El chico de mis dibujos© [COMPLETA libro I y II]

Capítulo 16 "La familia"

*Narra Emma*

Mi corazón se regocijó en mi pecho a tal punto que no pude evitar las lágrimas que se escaparon por mis ojos. Vale, a buen seguro jamás había esperado encontrarme con esto.

Encima de todo el regalo –que no me molesté en ver que era- había una foto. La tomé en mis temblorosas manos y sentí inmensa ternura al ver quienes estaban en ella.

Éramos mi madre, mi padre y yo de meses, en el parque. Yo estaba sonriendo al igual que él y mi madre estaba mirándolo con ojos de enamorada.

La foto se veía tan vieja que sentía que se iba a deshacer en mis manos, pero no podía dejar de verla pues sentía algo lindo en mi corazón, no obstante también me sentía triste ya que ahora me daba cuenta de que me había olvidado por completo de cómo era mi padre.

No recordaba cómo era conmigo ni con mi madre, quizás porque había sufrido tanto con su partida que mi mente de siete años decidió que era mejor olvidarlo, pero aquí estaba, sonriendo al igual que yo.

¡Vaya! Como lamentaba no poder recordar esos momentos. ¡No recordaba nada de él! Pero algo en mí se estaba despertando, era quizás la horrorosa sensación de extrañar a alguien y sentirse impotente porque no le volverás a ver.

Y esta vez es porque él realmente no volverá, es decir, no sabré nunca como se sentía tener a un padre.

Suspiré temblorosamente y volteé la foto, encontrándome una nota con una letra cursiva bastante bonita que decía: "Felicidades Em. Seguramente posees el don familiar de los Townsend. Espero que lo disfrutes, y no olvides revisar la primera página. Te quiere. Tu padre."

Fruncí el ceño y entonces cogí el regalo metido en una bolsita negra y lo saqué. Me sorprendí inmediatamente al encontrarme otro cuaderno, pero no como el que le había pedido a mi madre que me comprara y que después de suplicas y suplicas aceptó. Este era mucho más sofisticado pues, su cubierta tenía un increíble diseño abstracto monocromático y se podía cerrar con candado. Busqué en la bolsa y efectivamente ahí estaba la llavecita, así que sin pensármelo dos veces, lo abrí lo más rápido que pude y me fui a la primera página, jadeando de la impresión al encontrarme el retrato hecho a lápiz de la foto que había visto anteriormente.