Lía no pudo dormir de la emoción. Saber que podría ver a su querido hermanito después de tantos meses de separación y el tener la oportunidad de presentarle a sus amigos era como un sueño hecho realidad; Fanny también se había mostrado emocionada con la idea de ver a su querido amo y había pasado gran parte de la noche hablando con Lía sobre historias de la niñez de ambos jóvenes y a la vez ayudándole a buscar un lindo vestido para el día siguiente.
Robert se levantó temprano como de costumbre, la noche anterior le había prometido a su padre que pasaría más tiempo con la familia así que pensó que podría adelantar un poco de trabajo durante la mañana luego del desayuno, no esperaba tener compañía a esas horas de la mañana, sin embargo Lía entró felizmente al salón comedor y se sentó a la mesa.
- ¡Buenos días, Robert!
- Buenos días… señorita Lowell- respondió, extrañado de la actitud cordial de la dama- ¿puedo preguntar a que se debe su buen humor tan temprano en la mañana?
- Bueno, no es que le incumba pero hoy es un día muy especial para mí- dijo con una sonrisa de oreja a oreja que dejó sin aliento al caballero- así que le aviso de una vez que no intente estropear mi día, porque nada de lo que me diga el día hoy va a molestarme.El joven observó como Lía se servía alegremente su comida y tarareaba una canción mientras movía su cabeza al compás de la música. Decidió ignorarla mientras leía el diario, pero la actitud de la muchacha lo intrigaba, aún mientras comía sonreía y además estaba muy arreglada, iba a preguntarle a la joven que hacía de especial ese día pero su padre lo sorprendió al entrar por la puerta.
- ¡Buenos días a todos!- exclamó el señor- querida señorita Lowell, no esperaba verla tan temprano, luce usted estupendamente, como siempre.
- ¡Muchas gracias, señor Ringham! - dijo Lía levantándose de su asiento y fue directo a abrazar al señor, que tomó su gesto con sorpresa- en realidad la emoción no me permitió pegar el ojo en toda la noche así que ¡aquí estoy!Robert estaba más confundido que antes, ¿qué era tan importante como para tener a la muchacha en ese estado?, la verdad se le reveló en parte cuando comenzó a hablar de nuevo.
- Hijo, hoy la señorita Lowell recibirá una visita especial así que quiero que permanezcas en casa para recibir a nuestro invitado.
La primera persona que se le vino a la mente fue Lady Higgins pero por lo que dijo su padre se trataba de la llegada de un caballero, ¿pero acaso su hermana no le había dicho alguna vez que Lía evitaba a los hombres? Incluso ella había admitido haber rechazado a una docena de ellos y el comportamiento en su contra constataba que odiaba al sexo masculino… sabía, gracias a las habladurías sobre Lord Vieuxford, que no era padre amoroso y que mantenía a sus hijos más como trofeos, su heredero era apenas un niño así que no se sabía mucho sobre él ¿quién era entonces el causante de su desvelo?
Una punzada de celos le recordó al pretendiente que había mencionado el día anterior, Kathryne nunca le había hablado de algún compromiso o pretendiente y él jamás preguntó por temor a que malinterpretaran su curiosidad, ¿estaría Lía enamorada de otro hombre? Se sorprendió al comprender que esa simple idea le hacía daño y detuvo su pensamiento para evitar llegar a conclusiones poco agradables. Una tercera persona entró por la puerta, al ver a Kathryne llegó a la conclusión de que ese invitado debía ser importante, de no ser así su hermana, que amaba dormir hasta tarde, jamás se hubiera levantado a esas horas, aunque había llegado casi una hora más tarde que el resto.
Lía volvió a ponerse de pie para saludar efusivamente a su amiga, Robert solo podía observar al resto sin comprender qué diablos sucedía, su felicidad comenzaba a ser irritante. Finalmente la alegre muchacha se marchó del salón para esperar a su invitado y el joven decidió acudir a su hermana en busca de respuestas.
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El disfraz de una dama ©
Historical FictionA sus veinte años, Lía es una joven sin ninguna aspiración romántica; juró jamás entregar su corazón a sabiendas de que nunca podrá casarse por amor, por lo que espera con anhelo que su juventud pase para poder abandonar los salones de Londres cada...