"El placer de saberte tan perdida como yo lo estoy"
27.
Lux.
Globos.
Mamá siempre infla globos para cada cumpleaños, globos blancos. Sus mejillas se inflan hasta casi explotar mientras los rayos de luz entran, osados, por entre las cortinas translúcidas de la sala.
Suspiro, derrotado, con el peso de mi rostro apoyado en la palma de mi mano, y con la otra, sostengo el inmenso gorro infestado de brillantina que cubre mi cabeza, éste es pequeño, ya que lo he usado todos mis últimos cumpleaños, pero éste es distinto, éste es aburrido.
A mis once años, el cake con merengue de limón ya no es tan divertido, ni las serpentinas, ni los estúpidos globos que mamá infla con tanta devoción. Da igual, sólo seremos mamá y yo, como siempre.
Arrugo mis labios, al pasar mi dedo índice por la crema del pastel, sabe igual que siempre. Sabe igual al papel mojado que solía comerme cuando era más pequeño, sólo que con un toque ácido-dulce.
Qué asco.
Evito hacer una mueca ya que mamá me está mirando, al fin ha terminado de inflar los once globos para comenzar a pegarlos en la pared.
Muevo mis dedos sobre mi gorro, despegando los brillantes, pero diminutos pedazos. Ansioso, espero que alguien venga, casi nadie me habla en la escuela, tal vez sea porque yo no hablo con nadie, y menos me integro con mis compañeros como debería, pero ayer ha sido distinto, ayer uno de los niños me ha pedido pinturas prestadas.
Dijo llamarse Boomer, antes de tomar dos de mis pinturas y correr a su pupitre. Al final de las clases, me dio mucha pena pedirle mis pinturas de vuelta, así que lo dejé pasar e hice camino a casa, ajustando mi mochila a mis hombros, y el paraguas a mi puño, antes de llegar al parque del centro, el cabello carbón de Boomer se asomó por un costado. Él fue hasta mí para poner en mis manos ambas pinturas.
Por Dios, le dije que mamá haría un fantástico pastel hoy. Hasta mi voz tembló después de pronunciar la primera sílaba, era la primera vez que hablaba con alguien que no fuese mamá.
―¡Listo! ―mamá toma el cuchillo sobre la mesa, arremangándose para partir la torta insípida, y relajo mis hombros al darme cuenta de que el niño no llegará, empujando mi plato, listo para recibir la rebanada, pero en cuanto la punta del metal es hundida en la suave masa, llaman a la puerta. Mis ojos caen sobre mamá que frunce el ceño, abandonando el mango del cuchillo, haciendo pasos a la puerta―. ¿Sí?
Mamá es muy alta, así que no puedo divisar quien ha tocado. Como puedo, hago a un lado la silla de la cual bajo, arrastrando mis zapatillas con los cordones desatados apoyo mis manos en las piernas de mamá y asomo mi nariz para ver a un niño pálido, de cabello negro que observa al suelo a la vez que sostiene entre sus manos, cubiertas con guantes de lana, un payaso de juguete, peluca de colores y nariz roja. El juguete tiene pegado en la parte trasera un laso con una tarjeta.
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LUX
Mystery / ThrillerAmnesia, es lo que me define, aburrimiento, es lo que me reina, y muerte, es lo que grito cuando salgo de caza.