Capítulo 23

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CAPÍTULO 23

    ―Hemos encontrado una nueva pista sobre Capucha Negra ―comentó Betty enseñando sus perfectos dientes blancos.

    Veronica y Archie intercambiaron una mirada de confusión, mientras que yo no me atreví a levantar la vista del suelo. Lo de ayer había sido demasiado.

    ―Hemos pensado que vosotros dos podías ayudarme, ya que Jughead estará ocupado. ―No había rastro de rencor en Betty. Sospechaba que estaba manteniendo una fachada, porque me había percatado de lo enamorada que estaba de Jug.

    Estaba conteniendo el aliento, así que lo solté para intentar librarme de la tensión que amenazaba mi cuerpo. Fue un acto inútil. El miedo y la vergüenza me perseguían. Y muy probablemente Capucha Negra también.

    Alcé mis ojos y me topé con los de Jug, que me interrogaban con un deje de tristeza. Esta mañana había anunciado que tenía una sorpresa, pero no esperaba que se refiriera a esto. Jughead estaba alegre, tanto que decidí no contarle la estupidez que había cometido. Incluso aunque Cheryl hubiera tratado de convencerme de ello, era incapaz. Era una cobarde.

    ―Aquí tenéis todos los detalles, los artículos... ―indicó Betty.

    ―Yo tengo que estar ahí para mi padre ―explicó Jughead.

    De modo que esa era la verdadera sorpresa. No que tuvieran una pista para seguir los pasos del misterioso asesino, sino que FP iba a salir de la cárcel.

    ―¿O sea que vamos a ser vuestros nuevos detectives? ―inquirió Ronnie divertida. A continuación observó a Archie―. ¿Qué te parece, Archiekins?

    El pelirrojo asintió sin mostrar signos de entusiasmo como lo hacía su actual pareja. Me mordí el labio inquieta.

    ―¡Manos a la obra! ―exclamó Betty y dio una palmada.

    Los tres chicos abandonaron la sala, dejándome sola ante el peligro. Me giré hacia Jughead. Me costaba horrores mirarle a la cara después de lo que había hecho.

    ―Así que tu padre va a salir de la cárcel.

    Jug me tomó de las manos. Su sonrisa le hacía brillar como una estrella. E iba yo y lo estropeaba todo. Si ahora le confesaba lo que había sucedido le perdería para siempre y arruinaría su momento de felicidad. No podía hacer eso, simplemente no podía dejar ir a Jughead. ¿Por qué demonios había pensado que enrollarme con Archie era una buena idea? Quizá el problema estaba en que no lo había meditado, sino que me había dejado llevar como una auténtica idiota. Es más, lo había disfrutado. Repito, una auténtica idiota.

    Jughead, por supuesto, se dio cuenta de que algo iba mal. Apoyó los dedos sobre mi mentón de forma que no rehuyera su mirada. Yo hacía un gran esfuerzo para no apartar los ojos.

    ―Dime, cariño, ¿qué ocurre?

    Me dio un vuelco el estómago. Me quería. Jughead me amaba. Y deseaba con toda mi alma, con todas mis fuerzas, estar con él. Me eché a llorar. Las lágrimas caían a borbotones y rodaban por mis mejillas, las cuales suponía que habían adquirido un tono rosado por el calor que notaba en la zona. Jughead me empujó con suavidad sobre su pecho, pues sabía lo mucho que me calmaba ese gesto. Desde mi posición escuchaba sus latidos levemente acelerados, tal vez por su temor a que me hubiera pasado algo malo.

    ―Por favor, Blaze, dime qué ha sucedido.

    Mis dedos se enredaron en su camisa arrugándola. Jug depositaba cortos besos en mi cabeza y deslizaba sus manos por mi espalda como solía hacer en estas situaciones. ¿Cómo no iba a querer estar con él? ¿Cómo había sido tan estúpida como para mandarlo todo a la mierda por las malditas hormonas revolucionadas?

BLOODY LOVE ; JUGHEAD JONES [2] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora