*Narra Evans*
No había sensación más placentera y reconfortante que la de tener el corazón desembocado en el pecho lleno de felicidad y si, también algo de sorpresa. ¡Oh joder! Mi corazón parecía por estar a punto de sufrir un paro cardiaco con la danza embelesadora y desenfrenada que estaba llevando a cabo, motivado por el confort y el manjar de sentimientos nuevos y sensaciones que le daban el impulso de seguir latiendo y no destrozarse a pesar de que cada día coleccionaba nuevas cicatrices.
Inhalé con fuerza y luego exhalé temblorosamente mientras seguía riendo a carcajadas, fuertes y llenas de vida, llenas de felicidad. Deseaba borrar la cara de preocupación y vergüenza de Emma y decirle que no me estaba burlando de ella o como mínimo decirle que eran carcajadas de felicidad, pero simplemente no podía detener el menudo ataque de risa.
Esta era una sensación que no había experimentado antes, era tan nueva y extraña para mí que no sabía si reír era la reacción ante este sentimiento, y quizá no era como debía haber reaccionado pero me fue imposible contenerme.
Emma unió su entrecejo y abrió y cerró los labios repetidamente, como si quisiera decir algo y al final se animó. —Tú... ¿Te estás burlando de mí? ¿A-acaso te causa gracia lo que te dije? —su voz era una mezcla de enfado y dolor. Mi risa se borró pero la sonrisa seguía plasmada en mi rostro y de seguro estaría ahí por el resto de la noche. — ¡Joder Evans! Si te parece tan gracioso pues... —frunció los labios y apretó los puños a sus costados. —Yo... te estoy hablando en serio, te... —su voz se quebró y entonces me arrepentí inmediatamente por mi estúpida reacción, así que sin pensarlo dos veces, me acerqué a ella e intenté abrazarla pero la mirada de enfado que me dedicó Emma me hizo detenerme en seco.
Suspiré. —No hay nada que me haría más feliz Emma... — susurré esta vez poniéndome lo más serio que me era posible en este momento, sin embargo una estúpida sonrisa tímida se hizo presente en mis labios, haciéndome sentir vergüenza. ¡Oh vaya! Esta era la primera vez que sentía tanta vergüenza.
— ¿Qué? ¿Reírte de mí? —frunció el ceño aún más enfadada y creo que estaba en una batalla interna entre golpearme o insultarme. Puse los ojos en blanco.
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El chico de mis dibujos© [COMPLETA libro I y II]
RomancePrólogo del libro I: "El chico de mis dibujos" Siempre que llegabas a mi mente, como un hermoso anhelo, tu imagen quedaba representada en las hojas de aquél cuaderno, ese cuaderno que decidí dedicarlo únicamente para ti, en el que las líneas de tus...