Llegamos al restaurant y pedimos la mesa, nos tocó esperar diez minutos hasta que por fin se desocupó una, por lo que cuando terminaron de despejar la mesa y limpiarla nos guiaron a ella, nos sentamos y pedimos un vino, los chicos comenzaron a hablarme sobre su vida fuera de lo que era Morat, como sus inicios.
-Nosotros empezamos como Malta gracias a la finca donde ensayábamos y sumado a eso, por un familiar de un ex integrante de la banda. -Dijo Isaza, tomando su copa de vino para después darle un sorbo.
-¿Alejandro? -Pregunté, quitándome la curiosidad de encima que tenía desde el día uno cuando investigué sobre ellos, supuse que sería un ex integrante cuando no lo vi andar con ellos o llegar a la firma de discos, pero siempre era bueno asegurarse.
-Se fue hace un tiempo y ahí llegó Martin, bueno, Martin siempre estuvo en nuestras vidas, pero esta vez se hizo muchísimo más cercano. -Comentó Simón a mi lado llamando mi atención. Tomé mi copa de vino y dejé que el líquido bajara por mi garganta para después mirar a todos los chicos, sentía como las cosquillas en mi estómago comenzaban a nacer y maldije por dentro a la mini Belén por no ser capaz de retenerlas, ya no tenía 15 años, no podía mezclar trabajo con mi inexistente vida sentimental, menos con una persona que se iría durante quizá meses. Después de salir del pequeño trance suspiré y miré a todos con una sonrisa ladina, dejando mi copa sobre la mesa.
-Espero que algún día traigan a Ale a pasear por aquí para poder conocerlo, no vale que solo hablen de él. -les comenté y reí, nuestros platos llegaron y comencé a comer, ¿no les ha pasado que cuando tienen mucha hambre la comida les sabe mil veces mejor? Bueno, así fue en este caso. Tenía el mejor plato de carne con pastas al frente.
-Le hablaremos de ti y seguro se entusiasma con venir. O quizá tú podrías ir, es una opción también. -Dijo Villamil mientras con su tenedor juntaba la comida y se la llevaba a la boca, a lo que negué con la cabeza.
-Mi hija gatuna no me permite viajar así como así, soy una madre responsable.
-Podrías llevarla también, no es mucho papeleo sacarla del país. - Volvió a hablar Simón, dejando su tenedor sobre el plato mientras me miraba, elevé mis cejas mirándolo a él y luego volví mi mirada a mi plato ya casi vacío.
-Lo pensaré, pero no prometo nada, tengo un trabajo fijo, chicos. No es como si pudiera trasladarme y ya. -Bufé, volviendo a tomar de mi copa para terminar de comer.
El resto de la comida se basó en lo que ya me había acostumbrado, risas, bromas, mucha más información de la que ya tenía de ellos y momentos en los que la ternura me derritió. Pasó una hora, una hora llena de conversación mi cuerpo sentía la cercanía de Simón de vez en cuando, su pierna golpeando la mía y como la electricidad me recorría cada vez que esto pasaba. Necesitaba hablar con Andy, necesitaba sacarme toda esta sensación que en un solo día me había provocado el chico de gafas y que, créanlo o no, sentía que lo hacía con querer.
-Llamen a su auto primero, luego me voy yo. -Dije cuando nos paramos afuera del restaurant, habíamos terminado hace un rato y ya se estaba haciendo tarde, mañana partían temprano el ensayo y no quería estar cansada, mucho menos que ellos lo estuvieran.
-No dejaremos que te vayas sola, no conocemos acá y aunque tú sí a mi al menos, me da miedo. -Dijo Martin metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta militar.
-Pero si estoy muy cerca, en serio no se molesten.
-No, Bel. Llegamos todos juntos, nos vamos todos juntos. -Contestó Simón serio atrás mío. Rodeé los ojos y asentí, rindiéndome a seguir peleando por irme sola. En momentos así, me sentía agobiada, me sentía como cuando quieres gritar y no puedes porque todos están en silencio. No entendía el por qué pero tenía una leve sospecha, todo lo provocaba el chico de gafas que no dejaba de rondar por mi cabeza.
Cuando llegó el auto me subí en silencio y acomodé mi bolso sobre mis piernas, sentía a los chicos reírse y bromear entre ellos pero yo no me sentía ahí, me sentía en otro lugar, quería estar en otro lugar.
-¿Qué opinas, Bel? -La voz de Villa me trajo de vuelta a la realidad y llevé mi vista a él, elevando mis cejas en forma de pregunta.
-¿De qué?
