Capítulo 38

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Los días siguen pasando y esta pesadilla no tiene cuando acabar.
He sufrido las peores humillaciones y maltratos por parte de estos dos. No sé que más desean hacer conmigo, todo lo que están haciendo se está saliendo de control.
Tengo frente a mí a Miranda, presta atención a su teléfono y yo trato de desamarrar la cuerda que me ata a esta silla. Se me hace difícil, está muy bien amarrada y con cada movimiento me hago daño pero de toda maneras lo intento porque ya no soporto estar en este lugar, lejos de mi familia, amigos y de él.
Muevo las manos para tratar de tomar el principio de la cuerda; cuando hago un movimiento sospechoso, Miranda levanta su mirada y me observa fijamente.
Después de segundos se levanta y se acerca a mí.
-Ay, querida -dice fingiendo pena por mí-. No intentes escapar porque será peor. Noah se pondría como un enfermo si te ve suelta -me advierte.
-Me voy a ir de aquí así Noah quiera... quiera matarme -contraataco muy firme con lo que digo y empiezo a moverme con la silla para tirar de la cuerda. Desafortunadamente, Miranda tiene más ventaja que yo y me agarra las manos para evitar que desamarre la bendita cuerda.
Toma de la mesa una cinta adhesiva y las envuelve alrededor de mis manos.
-Intenta escapar ahora -se burla Miranda.
-Eres una zorra, una estúpida, una cualquiera -la ataco verbalmente pero ella simplemente se ríe.
-Y usted no se queda atrás. Mire que engañar a su esposo, un millonario prestigioso, con un stripper miserable -empieza a reírse-. Vaya señorita Wilson, eso no se hace a la persona que juró amar hasta la muerte -dice sarcástica.
La miro con desprecio y rabia mientras que ella se parte de la risa.
-Tú también estuviste enamorada de ese stripper miserable, y lo dejaste por irte de perra con otro hombre. Eso tampoco se hace, aunque -alargo la palabra-, después de lo humillante que fue tu vida con ese hombre creo que recibiste lo que te merecías por andar de zorra-. Deja de reírse y ambas nos fulminamos con la mirada.
Sin responder nada, sale de este cuarto dejándome sola y con una sensación de triunfo.

                              ***

Mi desesperación y ansiedad se hacen más grandes; pienso en todas las personas que deben estar preocupados por mí y eso hace que se me parta el corazón.
Intento ser fuerte por ellos pero hay días en los que preferiría estar muerta a seguir sufriendo todo esto.
Noah entrando rápidamente al cuarto interrumpe mis dolorosos pensamientos. Lleva puesto una camiseta simple y unos pantalones anchos, nada típico de él ya que siempre ha vestido de la mejor manera.
-¿Así que estás queriendo escapar de aquí? Pues escúchame una sola cosa -su rostro se acerca al mío -tú no saldrás de acá. ¡Jamás!
-Saldré de aquí así sea muerta -digo sin mostrar nada de temor por fuera porque por dentro el miedo me carcome todo el cuerpo.
-¡No digas estupideces! Tú no eres quien saldrá muerta de aquí.
El corazón se me detiene, lo acaba de decir es aterrador. Noah sonríe y acaricia mi mejilla.
-No tengas miedo. Si tú eliges estar conmigo para siempre como lo juraste en el altar, no le pasará nada a ese motociclista-. Su boca está a unos centímetros de distancia y cuando los pega a los míos, rápidamente giro la cabeza.
-Yo no volvería contigo nunca -contesto sin mirarlo.
Noah me toma con fuerza la barbilla y me obliga a verlo.
-Créeme que si lo harás -afirma.
Su lengua abre mi boca y se introduce en mi cavidad bucal.
Trata de intensificar el beso pero yo no se lo permito.
Me suelta la barbilla y molesto me quita la cinta adhesiva y me desata la cuerda. Me levanto de la silla, empiezo a correr hacia la puerta pero pero Noah me detiene colocando sus brazos alrededor de mi cintura. Me levanta, me tira a la cama y se coloca en mi encima-: Tú volverás a ser solo mía, así sea por las buenas o por las malas-. Besa y muerde mi cuello con brusquedad, toma mis pechos me los presiona haciéndome daño. No quiero pasar otra vez por esto-. Tal vez es así como te gusta que te traten. Como a una cualquiera.
Rompe la ropa que llevo puesta, ahora si no tengo quien pueda ayudarme, Noah abusará de mí.
Me besa todo el cuerpo, coloca sus manos en mi zona íntima y con sus dedos me lo presiona muy fuerte que me hace doler. Se quita la camiseta, y antes de quitarse los pantalones deja un arma sobre la mesa. La sangre se me baja de la cabeza y el terror que siento aumenta.
Mis lágrimas caen y mis sollozos me los guardo para mí ya que nadie vendrá ayudarme.
La risa de Miranda resuena en la sala y yo maldigo a ambos por dentro.
Sin embargo, luego de minutos esa risa se calla y el silencio es apropiada por muchas voces.
Yo empiezo a gritar y Noah me abofetea para callarme.
La puerta de este cuarto se abre y con ello entra la policía apuntando a Noah.
-¡Las manos arriba! -grita la policía y detrás de ellos puedo ver a Chad.
El corazón me empieza a latir muy rápido cuando él corre hacia mí.  Noah que está a mi lado toma rápidamente la pistola que dejó en la mesa y dispara apuntando hacia él. Hacia Chad.
Veo como mi amor cae frente a mí y un tercer disparo se hace presente en el cuarto cuando la policía dispara hacia Noah en el hombro.
Corro hacia Chad sin importarme si estoy vestida o no, mis manos se llenan de sangre al tocar su abdomen, sus ojos aún me siguen mirando, los míos se me inundan de lágrimas; intenta decirme algo pero yo lo evito dándole un beso en sus labios semi abiertos, acaricia mi rostro lentamente y yo termino abrazándolo con toda mis fuerzas y rezando para que su corazón no deje de latir.
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Espero que les esté gustando los últimos capítulos. Sé que son algo triste, a mi también me duele.
Solo falta poco para el final así que disfruten la novela.
Gracias por su apoyo.

Infinito Placer (Segunda parte de Un Placer Haberte Conocido) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora