22 LA BLASFEMIA

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Estaba en el baño, el olor a aromatizante de lavanda era leve en esta última ocasión. Tenía todo listo para irme, usaba unos tenis rojos, un short de mezclilla y una blusa blanca para mi huida, no podía usar un vestido y tacones, se vería bien pero no sería cómodo. Mis cosas estaban empacadas. Como siempre dormía en la sala se encontraban todo el tiempo en una maleta con ruedas, cada vez que necesitaba algo metía la maleta al baño y sacaba todo ahí, nadie sospechaba nada sobre de lo esta noche.

Era ya medianoche y todos se habían ido a su habitación. Pensaba en dejar una carta de despedida para mamá pero no creo que valga la pena dejarla, además si cualquiera de los Cranb la encuentra primero puedo apostar mi vida a que nunca se la entregarían a Aveline.

Si algo era cierto es que Elthon es un sociópata, tiene ese carisma para componer las cosas de un momento a otro, pero su inestabilidad lo delata, además de que no es muy inteligente a la hora de mentir. Tía Simone lo evidenció cuando lo bombardeó de preguntas esa noche en su casa. ¿Cómo no pude verlo desde el principio?

Aunque estuviera enojada con mamá no podía dejar de sentir pena y lástima por ella, esa impotencia de no poder hacer nada cuando ves que alguien está a punto de cometer un grave error y no te quiere escuchar. Eso era lo que mamá hacía, pero ya no podía hacer nada por ella, ella había decidido y yo también.

Mi plan era simple, tenía que salir e ir a buscar a una leyenda de la Ciudad de Cristal; un mago. Era lo mejor, pero para empezar, el problema es que no sé si los magos son reales y en caso de que lo sean, necesito una gran cantidad de dinero para pagar y que me dé una nueva identidad para empezar de nuevo.

Primero iré con Tifanny, ella no sabe nada de lo que pasa en la casa de los Cranb, sólo sabía que Elthon se había ido una semana, todo había pasado tan rápido que no pude contarle nada, pero llegado éste punto necesito toda la ayuda posible. Ella me ayudará a saber si existen los magos, la leyenda que he escuchado menciona que se pueden encontrar en un barrio bajo cerca del centro de Cristal. Tendré que arriesgarme e ir pero primero necesito dinero.

Conseguir el dinero es fácil pero no correcto; voy a robarle a los Acker. Mi abuelo tiene tarjetas del banco y contraseñas guardadas en una libreta en su habitación. Lo sé porque él un día me lo dijo por si ocurría una emergencia. Esto era una emergencia. Vaciaré la cuenta de ahorros que él tiene para su viaje a China.

Saldría de la casa de Elthon y ya un poco lejos llamaría a Tifanny para que pasara por mí. Luego me escabulliría dentro de la casa Acker para robar la tarjeta y buscar la clave mientras Robert y Beth duermen. Aún tengo mi juego de llaves de la casa. Luego iría por el dinero y por último, en busca del mago.

No podía arriesgarme a cometer el más mínimo error y ser descubierta. Además, no podía estar más de un día con Tifanny porque sería uno de los primero lugares en los que mamá me buscaría, y no quería meter en problemas a mi amiga.

Hice mi trenza una vez más, la coloqué para que cayera de mi lado izquierdo. Era hora de irme. Un sentimiento de culpa y tristeza invadía mi alma, me dolía dejar a mamá porque a pesar de todo lo que me dijo, aún la quiero. Aplaqué mis sentimientos y abrí la puerta. Cargué la maleta para que no hiciera ruido con el girar de sus llantas. Todo estaba oscuro a excepción de un haz de luz venía debajo de la habitación de Marysse, la charla que ella mantenía con Julie se escuchaba debido a que había un completo silencio en el departamento. Era la última vez que percibiría el olor a galletas rancias de vainilla y polvo del lugar.

Cuando pasé a lado de su puerta algo me detuvo. Escuché que Julie dijo mi nombre en una oración. Bajé la maleta y me acerqué a la puerta cerrada para escuchar mejor.

Las flores sombrías    #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora