BLOODY LOVE ; JUGHEAD JONES [2] ✅

Capítulo 9

CAPÍTULO 9

    Los últimos días habían sido realmente intensos, ya no solo por las acaloradas discusiones que habían tenido lugar o los diferentes besos dados y recibidos. En este caso hablaba de la marcha de Polly, quien había preferido huir para que sus futuros bebés tuvieran un futuro mejor, y de la carta misteriosa que Capucha Negra le había enviado a Betty en forma de código. Todo Riverdale trataba de descifrarla con claros resultados negativos, otorgándole mayor desesperanza a un pueblo que ya había sufrido numerosas desgracias. También me refería a las camisetas que Veronica había diseñado en un intento de recuperar la confianza de Archie, cosa que tal vez tardaría en suceder. Ni un millón de camisetas con círculos rojos conseguirían que esta regresara de forma rápida. Mi hermana, por supuesto, había apoyado a Ronnie en esto y la ayudaba a distribuir las prendas como disculpa tanto a Archie como a Veronica.

    Esa mañana yo misma lucía una. Ni el pelirrojo ni yo habíamos vuelto a mencionar nuestro segundo beso, lo cual era de agradecer, y ahora confiábamos más en el otro. El tema del Círculo Rojo me seguía pareciendo una locura, aunque no había nada capaz de hacerle cambiar de opinión, es decir, no me quedaba otra que aceptarlo.

    Saludé a Ethel, quien ocupaba una de las mesas de la biblioteca, para a continuación dirigirme hacia la zona de Literatura. Tenía que hacer un aburrido trabajo acerca de Hemingway, de modo que busqué un libro de texto sobre el que apoyar mi investigación y Adiós a las armas para meterme de lleno en su estilo literario. Cuando iba a alcanzar un grueso volumen relacionado con la literatura americana del siglo XX divisé un pequeño libro tirado en el suelo, cuyas hojas se habían abierto y ofrecían la vista de unos símbolos extraños. Me arrodillé con intención de cogerlo, pero nada más comprender su contenido permanecí quieta. Si mi memoria no fallaba aquellos eran unos símbolos muy parecidos a los de la carta de Betty. No había mucha más información, solo los dibujos raros y sin lógica. Muchas páginas habían sido cruelmente arrancadas, así que tampoco había demasiado que hacer. Sin embargo, sentí la necesidad de avisar a Betty. Después de todo, era mi amiga. Ella no había decidido que Jughead la besara y ni siquiera era su culpa que le gustara.

    Suspiré a la vez que notaba un gran cansancio mental. No podía hacer como si eso no hubiera ocurrido cuando había vidas en juego. Mis problemas debían quedar relegados a un lado para ayudar a salvar la ciudad. Así pues, le envié un mensaje a Betty en el que decía que había encontrado una posible pista. Minutos después me respondió llamándome.

    ―¿Es cierto? ―No me dio tiempo a hablar.

    ―Sí ―contesté en seguida―. Pero no creo que sea demasiado.

    ―No importa, bastará con que sea algo más de lo que tenemos. ―Hizo una pausa como pensándose si continuar o no―. Básicamente, nada. ¿Puedes venir por la noche a casa de Jug? Vamos a intentar descifrar el código.

    Me quedé callada. ¿Que si podía? Claro, no tenía esa noche ocupada. ¿Que si quería? Ese ya era otro tema más delicado que había que analizar de manera profunda. Anhelaba ese sentimiento que me producía Jughead, sus besos y abrazos y sus chistes que, aunque malos, alegraban mis días. Sin embargo, estaba indignada conmigo misma por sucumbir tras prometerme que no lo haría, además de con él por arremeter con dureza contra mí. No le mentiría, jamás lo había hecho. Si me gustara lo más mínimo Archie habría sido sincera con él, pero no era así; el único al que quería era Jughead y él estaba al corriente de ello.

    ―¡Oh, Blaze! ―exclamó Betty al darse cuenta.

    La línea se quedó en silencio, como si la muerte hubiera decidido tomar parte. Mi amiga procesó todos los hechos y sus consecuencias sin atreverse a proseguir. Me llené de valor para hablar yo.