Capítulo 52

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CAPÍTULO 52

    Jughead y yo recorríamos los pasillos del Riverdale High con una tranquilidad infinita. Era un día apacible y soleado. Pronto empezaría el penúltimo ensayo el musical, en el que Cheryl actuaría como protagonista. Parecía que hacer de Carrie era su forma de canalizar el sufrimiento. Nuestra estancia con las Hermanas de la Callada Caridad nos había dañado física y emocionalmente a ambas; al menos ella había encontrado una manera de sanarse. Yo todavía seguía en busca de la mía.

    Jug apuntó la cámara hacia mí. Últimamente la llevaba a todos lados, ya que estaba grabando un documental sobre Carrie. Me tapé el rostro con la mano y reí.

    ―¿Por qué tienes que grabarme a mí? Ni siquiera participo.

    ―Porque eres demasiado bonita como para no hacerlo.

    Chasqueé la lengua como si estuviera molesta, aunque por dentro me derretí. Jughead rodeó mis hombros con el brazo y seguimos nuestro camino. Entonces escuché la inconfundible voz de mi madre, la cual perturbó mi calmado día. Me tensé al instante.

    Tan solo la había visto una vez desde mi regreso, cuando había ido a por mis cosas para mudarme definitivamente con Jughead. Le había propuesto a mi hermana que se viniera con nosotras e incluso Toni la invitó a su hogar, pero ella se negó. De solo pensar que compartía casa con esa rata...

    ―Ni se te ocurra interpretar a Carrie ―amenazaba mi madre.

    Cheryl, acompañada por Kevin, miraba con odio a nuestra progenitora. Jug y yo intercambiamos una mirada rápida antes de acercarnos a la escena.

    ―Incluso en un pueblo tan retorcido como Riverdale, los estudiantes necesitan el permiso de sus padres para las actividades extraescolares ―explicó nuestra madre y alzó su barbilla―. Así se lo he recordado al director Weatherbee cuando le he dicho que no tenías mi aprobación para participar en el musical y nunca la tendrás.

    Cheryl comenzó a llorar en silencio, incapaz de plantarle cara. Mi madre se giró en mi dirección y ni siquiera se asombró al verme.

    ―¿Qué te crees que haces? ―repliqué yo.

    ―Ahora madre se alimenta de sueños rotos, ¿no? ―comentó mi hermana, quien había sacado fuerzas para arremeter contra ella.

    ―Por favor, Cheryl, ¿una asesina adolescente que mata a su madre? Esa fantasía vengativa nunca pasará y punto.

    Kevin miró hacia otro lado como si no fuera con él la cosa. Cheryl, por su parte, continuó llorando, aunque contemplaba a nuestra madre con una rabia intensa. Di unos pasos hacia esa mujer despreciable con la que por desgracia compartía sangre. La miré a los ojos y no dudé ni un segundo.

    ―Si no dejas actuar a Cheryl la asesina adolescente seré yo ―aseguré en un susurro que solo escuchamos ella y yo.

    A mi madre, por supuesto, no le asustó mi amenaza. Nunca había odiado a nadie tanto como a ella. Quería que se fuera de mi vida de una vez. La odiaba, la odiaba, ¡la odiaba! No podía más. Era la peor madre del mundo. ¿Por qué me había tocado a mí? ¿Qué había hecho para merecerlo?

    ―Me alegra que te hayas ido de casa ―respondió ella entre dientes―. No vuelvas más, porque estoy harta de aguantarte.

    Dicho eso, pasó a mi lado golpeando mi hombro y se encaminó a la salida. Me quedé en el sitio sin asimilar el torrente de emociones que me invadían.

    ―¿Blazers?

    ¿Era débil por llorar? No quería que las lágrimas acudieran a mí, no quería flaquear delante de ellos porque ya lo había hecho demasiadas veces. Tal vez era mi culpa, pues no sabía pasar página. Me llevé las manos a la cabeza y sollocé. Caí de rodillas al suelo, cosa que no me importó. ¿Qué más daba magullarme las rodillas cuando estaba mucho más herida por dentro? Un rasguño no era nada comparado con eso.

BLOODY LOVE ; JUGHEAD JONES [2] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora