Sin esencia divina, sin espada de fuego.

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Ojo: hay una actualización antes. Por cierto, gracias infinitas por llegar hasta aquí.


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Capítulo 51. – Sin esencia divina, sin espada de fuego.


El grito de Saeng fue tan terrible que Hong Ki no pensó en nada más. Corrió hasta interponerse entre Mormo y Saeng y se quedó ahí, pensando en una forma de protegerlo, pero no tenía ninguna. Sólo la confianza en que Anahuel, Lecabel, Lauviah, alguien, pudiera llegar en su auxilio. Nada. Ni un sólo indicio de que el cielo lo escuchaba. Mormo, con la satisfacción en el rostro de tenerlo frente a frente, murmuró. - ¿Así que eres el ángel elegido que hará frente a un demonio? ¿Así que el dulce Yadiel combatirá contra las fuerzas del infierno? – Al escucharlo, Hong Ki tembló como una hoja. - ¿Qué pasa? – Lo más probable, Hong Ki sabía que sería así, era que Mormo saldría vencedor. - ¿No tienes de tu lado las fuerzas celestiales? ¿No tienes una espada de fuego? – Pero Hong Ki no tenía nada, sólo la férrea convicción de defender a sus amigos, de proteger a Saeng. Una lasciva sonrisa y una verdad que Mormo escupió en su cara. - Se me olvidaba que sólo eres un querubín. Uno desterrado del cielo.


Kiki junto sus manos a manera de plegaria. Cerró los ojos y esperó. La esencia divina tenía que estar en alguna parte. La tenía que encontrar. El dolor lo acometió repentino, se sacudió y con un alarido cayó al suelo. Mormo no estaba para contemplaciones. Hong Ki supo sin duda alguna, que su cuerpo humano no resistiría mucho al castigo infernal que aquél demonio le infligía.


***


- Vamos, Kyu, levántate. – Cómo en sueños escuchó la voz apremiante de Jun y lo sintió tironearlo del brazo. Levantó el rostro justo en el momento en que Hong Ki se convulsionaba en el suelo. Sus gritos fueron una muestra del calvario que estaba sufriendo. El pánico se transformó en angustia y tirando de su brazo para librarse del agarre de Jun, osciló y se levantó echando a correr hacia Hong Ki.


- ¡Kyu! ¡No! – Escuchó la voz de Jun antes de empujar a un hombre que parecía hecho de piedra. Aquél hombre giró, y entonces Kyu supo a ciencia cierta lo que Hong Ki estaba padeciendo. Sus oídos estallaron y su voz murió. Su cuerpo comenzó a desgarrarse desde las entrañas y Kyu Jong no fue consciente de nada más.


***


Llegó justo al lado de Hyun Joong cuando Saeng cayó al suelo. Horrorizado, Jung Min escuchó los gritos de dolor. Estuvo tentado a taparse los oídos, pero tenía que llevarse a su amigo con él.


Hyun Joong.


Qué miraba con ojos muy abiertos la escena.


Jung Min adivinó sus intenciones antes de que Hyun avanzara siquiera un paso y logró detenerlo con mucho esfuerzo. - ¡No, Hyun! ¡Tú no puedes ayudarlo!


- ¡SUÉLTAME, JUNG MIN!


- ¡NO! ¡NO PUEDES PELEAR CONTRA ELLOS! - Luchó por detenerlo y llevárselo con él. Jung Min juró por su vida que jamás había sentido tanto miedo. Y los gritos de Saeng, unidos a los de Hong Ki, resonarían en sus oídos por el resto de su vida.

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