Diecisiete.

422 32 11
                                        


¿Se han dado cuenta lo lento que pasa el día cuando recibiste una mala noticia? Es como si al reloj le gustara ver tu cara de ansiedad e irritación empeorar cada vez más, cosa que ni entendía ni quería hacerlo. Cuando miré la hora por última vez en el día me quedaba una hora de trabajo y listo, era libre para irme y poder hablar con Isaza, necesitaba hacerlo.

No quise entrar a Instagram por el resto de la tarde hasta que mi alarma sonó, anunciándome el final de mi jornada por fin. Subí los últimos videos de Morat junto a las fotos a las redes y cuando terminaron de cargarse apagué el computador aliviada de que por fin me iría.

-Adiós Nico. -Dije con una pequeña sonrisa cuando salí de mi oficina.

-Adiós Bel, nos vemos mañana. -Y sin levantar su mirada de su computador se despidió con la mano haciéndome sonreír.

Apenas puse un pie fuera de Universal el dolor de estómago se hizo presente y sentí el nudo de mi garganta hacerse presente, recordándome el sabor amargo que tuve durante todo el día. Tomé el celular en mi mano y miré la hora: 17.30, negué y caminé hacia un café cercano a mi trabajo, no quería interrumpir a Juan Pablo porque sabía que estaría con su chica y también porque él era amigo de Simón muchísimo antes que mío y no podía ponerlo entre la espada y la pared, no debía hacerlo.

-Un chocolate caliente grande y dos donas, por favor. -Dije cuando mi turno en la caja ya había llegado, pagué y me coloqué a un costado esperando a que mi pedido estuviera listo, jugando con mi celular entre mis manos mientras esperaba.

-Aquí tienes. -dijo una chica con gafas y ojos claros por el otro lado de la barra.

-Muchas gracias. -Le agradecí con una sonrisa y luego tomando mis cosas caminé a una mesa cerca de una ventana, sentándome y desbloqueando mi celular. Entré al Instagram de Simón y vi una nueva publicación que salía sonriendo junto a la otra chica sentados en un sofá. ''No pienses negativo, Belén'' dijo mi mini yo en mi cabeza, mirando con desaprobación los pensamientos que comenzaban a rondar en mi cabeza. -Solo intentaré algo. -Murmuré sabiendo que me estaba respondiendo a mi misma. Entré a whatsapp y le hablé a Simón.

-Hey. -Y no recibí respuesta pese a que había estado en línea hace un par de minutos. Mantuve su chat abierto hasta que salió conectado y salí de su conversación sintiendo la adrenalina en un segundo, sin embargo, el leído jamás llegó. -Vamos Simón, solo quiero conversar contigo. -Y nuevamente, nada se leyó ni mucho menos, nada fue respondido.

-Está bien, Vargas, sino quieres hablar conmigo no te buscaré más. -Dije cerrando su conversación y tomando un poco de chocolate caliente, ¿sería necesario contarle a Andy acerca de todo esto? Claro que sí, ni sabía para qué me cuestionaba eso.

-Hola, feo. -Dije después de haber marcado su número recibiendo respuesta después de tres tonos.

-Tú eres la fea aquí. -Respondió para después escucharlo acomodarse contra la silla. -¿Estás en el trabajo?

-Nop, estoy en un café comiendo donas y tomando chocolate caliente.

-¿Y ahora qué te pasó? -Y su voz se tornó preocupada, corté un pedazo de dona y lo llevé a mi boca para después responder.

-Solo son los efectos secundarios, Andy, los malditos efectos secundarios. -Y comencé a contarle, escuchando los suspiros por el otro lado del teléfono y también el como intentaba decir algo pero al segundo callaba.

-No sé qué decirte... encuentro raro que no te hable solo porque entraste en pánico. -respondió cuando había terminado de hablar. -Quizá solo deberías darle tiempo, déjalo que salga con las chicas que quiera, él sabe que no encontrará en ellas lo que encontró en ti.

Suspiré y continué hablando con Andy hasta que una hora después cuando ya había terminado mi comida me despedí, quizá sí era lo mejor darle espacio y tiempo aunque no fuera lo indicado para mi y aunque por dentro estuviese muriendo por marcar su número y rogarle, como nunca antes lo había hecho, rogarle que me escuchara y que nos diera una oportunidad, ¿qué tan malo sería? Quizá hasta podríamos proyectarnos y poder lograr ser felices, no podía ser tan difícil.

Así pasaron dos semanas, poco a poco las ganas de llamar a Simón habían disminuido y hablar por teléfono con Isaza había empezado a llenar mi día a día y a convertirse en una rutina, de vez en cuando podía hablar con Villa o con Marto pero de Simón nunca tuve alguna señal, presentía que no estaba cuando los chicos hablaban conmigo o simplemente se iba, así de fácil, así de sencillo.

-Gigante, te digo de nuevo, te prometo que iré algún día a Bogotá -dije riendo mientras entraba a mi oficina, dejando mis cosas sobre mi escritorio.

-Enana, entiéndeme, han pasado tres semanas y no tengo a mi compañera de bromas conmigo, estoy por explotar con tantos chistes que tengo y no los puedo compartir con nadie. -Dijo con voz de súplica pero a la vez riéndose, este chico era lo mejor del universo entero. -Qué te apuesto que pronto te veremos.

-Oh, tal vez sí o tal vez no, nadie sabe -respondí y luego de un par de minutos me despedí de mi amigo para comenzar a planear los próximos conciertos que se venían, entre ellos tenía en calendario el concierto de Camila Gallardo, una de mis artistas chilenas favoritas. Mientras hacía los arreglos tocaron mi puerta y Nicolás se asomó por la puerta, entrando después a mi oficina.

-Hola Bel. -Cuando entró y se sentó frente a mi elevé una ceja y lo quedé mirando extrañada.

-¿Qué pasa, Nico? -pregunté quitando mis manos del teclado para fijar mi atención en él.

-Vale, iré directo al grano y tú tienes que ver lo que decidas, ¿estamos? -Asentí en su dirección y apoyé mis brazos sobre la mesa. -Bueno, ayer llegó un correo a mi bandeja de Morat pidiéndote como fotógrafa oficial de su gira por España y luego Latino América.

Y les juro que cuando dijo 'pidiéndote como fotógrafa oficial' mi cerebro dejó de funcionar y mi corazón dejó de latir, ¿a mi? ¿En serio me estaban pidiendo a mi de tantos fotógrafos en el mundo entero?

-¿Es una broma? Porque si es así es una muy mala broma, Nico. -dije riendo nerviosa al ver que su semblante no cambiaba y que seguía serio mirándome. Que me tragara la tierra y me escupiera en un agujero negro para desaparecer si era verdad.

-No, es en serio. Los últimos conciertos que tendrás con nosotros son los de Camila Gallardo y Pablo Alborán, claro, si aceptas. -Asentí de forma lenta y suspiré. -Ahora me voy, te daré el tiempo para que analices la situación y me digas a más tardar hoy antes de irte si aceptas para hacer el nuevo contrato con el manager de Morat.

Se levantó y se cerró la puerta y recién ahí pude soltar el aire que no sabía que estaba conteniendo. Una gira por España y por Latino América, UNA MALDITA GIRA. Coloqué mis manos en mi cabeza y no sabía si saltar de alegría porque estaba cumpliendo mis sueños como fotógrafa o abrazar mi corazón porque eso significaba estar MESES con la persona que se había convertido en mi nuevo vicio.

Mi nuevo vicio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora