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Lux.


― ¡Oh, carajo! Lux ¿Un perro? ―grita Huxley a través del móvil mientras yo me dirijo a mi casa bajo la lluvia―. Bien, dime cómo es ¿Se parece a Boomer?

Ruedo los ojos. Si le pagasen a Huxley por ser indiscreto, sería multimillonario.

Pero observo a lo lejos la camioneta en la que Rocco suele estar paseando así que, cuelgo y corro por uno de los mugrosos callejones.



(👽)


Entro sin problema por la ventana, y deposito al tembloroso cachorro en el suelo mientras voy por una toalla al baño, una vez que lo hago, me deshago de mi ropa empapada, quedando sólo en bóxer y luego me agacho, para secar un poco al pequeño, quien no ha emitido un solo ruido en el transcurso del camino.

Su pelaje, abundante, es una perfecta combinación entre blancos y negros, en dónde, los lugares blanquecinos permanecen tan sucios que parecen ser grises. Sus ojos son extremadamente azules, cómo un cielo despejado que nunca veré en éste lugar.

Tiene una cola diminuta, éste cachorro no tiene más de un mes.

Tomo mi móvil y capturo al perro en una foto, de inmediato se la envío a Huxley, luego de esto, dejo el teléfono en la cama y levanto a mi acompañante del frío suelo, él no deja de mirarme y de escurrir agua por todas las hebras que componen su pelambrera, tampoco deja de apestar a cañería. Así que me adentro con él en mi baño.

Dejo caer el agua tibia en la vieja tina de baño, después pongo el suficiente shampoo cómo para hacer espuma.

Entre mordidas, rasguños, gruñidos y unos pequeños ladridos que alanzo a callar, introduzco al cachorro en el agua, la cual llega hasta su pecho y, me dedico a fregar por detrás de sus orejas, su hocico, su estómago y su pequeña cola.

Mientras la espuma hace de las suyas en su pelo, y él me mira, no dejo de pensar en lo miserable que fue la persona que se atrevió a dejarlo en la intemperie, a su suerte, sin darle tan siquiera la oportunidad de ganarse el cariño de una familia. Finalmente, lo envuelvo cómo a un tamal en una toalla limpia y lo llevo a la cama.

Él manotea un par de veces, pero al parecer, entiende mis muecas que le indican que haga silencio, y que no se le ocurra ladrar.

Tomo mi móvil de nuevo, para leer el mensaje de Huxley:

"Parece ser una mezcla de Husky Siberiano"

¿Husky?

Me pregunto dejando que mi mirada se centre en la criatura la cual pelea con la toalla a más no poder.

Abro la puerta y salgo de la habitación hacia la de Amelia. Dónde la encuentro arreglándose, mirándose en el espejo, alardeando de su perfecto físico.

― Volviste― dice, colocándose rubor en las mejillas ―. Lux, saldré con el vecino― llego hasta ella, y comienzo a abrir los cajones de su peinadora ― ¿Qué buscas?

No le doy atención.

Sigo husmeando entre sus cosas con ambas manos.

― Por amor a Dios, Lux ¿Podrías vestirte? No se entra al cuarto de una mujer de esa forma―encuentro la secadora y salgo de allí, con Amelia pisándome los talones―. ¡Lux!

LUXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora