*Narra Emma*
Todo a mí alrededor dejó de existir y pasó a segundo plano. A duras penas lograba percatarme del lugar donde estaba pero junto en este momento eso era algo que no me interesaba en lo absoluto.
El inminente y desesperante vaivén de mi acelerado corazón me hacía perder la corduras por momentos, pero ese era el único sonido que se me hacía posible escuchar.
Me había sumergido en una especie de burbuja pero según el doctor, le había dicho a Evans que era completamente normal estar en una fase de shock. Todo era como si no pudiese sentir, mis emociones estaban congeladas y me impedían percibir la sensibilidad de la vida a mí alrededor. Estaba en el punto medio entre la cordura y la insensatez; veía frente a mí a la gente pasar en camillas, algunas personas llorando, doctores y enfermeras ir de un lado a otro pero yo no los escuchaba, no los sentía, solo era consciente de la mano que se deslizaba una y otra vez por mi cabello en un intento de consolarme, pera cada vez que pasaba en ese jodido movimiento sentía que me quemaba la piel, sin embargo no tenía las fuerzas suficientes para moverme o reaccionar.
— ¡No lo soporto! —gruñó Noah fuertemente levantándose de la silla y caminando en círculos por el estrecho pasillo de la sala de espera.
Mis ojos se fueron a él y pude ver su mirada de desesperación y sus temblorosas manos tocarse el cabello una y otra vez, incluso llegó a tirar de este con fuerza, y ese fue el momento de Aztridh de reaccionar y levantarse para abrazarlo.
Por un momento sentí envidia de él, pues yo también quería gritar, pero no encontraba mi voz, no sentía desesperación, ni miedo, ni tristeza, ni siquiera dolor. ¡Nada! No sentía jodidamente nada, estaba paralizada, estancada en esta especie de perturbador trance.
—Estarán bien cariño, ya lo veras. Cálmate por favor— le susurraba ella esperanzada y lleva de fervor.
Yo simplemente miraba la escena como un espectador inexistente, como algo que estaba ahí solo por estar, que vivía solo por vivir, que respiraba solo por costumbre más que por necesidad.
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El chico de mis dibujos© [COMPLETA libro I y II]
Roman d'amourPrólogo del libro I: "El chico de mis dibujos" Siempre que llegabas a mi mente, como un hermoso anhelo, tu imagen quedaba representada en las hojas de aquél cuaderno, ese cuaderno que decidí dedicarlo únicamente para ti, en el que las líneas de tus...