*Narra Evans*
Despertarse luego de una resaca se acercaba casi tanto como a estar caminando encima de muchos cactus. Sí, definitivamente esa era la mejor asimilación. Anoche había tomado y la verdad me había emborrachado completamente luego de que Aztridh me dejara en aquél centro comercial, definitivamente no había sido buena idea entrar al bar y tomar como si no hubiese un mañana, aunque siendo sincero, los efectos del licor habían comenzado a hacer mella en mi desde la fiesta.
Tal vez por eso la besé sin pensar las consecuencias.
Aun recordaba el reconfortante sabor de sus labios. Se había sentido tan... Un fuerte almohadazo me trajo de vuelta a la realidad.
Algo estaba perturbando mi tranquilo sueño, y ese algo tenía nombre y apellido: Emily Townsend. Así es, esa enana estaba saltando encima de mí intentando despertarme, aunque la muy traicionera sabía que ya había logrado su objetivo.
—Evans, sé que estás despierto, levántate flojo—. Chilló quitándome la dulce y suave cobija. Gruñí a modo de respuesta.
—Es sábado por la mañana Milly— re fuñé.
—Pero quiero que me cuentes lo que pasó con la chica de anoche—. Emma... ¿Por qué se había vuelto el tema principal de conversación en esta casa? ¡Ah sí! Porque mi hermosa prima no había hecho nada más que hablar de eso, recordándomelo a cada minuto de regreso a casa y de seguro ha de habérselo contado a Milly. ¿Acaso se propusieron a torturarme?
Suspiré y me incorporé sentándome en la cama. Froté mis ojos y los abrí finalmente, cegándome con los fuertes rayos de luz que pasaban libremente por las puertas abiertas de mi balcón. Por instinto me tapé con el brazo.
—Emily ¡Cierra esa maldita cosa! —. Y ella como buena hermana que es... no, no obedeció, si no que se echó a reír como si no hubiese un mañana. Gruñí nuevamente y aparté el brazo de mis ojos para tratarme de adaptar a la luz.
Finalmente luego de mucho parpadeo, logré ver su silueta toda risueña. Claro, se alegra de despertarme seguro.
Saltarinamente se acercó a mí y se sentó en frente con una sonrisa de oreja a oreja, luego sacó su teléfono y vi que movía un poco la pantalla de este, para después alzarlo y tomarme una foto, desprevenido y somnoliento.
ESTÁS LEYENDO
El chico de mis dibujos© [COMPLETA libro I y II]
RomansaPrólogo del libro I: "El chico de mis dibujos" Siempre que llegabas a mi mente, como un hermoso anhelo, tu imagen quedaba representada en las hojas de aquél cuaderno, ese cuaderno que decidí dedicarlo únicamente para ti, en el que las líneas de tus...