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El beso siguió un suma ternura, el chico tenía el labio superior de Izuki ente los de él, mientras ella aceptaba casi con timidez el labio inferior de Kacchan, ambos tenían los ojos cerrados, y el apenas movimiento hizo a Izuki separarse un poco.

- tal vez sería mejor que dejaras las tazas -dijo ella un poco graciosa, al ver como Katsuki tenía ambas tazas en una mano, él las dejó en su velador y luego volvió a poner su atención en ella, la peliverde levantó un brazo, alzando la manta para que entrara el chico y cuando lo hizo suspiraron, para acurrucarse bajo la tela.

- ¿te molesta si te vuelvo a besar? -susurró Katsuki, mirando a la pared que tenía en frente. Cuando iba a girarse para ver si ella movía la cabeza, Izuki se sentó a horcajadas en el regazo de él, tomó el rostro del chico entre las manos con cicatrices y lo besó, casi con furia, era un beso fuerte, haciendo que al instante Bakugou llevara sus manos a la cintura de la chica, apegándola a si mismo dejando lo menos posible de espacio. En un momento determinado, Bakugou decidió simplemente apoderarse de la boca de Izuki con su lengua, robándole un pequeño gemido a la más baja, Izuki cruzó sus brazos por detrás del cuello de su amigo y con algo de inseguridad, se atrevió a lo mismo, la chica respiraba un poco por la nariz cuando se acordaba, por alguna razón ella no quería cortar ese beso, ella sabía que se sentía bien y no quería que terminara.

La idea que después de eso Kacchan fuese un amor con ella, pero que en público la tratase con indiferencia, que le gritara, que le insultara, que siempre que entrenaran en equipos contrarios le gritara "muere". Eso sonaba insignificante, emocionante e incluso motivante para algunos, pero muchas veces Midoriya quedaba con el ánimo por los suelos cuando sucedía. Cuando se dió cuenta Bakugou se separó de ella, para mirarle preocupado.

- ¿por qué lloras? -dijo el rubio preocupado, sacando una mano de la cintura de la joven para llevarla a la mejilla de la misma, limpiando varias lágrimas que caían.

- no lo se -lloriqueó Izu, negando con su cabeza y dejó la frente en el hombro de Bakugou, largándose a llorar en silencio.

- ¿hice algo mal? -susurró el joven, tragando saliva para luego cubrir bien a la joven con la manta, preocupando que no se pasara de frío.

- no... Sí... No lo se -dijo la chica entre hipeos, mirándolo con un puchero, Katsuki la miró unos segundos y seguía insistiendo en que se veía preciosa, ahora estaba más sonrojada, con los ojos llorosos y sus mejillas rojas y mojadas, sus labios estaban de un color intenso y algo hinchados, además de tener uno que otro hilo de saliva uniéndolos todavía.

- debes estar cansada -susurró él, sacó la otra mano que él tenía en el cuerpo de su acompañante y lo apoyó en su colchón, para la otra mano colocarla en la espalda, con eso hecho de un movimiento rápido y sencillo dejó a Izuki sobre el colchón, dejando que ella deshiciera el amarre de sus brazos.- ¿quieres tomar tu té? -dijo él aún entre sus piernas, estirando su mano para acariciarle el rostro a Midoriya. Ella negó con la cabeza con algo de timidez, por lo que él asintió con la cabeza y salió de entre las piernas de la chica, para acostarse al lado de ella y sonreírle, ella dió un ligero suspiro y se colocó de lado, para luego ella colocarse entre las piernas del rubio y dejar su cabeza en el pecho de este, subió su cabeza para luego estirarse a ver al chico, él la miró y ella sonrió amplio, después de eso llevó sus labios al pecho del joven y cuando él pensaba que le iba a dar un beso, ella fue y se clavó en el pecho de él, succionando con fuerza entre sus labios por unos segundos ante las protestas de Bakugou, cuando se separó ella sonrió amplio al ver como había quedado una marca roja, él se sentó rápidamente y al ver la marca miró a la chica, quien estaba risueña.

- mejor ponte a correr -dijo él, ella al escuchar eso se rió y se paró corriendo, bajando inmediatamente al primer piso y en cuestión de segundos entre risas y grititos eso se transformó en una batalla de quien hacía más chupones y mordidas a quien, a pesar de que Midoriya ella algo más rápida y ágil, Bakugou la atrapó de todas formas y le hizo un agarra firme entre sus brazos y le hizo los chupones y mordidas por donde quiso, dejándole desde el cuello hasta las pantorillas, tanto por la espalda como por el frente, incluyendo los brazos.

Después de casi una hora, Bakugou llevaba en su espalda a la ahora manchada y mordisqueada Midoriya, quien apoyada en el hombro del chico, suspiraba con felicidad.

- ¿ahora sí estás cansada? -dijo él un poco risueño, entró a su cuarto y dejó a la chica sobre la cama, ambos tomaron la posición en la que estaban antes: Bakugou tendido y Midoriya entre sus piernas, apoyada en su pecho y completamente relajada.

- sí -susurró ella con una dulce sonrisa- duerme bien -dijo ella, indiferente del hecho de que ella se había llevado la manta al primer piso y cuando volvieron no venían con ella- ha sido un día excelente, muchas gracias -dijo y dejó un dulce beso en el pecho de este, antes de poder dormirse.

Bakugou se quedó mirando el techo con una sonrisa boba, bajó su mirada para ver a Izuki y su cuerpo, ¿cómo podía conocer tan a la perfección a esa chica, miraba sus cicatrices tanto en brazos como piernas, todo por no cuidarse como debería, y ahora se le sumaban laa marcas de que llevaba en su cuerpo, por más que fueran para solo un par de días, eso le hacía sentir de que ella era suya, ¿cuánto tiempo quiso él sentir eso?

- ¿cómo me gustas tanto? -susurró negando algo suave con un cabeza, movió sus brazos para poner sus manos debajo de su cabeza, apoyando esta y miró al techo. Pasó casi media hora repasando todo lo que hicieron ese día, para finalmente rendirse del cansancio y dormir sin más.

Querido KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora