Capítulo 7

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Cuando Lía entró nuevamente a la salita de té se encontró con tres pares de ojos expectantes.

-Perdón por la tardanza...-dijo confundida por ese recibimiento tan inusual-¿sucede algo malo?

Los tres amigos se miraron entre sí, lo que preocupó a la muchacha, sus amigos nunca habían actuado tan misteriosos. La verdad era que la ausencia de Lía esa última hora les había dado el tiempo necesario para pensar una solución pero no sabían si ella iba a estar de acuerdo.

-Nada, tranquila- empezó Kathryne, consiliadora- sólo estabamos hablando... ¿Lía, te gustaría conocer Willow Hall?

-¿Hablas de tu casa en Herefordshire?

Lía siempre había tenido curiosidad de conocer el hogar de su amiga, pero su padre nunca le había permitido viajar sin su compañía. La chica pasaba su vida en compañía de su padre; que siempre tenía compromisos de negocios, y Lady Higgins, pero cuando ésta no estaba sus días transcurrían entre la biblioteca y el salón de música, cuando se encontraba en Kent solía cabalgar en las extensiones de Stonewall, pero no era lo mismo sin compañía.

-Sí, querida-esta vez fue el turno de hablar del señor Ringham- verás, hay asuntos que me obligan a volver a casa y nos gustaría que nos acompañaras.

-¡¿Se van a ir?!

-Te están invitando a irte con ellos, querida, no seas dramática-fue la tranquila respuesta de Lady Higgins.

-Sabe que mi padre no lo va a permitir, él jamás me permitiría viajar sin su compañía.

-No te preocupes por eso, yo misma hablaré con él y el señor Ringham le escribirá una carta haciendo la invitación, pero queremos saber si estás de acuerdo.

-¿No te gustaría pasar unos meses en el campo? Sabemos que tu hermano no vendrá este verano así que creímos que tal vez te gustaría venir con nosotros.

-Gracias...- Lía estaba conmovida por el ofrecimiento, pero aún no estaba tan segura de que su padre accediera- me encantaría ir.

Kathryne y su padre festejaron la decisión y Lady Higgins prometió hablar con Lord Vieuxford esa misma noche.

***

La ansiedad de Lía incrementaba al mismo tiempo que avanzaba el reloj. En sólo unos momentos aparecería Lady Higgins con la carta de el señor Ringham. Había abandonado a sus amigos esa mañana con la promesa de verlos al día siguiente, Lady Higgins llegaría a cenar esa noche y hablaría con su padre, sólo Dios sabía cómo planeaba convencerlo.

Luego de la cena, Lord Vieuxford y Lady Higgins habían entrado al estudio, Lía esperaba afuera de éste, esperando ser invitada pero tuvieron que pasar treinta minutos hasta que la señora abrió la puerta y escuchó la voz de su padre pidiéndole que entrara. Obediente entró en la habitación y se sentó en la silla al lado de Lady Higgins, su padre estaba detrás de su escritorio mirándola con seriedad.

-¿Una invitación a Willow Hall, Lía?

-Sí... padre

- Dicen que es una de las tierras más impresionantes de Herefordshire y que tu amigo, el señor Ringham, ha hecho un gran trabajo extendiendo su patrimonio- los ojos verdes del padre se clavaron en los de su hija-parece que has hecho buenas alianzas, es una lástima que el señor Ringham no tenga un título, pero es inofensivo que tengas amistad con su hija.

Lía miró esperanzada a Lady Higgins y luego a su padre.

-¿Puedo ir?

- Tengo pensado llevar a cabo unos negocios muy provechosos en la ciudad y prefiero que no estés aquí para estorbar... además, el Conde de Northshire está de viaje, pero prometió visitarnos en agosto, para ir de caza, así que debes volver para su llegada.

El disfraz de una dama ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora