ABRIÓ LAS PUERTAS DEL INFIERNO

991 36 7
                                    

1980

En el País de Acero, un lugar que no existe; en donde las personas se burlan de la muerte, en donde la comida es increíble, en donde los nombres extranjeros abundan y son más apreciados que los locales, en donde han nacido grandes literatos, en donde la familia es de vital importancia para la mayoría de los habitantes de dicho país. Ahí. En la Ciudad Celestial, se encuentra la familia Acker.

Los Acker, una familia de clase media alta, conocida en toda la ciudad por ser una familia modelo. Lara, el ama de casa y esposa perfecta. Robert, el padre trabajador y amoroso con su esposa y familia. Caleb, el único varón de la familia y seguidor de los pasos de su padre. Simone, Beth y Aveline, todas ellas unas damas. ¿Quién diría que ésta pequeña linda familia podría no tener todo bajo control? La imagen perfecta que uno crea ante el mundo no es la misma que puedes encontrar en la intimidad de su casa, como pasó una noche de octubre.

Robert caminaba por la acerca, sostenía un portafolio en la mano derecha, él regresaba del trabajo, por eso viste un traje gris con una camisa blanca y corbata azul rey, además de un sombrero color plomo. Se detuvo frente a la fachada de una casa colonial de dos pisos, pintada de color azul pastel. Insertó la llave en una de las puertas dobles de madera, entró a la casa y atravesó el pequeño túnel que conduce al patio en donde una higuera con abundantes hojas que se están tornando amarillas debido a la presencia del otoño adorna el patio, detrás del árbol se encuentra la propiedad Acker.

Robert observó la estructura azul pastel de dos pisos que tenía enfrente: grandes marcos de madera en puertas y ventanas, balcones en cada una de las habitaciones que estaban adornados por macetas con frondosas margaritas, dentro de la casa habían pisos de madera, los techos eran altos, candelabros en cada una de las habitaciones y muebles estilo Luis XV, sí, esa era la decoración del hogar que Robert había construido para su familia.

Robert entró a la estancia principal, saludó a la ayudante doméstica, atravesó el comedor y subió las escaleras, caminó a través de un pasillo, podría ir a saludar a sus hijos pero ya habría tiempo para hacer eso después. Llegó a su habitación. Lara, estaba sentada frente a un tocador mientras se colocaba perfume de rosas, dejó la botella de cristal al notar la presencia de su esposo a través del reflejo del espejo.

—Robert—se paró del taburete y abrazó a su esposo

—Lara—pronunció él mientras la sostenía en sus brazos

— ¿Cómo te ha ido? —ella lo soltó y lo besó

—Bien, hay demasiado trabajo—respondió en tono cansado

—Lo sé pero...

El sonido de un golpe suave en la puerta los interrumpió.

—Pase—indicó Robert

La empleada doméstica entró con pasos cortos y la mirada baja.

—Señor, tienen una visita—informó

— ¿A ésta hora? —comentó en tono enojado— ¿Quién podrá ser?

—Es una joven rubia, no dijo su nombre, la hice pasar a la sala—respondió

—Bajamos en un momento—contestó Lara preocupada

Tal vez no lo entiendas ahora lector pero la visita de alguien en la noche en la época en la que los sombreros y vestidos estaban dejando de ser la ropa de moda y la música disco no dejaba de sonar en la radio, no podía indicar nada bueno.

La pareja bajó. Cuando llegaron a la sala Robert identificó la silueta de una joven, rubia, ojos color avellana, portaba un vestido beige con un estampado de flores moradas, jugueteaba con su bolso negro. Amber Stole.

—Amber—anunció Robert su presencia

Ella se puso de pie y le dio la mano a la pareja

—Robert, Lara—pronuncio en tono serio

— ¿Quieres algo de tomar? —ofreció Lara

—No, mi visita es breve—anunció

— ¿Qué pasa, niña? ¿Todo bien con los Cranb? —preguntó Robert

Los Cranb, otra familia bien colocada en la sociedad celestial. Los Acker y los Cranb son familias amigas. Amber era parte de esa familia, estaba casada con Elthon Cranb.

—De eso venía a hablar con ustedes, el problema es...—miró al piso de madera—El problema es su hija, Aveline. Ella está interfiriendo en mi matrimonio—lanzó

— ¡Eso es mentira!—dijo Lara, comenzó a llorar y salió corriendo de la sala.

Lara es bastante emocional por cierto.

— ¿Quién te crees que eres? ¿Crees que puedes venir a mi casa e insultar a mi hija? —respondió enojado, tomó a Amber de la muñeca con fuerza y comenzó a jalarla para dirigirla a la puerta.

— ¿No soportas la verdad, Acker? —dijo— ¿Qué tu familia no es tan perfecta como todos creen?—dijo en tono burlón

Robert la soltó

—Al principio creía que era idea mía, pero Elthon comenzó a llegar más tarde a casa, después los rumores comenzaron acerca de que lo habían visto paseando con una joven en las tardes por el centro de la ciudad, decidí seguirlo y ¿qué crees que encontré? —lo miró— ¿No adivinas?

Robert se estaba conteniendo antes de sacar a Amber de su casa de una patada

— ¡Exacto! A tu hija. Ésta ciudad no es tan grande como la Ciudad de Cristal, Robert, por supuesto que me iba a enterar en algún momento. Ella está destrozando mi familia. Tenemos una hija, Robert. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?

— ¿Qué quieres, niña? Dilo de una vez para que te puedas largar de aquí, no eres bienvenida aquí—exclamó Robert

— ¡Oh!...—miró al suelo—Los Acker no me quieren—fingió un tono triste—Lo que quiero es que tu hija deje a mi marido en paz, eso es todo—soltó

—Eso hará, ahora lárgate—exigió

—Eso espero, Robert—ella sacó un arma de su bolso negro, era una pistola— ¿Ves esto? Robert, no quiero herir a nadie, por favor, si de verdad quieres a tu familia aleja a tu hija de Elthon.

Robert se asustó pero se mantuvo firme.

—Te propongo un trato niña, tú te mantienes alejada de mi familia y yo mantengo a mi hija lejos de tu marido—propuso Robert

—No esperaba menos—contestó Amber, guardó el arma en su bolso

—Por cierto, si te veo rondando por mi casa algún día, le diré a toda la Ciudad Celestial quién eres—soltó Robert enojado

— ¿A qué te refieres? —dijo en tono inocente

Robert sonrió complacido

— ¿Crees que no sé quién eres en realidad y todo lo que hiciste?

Amber quedó impresionada

—No...no sé a qué te refieres—mencionó

—Taparon muy bien tus huellas niña, pero no contabas con que yo ayude con eso, así que si quieres tener una vida tranquila, más te vale que no te vuelva a ver en lo que me resta de vida, me oíste—advirtió

—Bien—respondió

Robert la iba a tomar de la muñeca para sacarla pero ella quitó su mano de la de Robert y salió furiosa de la casa Acker, azotó la puerta de madera provocando un gran estruendo. Robert sabía lo que tenía que hacer ahora, aunque cambiaría la vida de su familia para siempre. 

Las flores sombrías    #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora