Indeseables visitas.

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Capítulo 24. - Indeseables visitas.


- Yo no sé ustedes, pero yo no veo avances. - Aluca, aburrida, se miraba las garras intentando entretenerse en algo. - Creo que deberíamos darle un poco de acción a todo esto. Lutock, simplemente, no puede con su prueba.


- Vamos, Aluca ¿no estás siendo injusta? Es muy poco tiempo, además, es un principiante como demonio. - Acham, irónico, sonreía al tiempo que mordía un gran pedazo de pan.


- Soy un demonio, no tengo porque ser justa. - Alegó Aluca en todo su derecho. Los demás demonios escuchaban sin demasiado interés.


- Tiene razón Aluca y tiene razón Acham. - Opinó Apuch, el demonio descarnado. - Es poco el tiempo, pero no debemos medir el tiempo según nuestra percepción, sino a la de los humanos. No sabemos que tanto puedan avanzar esos ángeles en su misión y ni siquiera sabemos cuál es.


- Es tarea de Lutock y lo saben, de eso depende su existencia. - Advirtió Belcebú terminante. - Pero en vista del poco avance, de qué Aluca se aburre y de que en ese estado es insoportable, pueden intervenir un poco más. - El gesto maligno de Aluca hizo a Belcebú ordenar algo más. - Acham, vigila a Aluca, no quiero que termine haciendo todo el trabajo de Lutock.


Acham asintió con una exagerada reverencia. Aluca sonrió con voracidad. - ¿Podré divertirme con el humano hermoso? Creo que mi aburrimiento cederá un poco.


- ¿Y por qué sólo ella puede divertirse? ¡Yo también estoy aburrida! - Belcebú jadeó fastidiado ante el reclamo de Lilith. - Acham, lleva contigo también a Lilith, pero la advertencia es la misma que con Aluca.


- ¿Y tendré que soportar, yo, a las dos? - A Acham, por lo visto, no le hacía mucha gracia.


- No te preocupes, Acham. - Susurró Aluca, seductora, en su oído. - Lilith y yo tendremos con quién jugar un rato.


- Unos humanos hermosos que será un deleite disfrutar. - Y al decirlo, Lilith se relamió de forma escabrosa los labios.


Acham comenzó a andar, resignado. Por él, que hicieran lo que quisieran. Al fin de cuentas, la existencia de Lutock le tenía sin cuidado.



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La noche no había sido muy buena. Después de lo sucedido con Saeng no pudo hacer otra cosa que pensar.


¿A dónde los conducía todo esto?


A ninguna parte. Hyun Joong lo sabía. Saeng aún seguía siendo un enigma y era imposible tocar su corazón. O al menos eso era lo que él creía. A veces frío, a veces tan distante, mientras en Hyun Joong algo comenzaba a nacer. Y seguía creciendo sin control. Tenía que hablar con alguien. Y ese alguien era Jung Min. Seguro se burlaría de él, pero necesitaba consejos. Consejos de un tipo que tenía una novia a la que quería tanto como él quería al profesor de álgebra.

"El Error"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora