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1 año atrás.


― Huxley ¿Puedes volver a leer el texto?

― Cómo no.

Llueve, llueve demasiado. Son comienzos de Mayo y yo no hago más que mirar la despampanante lluvia a través de la ventana a mi lado, en ésta maldita ciudad no hace más que llover.

Huxley lee el texto de trabajo con entusiasmo mientras yo me centro, desganado, en la nada, atravesando con la vista el ventanal y las innumerables gotas que caen en él. Siempre he tenido una extraña curiosidad por la lluvia.

De pronto, algo suave pero áspero golpea mi mejilla y rebota en mi mesa.

Una bola de papel.

No tardo en desenvolverla para leer:

"Hoy, reunión"

Lentamente, giro mi cabeza hacia la melena negra de Boomer, y él sólo me saluda, confirmando así, que fue el responsable del escrito.

Intensifico mi mirada hacia él, haciéndole saber que lo tengo en la mira.

Un segundo después, me encuentro volcando mí vista hacia otro lado, hacia otro punto de la clase, la puerta específicamente, dónde sus ojos cansados en color avellana encuentran a los míos y al hacerlo, pareciera que me sonrieran con sigilo. Sus delicados tacones guían sus pies mientras menea las caderas, provocando un casi imperceptible movimiento en su cabello castaño peinado desinteresadamente hacia un lado, como si me provocase de alguna manera.

No tenía idea de cuantos pensamientos eróticos se me pasaban por la mente cada día, y tampoco tenía intenciones de contarlos.

― Profesora Méndez― el veterano en educación que dicta clases junto a Huxley, mi compañero y mejor amigo, se percata de la mujer que observo a detalle.

― Señor Kolin, ¿Podría dirigirme a sus estudiantes por un segundo? ― ella observa al grupo, reparando en mí, en ese instante noto lo hinchados que están sus párpados y lo rota que se ve.

El profesor calvo asiente.

― Adelante, por favor.

Se planta frente a la clase, con toda la determinación del mundo.

― Cómo todos saben, hoy se cumple una semana desde la desaparición de mi hija― en cuanto pronuncia la última palabra, su voz se quiebra ―. Sólo vengo aquí a rogarles una vez más, a suplicarles una vez más. Si alguien la vio por última vez, o sabe algo de lo que yo, o la policía no tengamos conocimiento, por favor, hable. Juro que no pondré cargos en contra de esa persona... Es todo― mira al suelo, limpiando con el dorso de su mano algunas de sus lágrimas y el profesor se levanta para acariciar el hombro de la maestra.

Por último, el calvo le pide a Huxley que tome su lugar, el cual se encuentra a mi lado, y ambos maestros cruzan palabras que mi oído no alcanza a escuchar.

― Fue todo chicos, gracias por su atención― ella sale del aula, con la mirada gacha. Mi vista no deja de seguirla, hasta que, antes de cruzar por la puerta, observa disimuladamente en mi dirección. Y yo, sobrentiendo la señal.

― Bien, muchachos, sigamos con la clase.

Observo, desganado a la multitud que me rodea, y una vez que la clase comienza a ser dictada, levanto mi mano interrumpiéndola.

― ¿Sí...Lux? ―me pregunta el profesor, ahora.

― Lux necesita ir al baño― levanto una ceja observando a Huxley quien respondió por mí. Él no hace más que levantar los hombros, sonriendo.

LUXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora