*Narra Emma*
¿Estaba soñando? sí, debía ser eso, solo un sueño; o tal vez ya había enloquecido finalmente y estaba confundiendo la realidad con mis fantasías.
Pero es que esto parecía tan real y sin embargo a la vez tan ficticio; se sentía como si todo a mí alrededor estuviese esfumándose y simplemente quedaba él, ahí parado, en frente de mí; con sus labios apretados en una fina línea y sus cejas casi unidas.
No Babees Emma. Me repetí mentalmente.
El chico, sostenía su furioso su camiseta y... ¡Un momento...! Su camisa... el capuchino, ¡Oh rayos! ¡Por las bragas de Madonna ¿Qué hice?!
—L-lamento mucho e-esto— tartamudeé tragando saliva. El chico finalmente posó sus ojos en mí, evaluándome de pies a cabeza y por un momento sentí mis piernas flaquear y como por arte de magia mi corazón empezó latir desesperadamente.
— ¿Cómo te atreves a interrumpir mi lectura? ¿Quién te crees? ¡Eres un jodido desastre andante!— su melodiosa voz acarició delicadamente el tímpano de mi oído. Era gruesa pero aterciopelada a su vez, como si cantara cada letra de la oración. Y entonces, una imagen del chico ronroneando sin camiseta llegó a mí.
Sentí mis mejillas arder cuál carmesí como la sangre en éstas.
Contrólate Emma.
—Ah— trague saliva. Nada coherente salía de mis labios —yo puedo limpiarte—, y no fue hasta que ese momento, que me di cuenta de lo que había dicho. Oh ¡mierda! —es decir, a lo que me refiero es que... — ¡nada! no se me ocurría absolutamente nada para justificarme.
— ¡Ahg!, ten más cuidado, ¿acaso no echas un vistazo por dónde caminas? que desagradable persona —cogió su libro y pasó por mi lado directo a la salida, o tal vez solo se había ido a otra mesa, no estaba completamente segura pues no me había girado en cuanto caminó lejos de mí.
¿Acaso me había dicho desagradable personas?
Mi boca formó una o, literalmente estaba en shock, ¿cómo se atreve a decirme así? ¿Pero qué le pasa a ese tío?
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El chico de mis dibujos© [COMPLETA libro I y II]
RomansPrólogo del libro I: "El chico de mis dibujos" Siempre que llegabas a mi mente, como un hermoso anhelo, tu imagen quedaba representada en las hojas de aquél cuaderno, ese cuaderno que decidí dedicarlo únicamente para ti, en el que las líneas de tus...