El regreso.

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El Error


Capítulo 2.- El regreso.


- ¿Tuviste algo que ver, Yadiel?


- ¿Por qué dices eso?


Yadiel intentaba sonar despreocupado ante Thiago, pero sabía bien, por las miradas que le dirigían todos últimamente, que sospechaban de su intervención en los acontecimientos de la Ceremonia de Bienvenida. Después de la advertencia hecha por Anahuel, la ceremonia había concluido y Yadiel salió de ahí con Noah ante la mirada intrigada de todos los ángeles. A partir de entonces Yadiel intentaba todo para que Noah sacara esas ideas raras de su divina cabeza, o lo que fuera que tuviera ya que ahora era una luz divina.


- Pero fue extraño, ¿por qué Noah querría saber eso? Ya había bebido "La Renuncia". – Insistió Thiago. Si Yadiel pudiera pasar saliva, lo habría hecho. Dentro de él un temor cosquilleante comenzaba a tomar forma. – No lo sé ¿y por qué piensas que yo tuve algo que ver? ¿Crees que le mencioné algo al respecto? ¿Por qué lo haría? Yo soy un ángel y nada como esa idea se me hubiera ocurrido, ¿enamorarse? ¿Un ángel enamorarse? ¡Qué ocurrencias!


- Insisto en que fue raro.- Murmuró Thiago - ¡Oh, mira! ¡Ahí viene Noah!


- ¡Qué bien! Le mostraré el banco de nubes dónde jugamos los querubines, ¡le gustará! – Dijo y salió corriendo dejando a Thiago con la intención de decir algo. Prefería que no se acercara a Noah. No hasta saber por qué había preguntado aquello. No había tenido el valor de encararlo. Tal vez ahora fuera la oportunidad.


- ¡Noah! – Le saludó alegremente - ¿qué tal el coro de los serafines?


- Maravilloso – murmuró Noah contento, luego crepitó inquieto y dijo - ¿crees que aún estén enojados conmigo?


- ¿Qué?


- Los Dominios... y el Principado.


- ¡Claro que no! ¿Cómo podrían estarlo?


- Es que, no sé por qué lo dije, eso... lo de mi duda. No creí que fuera malo.


- ¿No lo sabes? – Preguntó Yadiel preocupado. – Mira, vamos a aquél banco de nubes, ahí platicaremos con calma.


Noah brilló en señal de asentimiento y flotaron hasta el grupo de nubes- creo que si no sabes por qué lo dijiste, debes dejarlo así, al final de cuentas tu duda quedó resuelta, ¿no es así? – Le dijo Yadiel esperando que todo quedara en un incidente sin importancia.
Noah brilló luego se apagó un poco – tal vez tengas razón, pero hay una inquietud...


- ¿Una inquietud?


- No sé cómo explicarlo – Murmuró Noah, luego calló. Yadiel lo veía preocupado, pero, recordando algo para distraerlo, exclamó emocionado - ¡Ven! ¡Te mostraré algo!
Brincaron de nube en nube hasta llegar a una especialmente algodonosa. – Este es mi sitio favorito – le explicó Yadiel. – Aquí vengo a soñar con el día en que me convierta en arcángel. Aunque aún no sé cómo. – Meditó un poco y luego dijo. – Dicen que los arcángeles son los únicos en el Cielo con algo de humanos, pero no entiendo que quiere decir eso... ¿de una u otra forma habrán estado en la Tierra? Tal vez cuándo fue creada, no sé... ¡oh! ¡Pero mira! – Dijo a Noah que lo escuchaba atento – si te asomas por esta nube puedes verla.


Noah se inclinó y su luz parpadeó. Se retiró asustado, luego volvió a asomarse. – Es hermosa. – Dijo con un remolino de sentimientos muy distinto de la paz que había sentido hasta ese momento. Yadiel se dio cuenta que algo extraño estaba pasando con Noah. Quién seguía inclinado oyendo atentamente. Tal vez sería mejor llevarlo a otro lado. Iba a proponérselo cuándo Noah se incorporó y con voz angustiada, espetó – debo regresar.

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