El amor no habita en los demonios.

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Maratón de El Error (3/3... checa, hay dos capítulos antes) 


Capítulo 42. - El amor no habita en los demonios.


- ¡Oh, vamos Lutock! ¿No vas a contestarme? – La sonrisa torcida en Mormo, dejaba escapar lo peor de los infiernos. – Soy ese viejo amigo que ahora viene a visitarte.


- A... Acham te llamó.


Mormo se acercó como un gato, oliendo, escarbando en lo profundo de sus sensaciones. – Eso que huelo en ti ¿es acaso miedo? - Saeng negó, pasando saliva, intentando ser valiente. - Ha pasado tiempo, Lutock, supongo que tienes algún avance en tu misión, dime ¿sabes a que bajaron a la Tierra el ridículo par de alados?


Hong Ki y Hyung Jun, ¿podía ponerlos en las manos de Mormo? No, algún estúpido Arcángel o algún otro ser celestial de alto rango podría, debería ayudarlos. – Bajaron a buscar al alma gemela de Noah, un humano llamado Jung Min. – Seguro eso Mormo ya lo sabía. Y no lo ayudaba en nada.


¿Sería destruido en ese instante?


Una risa feroz, que lo heló de pies a cabeza, se dejó escuchar. Luego una ráfaga de aire malsano y tuvo a Mormo a su lado. Lo tomó con fuerza del cabello y dejó escapar su fétido aliento en su oído. – Deja de jugar al niño humano, Lutock. Ambos sabemos que no te conviene. Quiero una verdadera respuesta a la pregunta que acabo de hacerte. Ese cuento del alma gemela es una estúpida forma de distraernos. Te doy otra opción, si no puedes averiguar algo tan simple como eso: quiero el alma de alguno de esos humanos. Umabel seguro los puso ahí, para interferir en la misión. Quita esos estorbos de tu paso y pon su linda esencia en mis garras, disfrutaré mucho devorando aquello que el cielo quiere cuidar.


- ¿Una de esas almas? - ¿A quién? ¿A quién podía darle? ¿A Kyu Jong? Pensó en su amabilidad, y en lo que sufriría Kiki. ¿A Jung Min? Pensó en el Jung Min feliz por su participación en el evento, y en lo que lloraría Hyung Jun...


- Voy a ayudarte... quiero al humano que anda detrás de ti. – Mormo lo soltó con tanta rapidez, que Saeng, sin poder sostenerse, cayó al suelo. Su corazón se rompía en desgarradores trozos y sin embargo, en él no aparecía el más mínimo asomo de llanto. – Ya lo sabes, Lutock, quiero algo útil en mis manos, o en mi próxima visita no seré tan bondadoso.


"Quiere a Hyun Joong... quiere a Hyun Joong" se repetía temblando. Él era un demonio. Y a pesar de eso no quería ser destruido.


¿Por qué entonces encontraba casi imposible cumplir con la petición del terrible Mormo?


Deambuló hasta el amanecer pensando, tratando de descifrar lo que el Cielo pretendía al permitir que dos ángeles bajaran a la Tierra. Ninguna respuesta fue satisfactoria. El sol calentaba ya, cuando a lo lejos vio a Hong Ki, contento, dirigiéndose a clases. Por un momento, pensó en torturarlo, en arrancarle la respuesta por medio del dolor. Se acercó a él, cómo lo hacía antes de que Hyun Joong se volviera tan cercano. El antes querubín, tal vez sintió su presencia, porque se volvió sonriente hacia él. - ¡Saeng! ¡Hola! - Tenía ganas de sacudirlo, de amenazarlo con destruir a Kyu Jong si no contestaba a una simple pregunta ¿a qué, maldita sea, había bajado con Noah a la Tierra? El rostro de Hong Ki se pintó de estupor. - ¿Estás enojado conmigo? - ¿Enojado? ¡No! ¡Estaba rabioso! No podía entender en qué momento empezó a sentirse entre la espada y la pared. Su misión era destruir a Noah, destruir a Yadiel, pero Yadiel ya había perdido su celestial esencia ¿no era así? Yadiel, quién ahora inclinaba la cabeza mirándolo preocupado, recordándole que era Hong Ki, sólo Hong Ki. - ¿Qué pasa Saeng? ¿Quieres contarme?

"El Error"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora