrió. Pero ayer todo cambio cuando me di cuenta como te trataba y se preocupaba por ti.

-Mamá, hice lo mejor. Nuestra relación iba a dañarse mas si seguíamos juntos, y no soportaría ver a Justin sufrir.

-Lo has hecho sufrir mas al terminar con el-comento mi abuela-quizás no lo viste, pero yo si lo vi llorar al salir de la casa. Y por si no te has dado cuenta, le has dejado el camino libre a esa arpía para que lo reconquiste.

-Justin no seria capaz de regresar con ella, el no me haría una cosa así-asegure.

-Ahora lo has dejado en libertad. Puede hacer absolutamente lo que quiera sin compromisos de por medio.

Detesto cuando mi abuela me dice este tipo de cosas, siempre lo hace para que me de cuenta de que estoy actuando mal ante las situaciones, y nunca logra cambiar mi postura. Pero esta vez no puede ser la excepción.

-Deberías pensarlo, cariño-acaricio mi mejilla con su mano y entregándome una tierna sonrisa. Esta es su parte final para terminar de convencerme.

El timbre en casa sonó, las tres nos miramos al instante confundidas, es algo temprano y no esperábamos recibir visitas.

-Iré yo-dije levantándome de la silla y abandonando la cocina. Lo hago para salir de duda y así zafarme de las palabras de mi abuela, que me provocan miedo de que puedan llegar a ser ciertas.

Cerré mi bata para ocultar mi pijama y luego abrí la puerta olvidando el detalle de que mi rostro y cabello están hechos un desastre. Quede perpleja al ver a Justin frente a mi, en compañía de su padre.

Ambos me observaron con disimulo de pies a cabeza, sentí mis mejillas arder por la vergüenza. Disimuladamente baje el frise de mi cabello con una de mis manos y aclare mi garganta para hablar:

-Hola-fue lo único que salió de mi boca.

-Hola, ________-saludo el señor Bieber antes que su hijo, quien solo se mantiene observándome fijamente mientras sostiene una maleta color negro, que asumo que son mis cosas-disculpa que hayamos venido sin avisar, pero necesitamos conversar con tu madre. ¿Crees que este disponible para recibirnos?

-Yo... digo, si, claro que puede atenderlos. Pasen por favor-me hice a un lado de la puerta y los deje que entraran. Ambos entraron en silencio, cerré la puerta y los observe nuevamente-si quieren pueden pasar a la sala mientras voy a buscar a mi madre, Justin sabe dónde se encuentra.

-Si, no te preocupes-dijo el con un tono serio que me hizo tragar saliva y a la vez, sentir un vacío en mi corazón por la frialdad de sus palabras.

¿Y que querías? ¿qué te comenzara a rogar para que regresen? ¡en tus sueños, querida!, dijo mi conciencia.

-¿Se les ofrece algo para beber o comer?-pregunte ignorando las palabras de mi conciencia.

-Un café me sentaría bien, gracias-respondió el señor Bieber con una sonrisa.

Amor Clandestino |j.b|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora