LUX

24.

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Lux.

―Chardon, dígame ¿Qué entiende usted por derechos humanos? ―mi vista permanece en el maestro de cabello rizado, quien, con un pequeño libro de "leyes" bajo su brazo, le pregunta a Huxley, que observa a todos lados esperando una ayuda, pero por mi parte sólo obtiene una mirada aburrida. Voltea hacia Boomer, pero éste tiene su cabeza apoyada en el pupitre, duerme profundamente, con sus lentes chuecos.

―Eh ¿Es a lo que todos tenemos derecho? ―balbucea. Todos bufan.

―Siéntese, Chardon ―ordena el profesor, exasperado. Huxley me mira al sentarse, tímido, de la misma manera que me miraba ayer mientras recitaba, que no tenía nada con Mirian, fuera de la ventana, pero es hipócrita de su parte pedirnos a Boom y a mí no tener nada con ninguna de las chicas de por aquí y que él vaya todas las noches a "conversar" con Mirian.

Talvez por eso ella estaba tan nerviosa.

Quería rechazarme porque está con Huxley.

―Bien, señores. Ésta mañana he preparado una muy buena película para entender el tema de los derechos ―el tipo con el libro de leyes se sienta sobre el pupitre vacío de Neo, no la he visto desde el percance con Boomer, ni a los otros experimentos―. Vamos al auditorio, por favor.

Todo el grupo se pone de pies. Yo guardo todo en mi mochila para luego emprender camino detrás de mis compañeros.

No es que yo hubiese querido desesperadamente acostarme con Mirian, pero miento, claro que quería hacérselo, claro que me moría por borrar cada rastro asqueroso de los besos de mi madre en mi cuello, se sentía cómo si, el hecho de que Mirian me tocara de alguna manera haría que toda la mierda retorcida que hacía Amelia conmigo, se pegaría en la piel de aquella chica.

―Lux ―el profesor se dirige a mí, por lo que, me acerco al escritorio y él rebusca en su maletín, extrayendo del mismo, mi móvil y una de mis sudaderas―. Vi a tu madre temprano, vino a la escuela pero tú aun no llegabas así que, me pidió que te entregara esto. También dijo que estás castigado por no llegar a dormir ―bajo la vista en cuanto me entrega mis cosas―. Tranquilo, no he tocado tu teléfono.

Le medio sonrío dándole las gracias, retirándome.

Me pongo mi sudadera, coloco la capucha de ésta sobre mi cabeza para mezclarme con los demás, luego de esto, enciendo mi móvil.

―Todos tomen asiento en silencio, y no se les ocurra dormirse porque estaré preguntando lo que entendieron ―al llegar al auditorio, busco un asiento libre, que esté alejado del profesor, de Mirian, a quien no veo en ningún lugar, de Huxley y de Boomer. Pero no consigo alejarme del último, por lo que, paso hasta tomar asiento junto a Boom quien al parecer ha decidido ignorarme, pero tampoco hago esfuerzo alguno por tan siquiera mirarlo.