-Siempre que terminamos una gira terminamos con una fiesta, salimos y todo, aprovechando que es Viernes y he de suponer que aquí se puede ir a varios locales, te estamos invitando.
-Oh claro, no hay problema. -Dije aún un poco ida y le sonreí de costado para luego mirar hacia la ventana, estábamos llegando a mi departamento así que me empecé a despedir, pidiendo permiso si pasaba por delante de alguno de los chicos. Cuando me despedí de Isaza su cara tenía una interrogante y le señalé el teléfono a lo que él asintió. Me despedí de Simón de forma rápida. Me bajé y entré al edificio, saludando al conserje de turno y subiendo las escaleras de forma rápida hasta abrir mi puerta. Al llegar saqué mi celular y ya tenía mensajes de Isaza preguntándome qué me había pasado y el por qué de mi cambio tan drástico. Preferí ignorar lo mensajes y busqué en mis contactos Andy, marqué y suspiré, esperando a que contestara.
-Beeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeelen. -Contestó después del tercer tono con su voz emocionada, realmente había extrañado escucharlo.
-No te emociones tanto que estoy con un caos interior que no se lo deseo ni a mi peor enemigo.
-A ver, ilumíname con tus problemas, como si los míos no fueran suficientes. -Lo escuché decir entre risas y luego suspiré, sentándome en el sofá cruzando mis piernas por encima, coloqué mi mano en mi frente y me decidí por fin a hablar.
-Hay un chico, Andy. -dije y recién al hablar noté que solté toda la respiración del mundo, haciendo real lo que estaba pasando.- Que no debería provocarme ni la menor sensación del mundo, ni siquiera hacerme sentir cohibida al mirarlo, o hacer que me sienta como de quince cuando esa etapa para mi ya pasó. Y tampoco tiene el derecho de hacerme sentir en un día, o sea, es imposible, ¿cierto? No es normal por lo que no me debe de estar pasando, quizá es solo rollo mío y ya.
-Belencita Belencita -dijo esta vez con un tono de voz más serio, cosa que en él era muy raro. Llevé mis uñas a mi boca y comencé a morderlas intentando así, tranquilizarme un poco. Necesitaba a mi amigo conmigo aquí. - No puedes medir en tiempo si una persona es capaz de moverte el mundo o no, nadie, absolutamente nadie puede comparar sus sentimientos con otras personas.
-Vale, pero a eso no era a lo que iba, Andy...
-Sé a lo que vas, Belén Moreno, te juro que te conozco tanto que sé hacia donde vas y no, no tiene nada de malo en que te sientas de quince otra vez con un chico.
-Es que no te he dicho de dónde es este chico...
-Soy todo oídos.
-Es de Colombia, Andy. Es el bajista de Morat. -Apenas lo dije cerré mis ojos y apoyando mi brazo en el costado del sofá llevé dos de mis dedos a mi sien, masajéandola para aliviar un poco el dolor de cabeza que esta conversación estaba causando.
-Es una puta broma, ¿cierto? ¿Cómo no me habías dicho antes, rata? -Y por su voz reconocí que estaba entre enojado y quizá ¿decepcionado?
-Solo dime cuando vuelves y déjame ir a dormir. -Dije riendo, alivianando un poco más el ambiente de la llamada.
-El Domingo me tendrás almorzando en tu casa.
-Vale, entonces ¿nos vemos el domingo?
-Claro que sí, rata. Ah, y ¿Belén? -escuché la duda en su voz y fruncí el ceño mientras me levantaba del sofá para arreglar todas mis cosas para el siguiente día.
-Dime, rata mayor. -contesté ahora un poco más tranquila, hablar con Andy siempre lograba centrarme y dejar de perder el control bajo cualquier circunstancia.
-Lo que estás sintiendo... no es necesariamente malo.
Y luego de esa última confesión hacia mi cortó el teléfono, dejándome ahora más confundida que hace un par de segundos antes. La pantalla de mi celular se iluminaba con mensajes de Isaza en la pantalla y decidí ignorarlo, en este momento no me daba la cabeza para tener que explicar esta incómoda situación de nuevo, no tenía ganas de recibir otra charla diciendo 'no está mal' porque quería que me dijeran que lo estaba, quería que me dijeran que estaba mal, que era incorrecto, que era indebido porque yo quería creer que era así, necesitaba que fuera así.
ESTÁS LEYENDO
Mi nuevo vicio.
FanfictionElla estaba acostumbrada a esconderse detrás del lente de su cámara. Lo que no sabía es que la costumbre cambiaría al encontrarse con los ojos detrás de las gafas que cada vez que los veía sonreían. El se concentraba en la música como si su vida se...