LUX

25.

"―¿Crees que soy bonita?

Bufo, una carcajada se me escapa.

―Eres mía, y eso es mucho mejor que ser bonita."

25.

Lux.

Sábado.

Sábado en la mañana.

Ajusto mi mochila en mis hombros una vez que pongo una bermuda y dos toallas dentro. Silvo a Jax desde la sala y él apresura sus patas hacia mí con entusiasmo. Jadea al llegar a mi lado sentándose.

―Ten mucho cuidado ―Amelia atraviesa la entrada de la cocina, colocando protector solar en las yemas de sus dedos―. Ese lugar no me da tan buena espina ―me obliga a mirarla, sosteniendo mi mandíbula mientras coloca puntos blancos de crema solar en mi cara y luego la difumina con sus dedos.

Me siento cómo un maldito mocoso cuando hace eso. Siento que en cualquier momento va a ir por los flotadores, que usaba a los seis, a la bodega y me los va a poner en cada brazo.

―Llámame si algo pasa y estaré allí, ten cuidado con el perro, puede ahogarse. Que tus amigos no hagan nada estúpido, ya conozco al tal Huxley, sé que le falta un tornillo ―sigue hablando, su aliento choca contra mi nariz. Sacudo mi cabeza liberándome de su agarre, haciéndole saber que es suficiente.

Mi móvil vibra y lo tomo con emoción pensando que es Huxley viniendo en camino en el auto de su padre, pero en vez de eso, cuando la pantalla se desbloquea, veo el mensaje de un número desconocido.

"-Fuiste un patán ayer, y eso me gustó. Soy la chica de la fiesta"

Descarto el mensaje sin responderlo, suspirando, frustrado por la demora de los chicos. Se suponía que en media hora estarían aquí.

Vamos a aprovechar el día soleado que hace hoy, vamos a aprovechar la suerte que tuve al tener el día libre de mi trabajo, vamos a aprovechar que hoy es un buen día, no solo porque Jax esté de nuevo conmigo, moviendo su cola, ansioso por salir a explorar al río donde pensamos ir con los chicos, sino porque... simplemente es un buen día.

Lo único que Amelia me dijo ayer, camino a casa, fue que uno de los tipos dueño de un restaurant en los callejones la llamó aquí a la casa porque había ha visto a Jax un par de veces pasear conmigo, pero que justo ayer el cachorro se encontraba fuera de su negocio, esperando que alguien le arrojase algo de comida y eso me partió en dos. Lo primero que hice al abrir la puerta de la casa fue bañarlo, de hecho, ambos necesitábamos un baño.

La bocina de un auto se escucha en la calle, lo que alerta a Jax tanto como para saltar en dos patas. Vuelvo a ajustar mi mochila en mis hombros para luego abrir la puerta dejando que Jax salga a toda velocidad hacia el auto donde Huxley ajusta sus gafas en el asiento del conductor.

―¡Hola, Jax! ―Boomer sale del auto para hacer el asiento del copiloto a un lado, dándole el paso a mi perro para que entre en los asientos traseros, siendo seguido por un Boomer en bermuda color azul.

―Deberíamos invitar a Lara ¿Qué dicen? ―habla Huxley saludándome en cuanto cierro la puerta del copiloto.

Yo levanto los hombros sin darle importancia.

―Supongo que sí ―acepta Boomer.

La fuerza de la acelerada de Huxley nos empuja hacia atrás a todos.