8.
Lux.
Me interrogo una y mil veces sobre lo que debería o no hacer.
Hay un vacío en mi mente que no me deja en paz. Y el hambre hace que mis pulmones se retuerzan.
Mis pies van sobre los pequeños charcos de agua que ha dejado la tormenta anterior, y sobre el líquido cristalino, lo único que se refleja es la luna llena de ésta noche. He caminado por la carretera sin rumbo por horas, o tal vez fueron días.
Me abrazo a mí mismo, tratando de calentar mis brazos o la herida que llevo atravesándome el torso.
No tengo idea de lo que ha pasado conmigo. Al igual que las anteriores veces.
Una inquietante luz me alumbra a lo lejos y entrecierro los ojos para poder ver mejor, pero la intensidad de lo que parecen ser los faros de un coche me queman las retinas. Finalmente, sólo me quedo allí, esperando hasta que el auto llegue a mí, y lo peor de todo es que ni siquiera sé porque.
―¿Lux? ―escucho la voz de una mujer como si fuese un eco.
Agacho mi espalda un poco hasta alcanzar la ventanilla del vehículo, observando a la profesora Méndez quien va conduciendo.
―¡Oh Dios mío! ¿Qué te ocurrió? ―sus ojos se abren en sorpresa y no duda en bajar del auto para cederme su chaqueta y colgarse de mi cuello para apretar mi rostro entre sus manos cálidas luego de decir un millón de cosas, no obstante, lo único que mis oídos captan son los latidos de su corazón.
Es como si cada vez que abriera la boca, de ella saliera boom, boom, boom.
En un segundo, soy introducido en el pequeño auto, mis adentros tiemblan y lejos de sentirme seguro, tengo miedo. Siento que las venas de todo mi sistema van a reventarme en cualquier momento.
Observo con absoluta concentración a la pequeña esfera llena de espejos que cuelga del retrovisor mientras la mujer a mi lado se ve asustada y conduce con rapidez provocando que el auto caiga en todos los baches del camino.
―¡¿Lux?! ¡Pon atención! ¡Debes decirme que te ha pasado! ―grita haciendo malabares con el volante para esquivar algunos arbustos que han crecido en medio del viejo camino. Sigo sin responder ―. ¡Te llevaré al hospital!
El estómago se me revuelve y abro la puerta para vomitar, pero lo único que expulso es sangre, sangre oscura y negra que se junta con sangre color vino, iguales a las manchas en mi habitación aquella mañana.
El auto es frenado a raya en tanto vomito y tomo aire para poder seguir vomitando nada más que sangre demasiado espesa.
―¿Estás bien?
Boom, boom, boom.
―¡¿Lux?!
Boom.
La sangre que sube por mi tráquea se drena por la herida en mi pecho y se escurre por allí y por mi boca.
La puerta del otro lado se cierra dejándome escuchar pasos acercarse a mí. La falda de la profesora a mi lado se ondea gracias a la brisa y recuerdo el momento en el que Boomer dijo que ella quería irse de aquí después del asesinato de su hija.
―Dios mío...― murmura, colocándose las manos en la boca y me observa atónita ―. ¿Qué está pasándote?
Limpio la sangre escurriendo de mi boca con el dorso de mi mano y levanto la vista hacia ella.
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LUX
Mystery / ThrillerAmnesia, es lo que me define, aburrimiento, es lo que me reina, y muerte, es lo que grito cuando salgo de caza.