Capítulo 26 "Besos con sabor a ti"

1.4K 117 26
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

*Narra Emma*

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

*Narra Emma*

No fui consiente el momento en el que Aztridh me arrebató el celular de las manos y empezó a hablar por él, pero es que los minutos parecían pasar tan distantes que el tiempo se volvía algo perturbador e insano.

¿Cómo podía siquiera hacerme a la idea pensar en que mi mejor amigo había intentado suicidarse? Mi querido Noah... él no... no podía haber hecho eso ¿o sí?

Sollocé del dolor que sentía en mi pecho pero esta vez no hubo lágrimas que cayeran por mis ojos, esta vez no lloré y quizás es que mis ojos se habían quedado secos de tantas lágrimas derramadas en los últimos meses.

Ni siquiera llorar me servía de consuelo, ni siquiera eso lograba calmar el fuerte dolor que se había instalado en mi corazón.

Me sentía abatida, destruida y fue entonces que entendí a Noah, fue entonces que la pregunta pasó por mi mente: ¿Acaso dejar de vivir desaparece todo rastro de dolor?

No más, no más.

"No hay mal que dure mil años ni cuerpo que lo resista"

¿Y qué tal si mi cuerpo ya no aguantaba tanto sufrimiento? ¿Y que si mi corazón ya no podía romperse más? ¿Y qué tal si yo no era tan fuerte para soportar esto?

Me sentía débil, moral y físicamente.

Unos cálidos brazos me rodearon por completo y pude sentir el hipnotizador aroma de Adam cerca de mí y entonces me giré en la silla y lo encontré sentado a mi lado. No hubo palabras porque no las necesitaba, simplemente profundizamos el abrazo y fue entonces que me permití escuchar a Aztridh.

—... ¡Dios mío, no! Por favor dígame que eso es mentira. ¡Claro, en seguida e-e-estamos allá! —debo decir que lo que pasó después nadie se lo esperaba y eso era quizás porque Aztridh parecía ser una chica fuerte, ruda e irrompible, pero una vez más olvidé que todos éramos humanos.

Ella se dejó caer de rodillas al suelo y colocó una de sus manos en su boca mientras sollozaba y gemina de dolor apretando fuertemente con su otra mano el pecho.

El chico de mis dibujos© [COMPLETA libro I y II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora