El chico de mis dibujos© [COMPLETA libro I y II]

Capítulo 30 "Final del primer libro"

*Narra Emma*

Una agradable sonrisa se formó en mi cara al ver todo al mi alrededor, tan perfecto, tan mágico, tan memorable que me hacía querer que se quedara así por siempre, me hacía querer cristalizar este momento, paralizarlo y llevarlo conmigo a todos lados, sin embargo la felicidad no siempre es completa, no sé porque, quizás no se puede ser del todo feliz, me hacía falta lo más importante para sentir mi corazón lleno.

Habían momentos destacados en lo que está más que claro que jamás se podrán olvidar, no, esos quedarán ahí guardados en tu corazón por siempre, porque son mágicos, son únicos e inigualables.

Monique no dejaba de sonreír de felicidad desde que se había besado con Dylan, hacían buena pareja sin embargo yo sabía que él no era un santo ni mucho menos; me preocupaba eso, que terminara lastimándola, se veía demasiado obvio que él no estaba tan enamorado como ella y eso no me gustaba mucho, pero tampoco tenía pensado decir nada, de todos modos no es como si Moni fuera a hacerme caso, ella siempre hacía lo que le venía en gana, era testaruda.

Y mi Noah, no podía estar más orgullosa por él, últimamente estaba más fornido, había estado de paso por el gimnasio y es que Aztridh lo tenía obligado a ir, ellos se veían muy bien, muy adorables, en cuanto ella llegó la felicidad en la cara de mi amigo era insuperable, y eso sin contar el rollo cuando le entregó el anillo, Aztridh casi que se lo devora allí mismo.

Mi mirada viajó a mi celular, no lo culpaba si no venía, aunque Aztridh me había dicho que si iba a llegar, sin embargo lo entendía por completo, no era momento para una fiesta en su vida, últimamente lo había notado mal, deprimido.

Suspiré y mordí el interior de mi mejilla. No vendrá... Lo sé

La decepción me inundó por completo y decidida a tomar un poco de aire fresco, caminé por el montón de cuerpos sudados y ebrios de la sala de Moni y me encaminé a la puerta, me detuve al llegar a ésta, miré hacia atrás, todos se divertían, todos parecían demasiado alegres como para notar la decepción que inundaba mi rostro. Abrí la puerta.