Subir las escaleras fue un trabajo más difícil del que pensó, sus piernas temblaban y su corazón volvía a latir con fuerza. Nunca había cruzado el ala este pero, tras el encuentro de esa mañana, supuso que la habitación del joven se encontraba al fondo de ese pasillo.
Al llegar a la biblioteca dobló a la izquierda hasta estar de frente a un pasillo largo, un obrero salía por una puerta al fondo y supo que ahí era donde Robert se encontraba.
- Vete, Richard- dijo Robert, molesto de recibir tanta atención por su torpeza- te juro que estoy bien.
- Perfectamente, excepto por ese brazo que trae colgando y multiples golpes en su costado izquierdo.- dijo con sarcasmo mientras observaba el hombro desencajado del joven, quien intentaba desabrochar su camisa sin mucho éxito- ¿Cómo diablos pudo caerse?
- Lo siento, me he distraído en el peor momento…
- ¿Distraído?- preguntó enojado- señorito Robert, el día de hoy ha estado como ausente, ¿qué le sucede?
Robert no quiso responder, era vergonzoso el reconocer que la causa de su distracción era Lía, y estaba enojado consigo mismo por no poder controlarse y cometer un error tan estúpido que pudo costarle la vida.
- Fui un tonto confiado, debí hacerle caso a Jerry y no montar ese caballo sin que hubiera terminado su entrenamiento.
- Me alegro que lo reconozca y que no haya habido un desenlace trágico en todo esto- dijo colocando su mano en el hombro bueno del joven- es una lástima que María no sepa atender este tipo de heridas, tendrá que soportar el dolor por un rato más hasta que llegue el cirujano.
- Creo que lo merezco… ahora vete, quiero estar sólo.
- Está bien patrón.- dijo resignado, pero al ver a Lía en la puerta añadió-.Pero le aviso que tiene visita.Robert se volteó hacia la puerta hasta que logró ver a la dama y con rapidez intentó cubrirse el hombro desnudo, no pudo decir nada ya que la joven irrumpió en el cuarto y se acercó a él rápidamente.
- ¡Sólo está dislocado!- exclamó sonriente, como si pensara que ese simple hecho hacía la herida menos dolorosa- ¡puedo arreglarlo!
Richard intercambió miradas con su amo, quien no pudo ocultar su temor ante la perspectiva de ser atendido por la señorita y ocultando una sonrisa le deseó la mejor de las suertes y se marchó de la habitación con el fin de dejarlos a solas. Mientras tanto Robert maldecía por lo bajo a su administrador por abandonarlo así sin más y dejarlo en manos de la culpable de su distracción.
- Si prefiere esperar a un cirujano lo comprenderé.- dijo Lía al notar la desconfianza en los ojos del joven-.Francis sufrió varios percances como éste, por eso sé como arreglarlo.
- ¿Varios?
- Sí… siempre ha tenido afición por subirse a los árboles, pero tiene poca habilidad para los aterrizajes.
El joven no pudo evitar sonreír al escuchar a la joven burlarse de su hermano y Lía tomó esto como aprobación, en ese momento Fanny entró por la puerta con tinaja llena de varios objetos que podrían ser de utilidad.
- Tenga plena confianza en mi ama, señor- dijo sonriente la señora mientras le brindaba a Lía la tinaja y arrastraba una silla hasta donde él se hallaba- aprendió a tratar este tipo de heridas gracias a la señora Wilkes, la mejor curandera de Kent, que también era comadrona, se le conocía como Manny y…
- Fanny, luego le cuentas a Robert más sobre Manny, por el momento necesito tu ayuda.- le cortó Lía al ver que el joven palidecía cada vez más a causa del dolor- .Robert, ¿porqué no tomas asiento?, luces...
- ¡Oh por Dios, Robert!- gritó una alterada Kathryne que cruzaba la habitación a zancadas- ¡tu brazo!La muchacha no pudo contenerse y rompió en llanto, haciendo ininteligible su discurso, Robert intentaba consolarla pero simples movimientos lo hacían quejarse de dolor y Lía no podía ayudarle hasta que su amiga se marchara de la habitación.
- Fanny...- dijo Lía señalando con la cabeza a Kathryne y la señora entendió a la perfección lo que quería decirle con ello.
- Señorita Kathryne, por favor tranquilicese, vamos, acompáñeme a la cocina por un poco de té, eso le hará bien.- le dijo mientras tomaba de su hombro y la guiaba a la puerta-.Su hermano estará bien, confíe en su amiga.
ESTÁS LEYENDO
El disfraz de una dama ©
Ficción históricaA sus veinte años, Lía es una joven sin ninguna aspiración romántica; juró jamás entregar su corazón a sabiendas de que nunca podrá casarse por amor, por lo que espera con anhelo que su juventud pase para poder abandonar los salones de Londres cada...