El momento preciso.

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Capítulo 4.- El momento preciso.



Algo extraño sucedía. Los demonios observaban a Lutock con suspicacia. Durante ese tiempo, el demonio recién creado no actuaba como tal y eso les hacía tener sus sospechas.


– Ese demonio es un fallo – murmuró Aluca, el demonio femenino de la desesperación, que agotaba a los hombres y los llevaba al suicidio. – Evitó a Lilith negándose a tener contacto con ella y ayer le vi ayudando a uno de los condenados para que su tormento cesara un poco. Además, tiene una voz angelical.


- ¿Nos habremos equivocado al darle vida? - preguntó Astaroth con un tono aburrido – si es así simplemente lo destruimos.


- ¿Y darle gusto a ÉL y aceptar que nos equivocamos? – Preguntó Belcebú lanzando humo por la boca – tal vez sea que aún no encuentra su talento. Aún no sabe si utilizará la lujuria, la pereza, la ira o la vanidad.


- Tal vez sea la soberbia. – Opinó Mormo, quién castigaba a los niños malos.


- Yo no lo veo nada soberbio – murmuró Ammón.


- Quizás sea la avaricia. – Dedujo no muy acertadamente Asmodeus.


- Ayer le regaló la mitad de su pan a Acham, cómo descubrió que le gusta – recordó Aluca. Todos callaron, definitivamente algo andaba mal con ese demonio.


- ¿Y si lo ponemos a prueba? – Sugirió Azazel – si falla, cómo dijo Astaroth, lo destruimos y punto.


- ¿Prueba? ¿Qué clase de prueba? - Quiso saber Ahpuch – destruyámoslo y quitémonos de problemas.


- Belcebú no está de acuerdo – le recordó Azazel – así que pensemos en algo.
En ese momento un fuerte sonido los interrumpió. Acham, el causante del ruido, había caído por su prisa en llegar. Estaba agitado y respiraba entrecortadamente.


- ¿Sucede algo Acham? – preguntó Belcebú intrigado, no era normal que Acham llegara de esa forma.


- Algo ha pasado en el cielo, algo se está gestando y tenemos que descubrir lo que es.


- ¿Por qué dices eso?- Le preguntó Belcebú.


- Malakh se presentó en la Tierra.


- ¿El ángel mensajero? – Preguntó Azazel escupiendo espuma por la boca. En algún tiempo lejano, Malakh había sido muy cercano a él, pero se negó a rebelarse.


- Así es – continuó Acham – se presentó con uno de los ángeles menores, y le dijo que tenían que preparar todo, pues un alma recién convertida en serafín regresaría a la tierra.


- ¿Un alma purificada? ¿De regreso a la Tierra? ¿Por qué? – Preguntó Bilis ansioso.

"El Error"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora