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Rondaba el último año de secundaria y la vida de ambos jóvenes era muy distinta a como partió.

Izuki no había vuelto a cruzar muchas palabras con Bakugou, él simplemente había comenzado a ignorarla en público, le pasaba por el lado y cuando ella le dirigía la palabra sinplemente no le tomaba en cuenta, aunque se veía como el chico era bastante agresivo con todo el mundo, nunca fue capaz de hacerlo con ella, pero nunca fue capaz de defenderla en nada.

Si no era Katsuki quien le hacía la vida imposible, era una chica de su clase que gustaba de Bakugou y por lo tanto, molestaba a Izuki, le pegaba empujones, botaba sus libros o los rayaba, a incluso cuando sabía que le tocaba limpiar a Midoriya, dejaba un desastre y luego solo se iba.

- ¿estoy bien? -se murmuró la ojiverde a si misma, era jueves por la tarde y ella debía limpiar, sin embargo, Mitsuko (la antes nombrada chica) se había encargado de darle vuelta encima de su cabeza el basurero, un tazón de comida y tu botella de agua.

Izuki se sacaba los fideos del cabello uno a uno, no tenía ánimos de llegar a casa y tener que pasar por todo el interrogatorio de su madre por el supuesto bullying que sufría, ya que en ocasiones anteriores se había dado que llegaba mojada en días de primavera o con moretones en sus pómulos, además de tener sus nudillos rojos al intentar defenderse y ella solo se escabullía, ¿era una opción alejarse de Kacchan por una chica?

- eh, Midoriya -dijo la voz suave de Bakugou en la puerta, ese tono que usaba con ella cuando sabía que no había nadie más, en cuanto ella alzó la mirada y el rojo flama se sostuvo ante el verde esmeralda, el chico apartó la mirada observando la pizarra blanca.- debo dejar las cosas guardadas, necesito que acabes rápido

- sí -murmuró la chica, levantándose un poco lento debido a la molestia de sus piernas, su rival la había botado de una patada en la parte trasera de su rodilla cuando estaba distraida y llevaba fácilmente una hora sentada en esa posición incómoda- puedes ir si quieres, yo guardo las cosas

- no, prefiero hacerlo yo -dijo y entró, cerró la puerta y dejó su mochila sobre una mesa, para caminar a Izuki y tomarla con firmeza del brazo, llevándola al basurero y la paró la lado, para comenzar a sacar las porquerías de sus rizos, frunciendo el ceño con molestia- ¿por qué te dejas hacer esto? -preguntó, concentrándose en sacar las pequeñas cosas, al no tener respuesta, negó con la cabeza y siguió con lo suyo, una vez que dejó su cabeza lo más limpia posible fue donde estaba la escoba junto a la pala y recogió todo rápidamente, solo viendo a la chica parada y quieta al lado del contenedor del salón.

- no puedo ir y golpearla -dijo en un susurro, negando con su cabeza- ella no es una persona mala

- ¿es buena una persona que agrede a otra? -dijo el joven de manera seria, miró a la joven con firmeza e inhaló hondo al ver como una lágrima brillaba por la luz que entraba del exterior mientras rodaba por su mejilla, pero en cuanto llegó a su mentón y vió por la mueca de su boca que estuvo apunto de llorar, ella inhaló hondo y se limpió, él volvió a fruncir el entrecejo y al segundo de la chica se esbozó la sonrisa, la típica sonrisa que ponía cuando todo iba mal, pero igual sonreía, mostrando la fila de dientes casi derechos y sus pómulos casi llegando al cielo de tan elevados que estaban.

- ya estoy bien -dijo ella, ordenando lo que se había desordenado debido al altercado.

- deja de hacer esa sonrisa de mierda, es estúpido que sonrías y rías para no llorar.

- pero Kacchan! Lo mejor para no ll-

- Bakugou -dijo el joven de pelo puntiagudo al escuchar el sobrenombre- ya no soy Kacchan ni alguna mierda así, y ya no me hables, resuelve tus problemas primero. -le dijo, antes de tomar su mochila y salir del salón, volviendo dos segundos después por los utensilios que debía guardar, en cuanto los llevaba en la mano caminaba deprisa, sintiendo los pasos más ligeros y agraciados de la que fue su compañera de infancia.

- Kacchan! Espera! Kacchan! -lo llamó un par de veces, sabiendo de que el chico la iba a ignorar de todas formas, ¿qué tanta costumbre se había hecho el que la ignorara, incluso cuando las fanilias se juntaban?

Al día siguiente, Midoriya se había quedado ordenando unas cosas, el momento en que Katsuki se iba con sus amigos, vió de reojo como por el otro lado entraba Mitsuko, la chica con la cual se había besado un par de veces y después no tomó más en cuenta y cerró la puerta tras de ella.

- ¿podemos esperar un poco? -dijo Bakugou a sus amigos, dejando que se adelantaran a la escalera y él esperó al lado de la puerta, las escuchó hablar un rato hasta que en un momento escuchó un golpe seco y luego una serie de golpes y ruidos, como se corrían las mesas, distintos quejidos, pensó en intervenir más adelante hasta que escuchó un golpe fuerte y luego algo similar al vidrio romperse.

- mierda -fue lo que salió de sus labios antes de entrar y ver al lado de los casilleros a Izuki en el piso, con su nariz llena de sangre, un pómulo y ceja hinchados y las manos de la chica alrededor de su cuello, ahorcándola mientras jalaba del cabello Mitsuko, quien tenía la boca con sangre y tenía rasguños en su cara, además de una marca de golpe en su mandíbula.

No sabe por que fuerza fue impulsado a hacerlo, pero en tres zancadas se encontraba jalando del cabello a Mitsuko, la tiró lejos de la chica que ahora jadeaba en el piso y volvió a caminar a ella, para levantarla por su camiseta y la puso contra la pared, la chica lo miró asustada, pensando que el chico con el que se había besado hace un par de semanas ahora la tenía contra la pared agarrada por su ropa y en sus ojos llameaban la furia.

- si la vuelves a tocar, te mato -susurró Bakugou entre dientes, apretando ma ropa entre sus manos y viendo como salía humo de estas, la chica asintió y la tiró con despecho al piso, para dejar de tomarle importancia y volver a Izuki, quien tosía un poco y se masajeaba la garganta, tragando con dolor.

- k-ka... -murmuró rasposa antes de ser interrumpida por una bofetada, propinada por el rubio, luego del golpe seco quedaron ambos en silencio, sin embargo la chica lo miró, y tomando impulso con una mano le devolvió la bofetada, provocando que en cosa de segundos se viesen envueltos en una riña casi infantil, Izuki comenzó a tirarle puños y palmadas a Katsuki, y este para intentar pararla los paró y la colocó contra una mesa, intentando crear distancia.

- porqué te metiste! -gritó con rabia la peliverde, intentando alejarse en la mesa, aprovechando que tenía al rubio entre sus piernas para ver si le daba alguna patada, sin embargo el la empujó, haciéndola caer de espalda en la mesa.

- te iba a matar -gruñó él, negó con su cabeza y se alejó- eres estúpida, una real estúpida, Deku -dijo citando un apodo en modo de insulto que nació en la época del primer año, le dió la espalda y a pesar de que escuchaba los sollozos no se detuvo.

- vas a ver, Katsuki Bakugou, que te voy a superar! No voy a dejar que nunca nadie más me golpee! Ni tú!

Ese fin de semana fue toda la familia Bakugou a la casa de los Midoriya, solo los atendió su madre y dijo que su Izu había recibido una golpiza en la escuela, le habían quebrado la nariz y esguinzado en brazo, por lo que no se sentía bien como para recibirlos, y cuando Bakugou subió para verla, ella le dijo que se fuera sin siquiera abrirle la puerta

El lunes que vino, llegó el director diciendo que esa misma mañana Izuki se había transferido de escuela debido al acoso escolar que había recibido desde el primer año ahí, tomaron como culpables a Mitsuko y su grupo de amigas, además de a Bakugou por estar al tanto de todo y nunca decir nada, a ella las suspendieron 5 días y a él 2, se supo que ellas fueron a darle las disculpas a su casa, sin embargo su madre las recibió debido a que Izuki estaba en la escuela.

En todo el transcurso de ese año vió muy pocas veces a Izuki, a veces cuando la veía salir de su casa o llegar en la tarde después de su jornada escolar, cuando la madre de ella iba a casa no la acompañaba ya, y cuando los Bakugou iban ella se limitaba a saludar de paso y seguía con su vida, en una ocasión por más que la buscara, ella no lo notaba, pues no tenía la cabeza enfocada en él ahora, durante el verano la veía salir temprano en una musculosa y pantalones deportivos, siempre acompañada de sus clásicas zapatillas rojas y se le veía volver pasada las 11, muchas veces con rasguños o golpes, llena de sudor y agotada, pero siempre con una sonrisa en su rostro cuando volvía.

Eso se le había vuelto una rutina a Bakugou, entrenada durante el día para su exámen de admisión para la academia de héroes y durante la noche se sentaba en su ventana a oscuras, esperándola para ver si llegaba a su casa.

Querido KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora