¿Se han dado cuenta lo lento que pasa el día cuando recibiste una mala noticia? Es como si al reloj le gustara ver tu cara de ansiedad e irritación empeorar cada vez más, cosa que ni entendía ni quería hacerlo. Cuando miré la hora por última vez en el día me quedaba una hora de trabajo y listo, era libre para irme y poder hablar con Isaza, necesitaba hacerlo.
No quise entrar a Instagram por el resto de la tarde hasta que mi alarma sonó, anunciándome el final de mi jornada por fin. Subí los últimos videos de Morat junto a las fotos a las redes y cuando terminaron de cargarse apagué el computador aliviada de que por fin me iría.
-Adiós Nico. -Dije con una pequeña sonrisa cuando salí de mi oficina.
-Adiós Bel, nos vemos mañana. -Y sin levantar su mirada de su computador se despidió con la mano haciéndome sonreír.
Apenas puse un pie fuera de Universal el dolor de estómago se hizo presente y sentí el nudo de mi garganta hacerse presente, recordándome el sabor amargo que tuve durante todo el día. Tomé el celular en mi mano y miré la hora: 17.30, negué y caminé hacia un café cercano a mi trabajo, no quería interrumpir a Juan Pablo porque sabía que estaría con su chica y también porque él era amigo de Simón muchísimo antes que mío y no podía ponerlo entre la espada y la pared, no debía hacerlo.
-Un chocolate caliente grande y dos donas, por favor. -Dije cuando mi turno en la caja ya había llegado, pagué y me coloqué a un costado esperando a que mi pedido estuviera listo, jugando con mi celular entre mis manos mientras esperaba.
-Aquí tienes. -dijo una chica con gafas y ojos claros por el otro lado de la barra.
-Muchas gracias. -Le agradecí con una sonrisa y luego tomando mis cosas caminé a una mesa cerca de una ventana, sentándome y desbloqueando mi celular. Entré al Instagram de Simón y vi una nueva publicación que salía sonriendo junto a la otra chica sentados en un sofá. ''No pienses negativo, Belén'' dijo mi mini yo en mi cabeza, mirando con desaprobación los pensamientos que comenzaban a rondar en mi cabeza. -Solo intentaré algo. -Murmuré sabiendo que me estaba respondiendo a mi misma. Entré a whatsapp y le hablé a Simón.
-Hey. -Y no recibí respuesta pese a que había estado en línea hace un par de minutos. Mantuve su chat abierto hasta que salió conectado y salí de su conversación sintiendo la adrenalina en un segundo, sin embargo, el leído jamás llegó. -Vamos Simón, solo quiero conversar contigo. -Y nuevamente, nada se leyó ni mucho menos, nada fue respondido.
-Está bien, Vargas, sino quieres hablar conmigo no te buscaré más. -Dije cerrando su conversación y tomando un poco de chocolate caliente, ¿sería necesario contarle a Andy acerca de todo esto? Claro que sí, ni sabía para qué me cuestionaba eso.
-Hola, feo. -Dije después de haber marcado su número recibiendo respuesta después de tres tonos.
-Tú eres la fea aquí. -Respondió para después escucharlo acomodarse contra la silla. -¿Estás en el trabajo?
-Nop, estoy en un café comiendo donas y tomando chocolate caliente.
-¿Y ahora qué te pasó? -Y su voz se tornó preocupada, corté un pedazo de dona y lo llevé a mi boca para después responder.
-Solo son los efectos secundarios, Andy, los malditos efectos secundarios. -Y comencé a contarle, escuchando los suspiros por el otro lado del teléfono y también el como intentaba decir algo pero al segundo callaba.
-No sé qué decirte... encuentro raro que no te hable solo porque entraste en pánico. -respondió cuando había terminado de hablar. -Quizá solo deberías darle tiempo, déjalo que salga con las chicas que quiera, él sabe que no encontrará en ellas lo que encontró en ti.
Suspiré y continué hablando con Andy hasta que una hora después cuando ya había terminado mi comida me despedí, quizá sí era lo mejor darle espacio y tiempo aunque no fuera lo indicado para mi y aunque por dentro estuviese muriendo por marcar su número y rogarle, como nunca antes lo había hecho, rogarle que me escuchara y que nos diera una oportunidad, ¿qué tan malo sería? Quizá hasta podríamos proyectarnos y poder lograr ser felices, no podía ser tan difícil.
Así pasaron dos semanas, poco a poco las ganas de llamar a Simón habían disminuido y hablar por teléfono con Isaza había empezado a llenar mi día a día y a convertirse en una rutina, de vez en cuando podía hablar con Villa o con Marto pero de Simón nunca tuve alguna señal, presentía que no estaba cuando los chicos hablaban conmigo o simplemente se iba, así de fácil, así de sencillo.
-Gigante, te digo de nuevo, te prometo que iré algún día a Bogotá -dije riendo mientras entraba a mi oficina, dejando mis cosas sobre mi escritorio.
-Enana, entiéndeme, han pasado tres semanas y no tengo a mi compañera de bromas conmigo, estoy por explotar con tantos chistes que tengo y no los puedo compartir con nadie. -Dijo con voz de súplica pero a la vez riéndose, este chico era lo mejor del universo entero. -Qué te apuesto que pronto te veremos.
-Oh, tal vez sí o tal vez no, nadie sabe -respondí y luego de un par de minutos me despedí de mi amigo para comenzar a planear los próximos conciertos que se venían, entre ellos tenía en calendario el concierto de Camila Gallardo, una de mis artistas chilenas favoritas. Mientras hacía los arreglos tocaron mi puerta y Nicolás se asomó por la puerta, entrando después a mi oficina.
-Hola Bel. -Cuando entró y se sentó frente a mi elevé una ceja y lo quedé mirando extrañada.
-¿Qué pasa, Nico? -pregunté quitando mis manos del teclado para fijar mi atención en él.
-Vale, iré directo al grano y tú tienes que ver lo que decidas, ¿estamos? -Asentí en su dirección y apoyé mis brazos sobre la mesa. -Bueno, ayer llegó un correo a mi bandeja de Morat pidiéndote como fotógrafa oficial de su gira por España y luego Latino América.
Y les juro que cuando dijo 'pidiéndote como fotógrafa oficial' mi cerebro dejó de funcionar y mi corazón dejó de latir, ¿a mi? ¿En serio me estaban pidiendo a mi de tantos fotógrafos en el mundo entero?
-¿Es una broma? Porque si es así es una muy mala broma, Nico. -dije riendo nerviosa al ver que su semblante no cambiaba y que seguía serio mirándome. Que me tragara la tierra y me escupiera en un agujero negro para desaparecer si era verdad.
-No, es en serio. Los últimos conciertos que tendrás con nosotros son los de Camila Gallardo y Pablo Alborán, claro, si aceptas. -Asentí de forma lenta y suspiré. -Ahora me voy, te daré el tiempo para que analices la situación y me digas a más tardar hoy antes de irte si aceptas para hacer el nuevo contrato con el manager de Morat.
Se levantó y se cerró la puerta y recién ahí pude soltar el aire que no sabía que estaba conteniendo. Una gira por España y por Latino América, UNA MALDITA GIRA. Coloqué mis manos en mi cabeza y no sabía si saltar de alegría porque estaba cumpliendo mis sueños como fotógrafa o abrazar mi corazón porque eso significaba estar MESES con la persona que se había convertido en mi nuevo vicio.

ESTÁS LEYENDO
Mi nuevo vicio.
FanfictionElla estaba acostumbrada a esconderse detrás del lente de su cámara. Lo que no sabía es que la costumbre cambiaría al encontrarse con los ojos detrás de las gafas que cada vez que los veía sonreían. El se concentraba en la música como si su vida se...