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Un estornudo hizo su cuerpo moverse de golpe, despertándola casi de golpe, la peliverde tragó saliva y lloriqueó con molestia, llevando una mano a su cara y cubrió esta.

- hey, ya despertaste -dijo la voz ronca de Bakugou, llevando una mano a la espalda de la chica, en cuanto este la puso ella se estremeció ante la temperatura.

- tu mano está fría -dijo ella, sentándose y suspirando un poco, realmente se sentía mal, tragó saliva nuevamente ante el dolor de garganta y estiró su mano a la manta que tenía Katsuki en los pies de su cama debido al frío.

- Izuki -dijo él y se sentó, para caminar a ella y puso su mano en la frente de la chica, cambiando el semblante de su cama al sentir lo caliente que estaba, luego bajó a su mejilla y luego al vientre, comprobando que Midoriya tenía temperatura.- espera, traeré el termómetro -dijo y se levantó, abrió un cajón de su cómoda y sacó un pantalón de chandal apretado desde las rodillas para abajo, debido a que Bakugou no le gustaba los pantalones anchos junto con unos boxers que desde hace tiempo le quedaban pequeños mientras que de otro cajón sacó una camiseta negra, le tendió todo eso a la peliverde y puso una mano en la mejilla de ella al verla algo desorientada.- cámbiate de ropa, ya vuelvo.

En cuanto dijo eso, Bakugou se paró y fue al baño y sacó el botiquin, revolvió este hasta encontrar el termómetro electrónico y las compresas para la frente, sacó ambas cosas junto con una tira de paracetamol, cuando volvió al cuarto Izuki estaba sentada en la cama, cubriéndose el rostro con las manos y ya por lo menos con los boxers puestos.

- tal vez fue dormí con la ropa y el pelo mojado -dijo Midoriya, levantando la cabeza para sonreírle, Bakugou le sonrió con una media sonrisa y caminó a ella, para colocar el termómetro en la axila de la contraria y esperaron un poco, cuando el aparato pitó y ambos vieron como marcaba 38 grados, por lo que él le puso la compresa y la cargó al piso de abajo, la dejó en el sillón y él volvió a encender la calefacción, debido a que estaba programada para apagarse durante la noche.

- debo admitir que esa fue una mala decisión -dijo cómico el rubio, quien fue por un vaso de agua, en cuanto partió a la cocina Izuki fue a su pequeño bolso para buscar su celular y volver al sillón, acurrucándose contra sí misma.

- tal vez, pero no tuve cabeza para pensarlo -dijo un poco ida, sonriendo al ver venir a Katsuki con el vaso y las pastillas que tenía antes en mano, se las dió y ella las tomó, para luego estirar sus brazos hacia el chico para hacer que él se acostara en el pecho de ella, lo hizo con delicadeza, suspirando en cuanto estuvo apoyado en la chica. Él tenía los ojos cerrados, casi disfrutando de los latidos de la menor mientras ella hacía pequeñas cosas con su teléfono, en un momento se lo llevó a su oreja y suspiró un poco.

- ¿Todoroki? Hola -dijo la chica con voz dulce, suspirando suave. En el momento en que ella mencionó el apellido, el rubio se despegó para ver con molestia a la chica quien le miraba con un puchero.

- oh, hola Midoriya, ¿cómo a qué hora quieres que -dijo el joven de cabello bicolor al otro lado de la línea antes de que fuese interrumpido.

- cuélgale ahora a ese hijo de puta -gruñó el rubio con rabia más que molestia, tomó el celular de la mano de la chica y le golpeó en la mano, frunciendo el ceño.

- ¿estás con Bakugou? -se escuchó del otro lado con tono serio, Kacchan arrebató el celular de la mano de la chica y se levantó, colocando la mano sobre la cara de la peliverde.

- y qué tanta mierda si está conmigo, maldita bastardo! -gritó, apretando el teléfono entre sus manos.

- dame con Midoriya

- no pienso darte una mierda con ella

- Katsuki, dame mi teléfono -murmuró apenas la joven, intentando hablar lo mejor posible al notar que Kacchan se estaba apoyando en la cara de ella y ya le hacía daño.

- tú cállate, mierda -gruñó viendo a la peliverde.

- dale su celular, pedazo de idiota -se escuchó de manera desafiante por el celular.

- ¿ese es tu mejor insulto? -dijo Bakugou apretando cada vez más sus manos.

- Kacchan, me duele -se escuchó un suave murmuro, por lo que el joven presente la miró y sacó su mano, apoyándose en sus rodillas, en cuanto ella estuvo libre le dió una bofetada y tomó su celular, Bakugou se quedó quieto y luego suspiró, viendo a Izuki hablar.

- Todoroki, no creo que pueda salir contigo hoy

- ¿él te está amenazando? ¿sigue ahí?

- no, no me amenaza y sí, sigue aquí. El problema es que tengo fiebre

- ¿te sientes bien?

- algo, tengo como 38 o 39 y Bakugou me cuida ahora, es por eso que está aquí -dijo Midoriya suspirando un poco, cruzó su brazo por sobre sus ojos.

- ¿quieres que vaya a cuidarte yo mejor? -dijo con evidente preocupación Todoroki, respirando un poco pesado.

- no, no disfrutaría pegarte la gripe o algo así, ya verás que estaré mejor mañana

- está bien, Midoriya, está bien, cualquier cosa sabes que puedes llamarme

- lo se, muchas gracias -dijo con dulzura- hasta luego Todoroki

- descansa, Midoriya -dijo el bicolor y se escuchó como se cortó la llamada, Izuki dejó caer su teléfono y se quedó así unos segundos, cuando levantó el brazo y miró a Bakugou, quien la miraba serio sonó el teléfono de la casa.

- ve a contestar -le susurró la chica, respirando hondo al ver como él se paraba a la entrada y atendía el teléfono, volvió unos 30 segundos después.

- mis padres y tus padres volverán mañana por la tarde, se pincharon los neumáticos de ambos autos por el camino y no tienen nada cerca que atienda un domingo -dijo con voz grave, Midoriya tragó saliva y vió como las manos de él fueron a la orilla de la camiseta que tenía puesta ella, para subir esta hasta sacársela, cuando lo hizo la enrrolló y subió ambas manos de la más baja, para amarrarlas por las muñecas y luego apoyó una mano en el respaldo del sillón y echó a Midoriya a lo largo de este, se apoyó en ambas rodillas antes de estirar la mano libre a los brazos de Izuki y estirarlos, apoyándose en el codo del brazo del sillón.

- Kacchan -murmuró ella, jadeando un poco y él llevó la mano libre al mentón de ella, para hacer que se miraran firmes a los ojos.

- escúchame, Midoriya -dijo serio, sosteniendo la mirada contra el esmeralda que tenía en frente- quieras o no, aunque no sea oficial y tal vez nunca lo sea, tú eres mía -dijo en un gruñido, sintió como ella se estremeció un poco y Katsuki se estiró para comenzar a besarla con fuerza, robándole un dulce quejido a la chica al sentir como su labio era mordido con fuerza por el chico, se separó de ella y tragó saliva- y si te queda la duda, estas marcas lo confirman -susurró dejando los brazos de la chica y su mentón, para ponerse derecho y llevar las manos a la cinturilla del pantalón que usaba Izu, jalando este suavemente.

***

Díganme, gente que lee y vota, ¿hago que se acuesten o no? Ustedes deciden.

Querido KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora