Essentia... essentia.

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Parte VII.- La misión y la semilla.


¿Puedes oírme?

Mis palabras quieren tocar tu corazón.

¿Puedes ver mis ojos?

Mis ojos están enamorados de tu sonrisa.

Durante todo el día, la palabra amor perdura a mí alrededor.

Yo te amaré, porque incluso los cielos te protegerán.


Lee Hong Ki / Where comes the love.


Capítulo 43. – Essentia... essentia.


- Entonces ¿qué opinas?


Hyung Jun había confesado a Jung Min la idea de Hong Ki y su temor por Saeng. Pensativo, Jung Min deshilvanaba toda esa serie de ideas que ahora abrumaban su cabeza. También ellos lo habían sentido, también ellos tenían la sensación de un peligro rondándolos. – Jun, pero dime ¿has visto algo que te ponga en alerta? – Jun negó con vehemencia. – Los tipos esos que atacaron a Kiki, tampoco parecen ya tan temibles. – Continuó Jung Min, tratando de encontrar algo preciso. La mayoría de esos chicos habían dejado la escuela, incluso aquél que parecía ser el líder; y los que quedaban, dejaban notar un evidente temor por Saeng, esquivándolo siempre que podían. Ahora que lo pensaba, eso era raro. - Hablaré con Kyu y Hyun Joong para tomar precauciones, quizás nuestros temores sean porque podría haber represalias por parte de ellos.



Hyung Jun acarició su cabello. Besó sus labios y susurró. - Gracias, Jung Min. Te amo tanto... Sí yo también tengo que protegerte, lo haré.



La sensación de estar ante algo muy puro, etéreo, invadió a Jung Min asustándolo un poco. No debía ser así, su cabeza se estaba poblando de ideas y todo era tan absurdo. Ilógico.


¿A qué tendrían que temer con tanta intensidad?


- Vamos, Jun, es hora de dormir. – Le dijo envolviéndolo con sus brazos. Hyung Jun pronto cerró los ojos y se quedó dormido, mientras Jung Min, preocupado, sentía el aire cargado de algo maligno. Suspiró frustrado, tenía que dejar esas ideas a un lado. No. No había nada ahí, flotando en el aire, amenazando o poniéndolos en riesgo. Cerró los ojos y apoyó su frente en la frente de Hyung Jun, mientras el cansancio lo fue venciendo. No sintió la presencia de Aluca. No escuchó su risa maligna. El demonio femenino de la desesperación, mofándose del cielo, de Umabel y de todos sus arcángeles, se acercó hasta él, aspirando con lascivia su fragancia humana.


- Precioso humano, quiero tu alma y la quiero ahora. – murmuró clavando una garra en su corazón. Jung Min se sacudió luchando. Sintiendo cada gota de alegría evaporarse de su alma, cayendo, precipitándose, en un pozo oscuro de infinita tristeza.


**


Su risa resonó en el aire como un tintineo de alegres campanas. Al mirar su esencia, se notó hecho de ligeras llamas, gozosas, chispeantes. Era tan extraño verse así de nuevo, pero se sentía en paz.

"El Error"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora