Diecinueve.

377 32 1
                                        

No podía creer que después de más de 8 años volvía a escuchar su voz, su odiosa voz. No quería ni saber cómo carajos me había encontrado, solo quería que se marchara lo antes posible. Me acerqué a la puerta y me coloqué al lado de Andy, enarcando una ceja e intentando demostrarle a la señora que estaba en mi entrada que todo lo que ella había hecho en mi ya no existía, ya no era la niña insegura que ella había formado hasta los quince años, era otra yo, era otra Belén.

-¿Ahora qué quieres? -pregunté seca mientras la miraba, el hedor a alcohol podía sentirse hasta la China y me daba nauseas, quizá yo había cambiado pero al parecer ella no.

-Oh, solo vengo a verte a ti. -Dijo con una voz casi materna, si no fuera porque la conocía y sabía que detrás de eso ella quería algo.

-No me interesa verte, Lucía. No me interesa ver tu cara ni escucharte, ni mucho menos ayudarte en lo que sea que necesites.

-Eres una mocosa maleducada, ¿no me vas a ayudar siendo yo la que tuvo que soportarte durante tanto tiempo? -y mientras más hablaba más arrastraba las palabras, su mirada estaba totalmente perdida y sus piernas temblaban.

-Te pediré un taxi y ese será mi último favor, ¿entiendes? -dije enojada y sentí el brazo de Andy rodear mi cuerpo dándole un suave apretón.

-¿Y así sin más me vas a echar de tu humilde hogar? -y sin darme tiempo para siquiera responderle nos apartó con su brazo y entró tambaleándose al departamento.

-¿Cómo sabías donde me estaba quedando? -Si tenía que esconderle que este lugar era mía lo haría con tal de no verle nunca más la cara.

-¿Y esto no es tuyo? Vaya, pensé que por primera vez en tu vida habías logrado algo pero veo que sigues siendo la misma inútil, por eso tu papá me dejó, porque no soportaba ver el fracaso en tu rostro.

Y tomé todo el aire de la habitación para dejarlo en mi interior y no lanzarme a ella para golpearla, ya no tenía siete años para soportar que me tratara así.

-Vuelvo a preguntarte, ¿cómo mierda sabías donde me estoy quedando? -y traté de sonar calmada, intenté estar calmada para que Andy no se llevara un peor mal rato.

-Tengo mis contactos, niñita. Es fácil ubicarte. -Y me miró a mi y luego a Andy. -Al menos si tienes un hombre que te mantenga, aunque no sea lo suficientemente agraciado. -Y la respiración de Andy se tornó más lenta pero más fuerte, esto no iba a terminar bien.

-Tienes que irte, no puedes quedarte... -y cuando estaba hablando volvieron a tocar la puerta, ¿y ahora qué? ¿Aparecería Santa diciéndome que sí existe? -No he terminado contigo, Lucía. -Y fulminándola con la mirada caminé a la puerta y la abrí. Al principio mis ojos no creían lo que veía al frente y mucho menos mi mente lo procesó. Juan Pablo Isaza estaba con una pequeña maleta parado en mi puerta y dentro de mi departamento estaba la culpable del caos que había tenido durante años en mi vida. -¿Tú qué carajos haces aquí?

-Venía a disculparme, enana. Y a pasar unos días contigo antes de que te vayas con nosotros para mostrarte las planificaciones y todo eso... -Y se vio interrumpido por la voz de mi mamá.

-Ah, ¿tienes dos novios? Pero si no pierdes el tiempo para nada, Belén. -Dijo con su sonrisa burlesca y fue suficiente para que mis ojos se llenaran de lágrimas, le di la espalda a mi mamá y tomé una profunda respiración sintiendo los brazos de Isaza rodearme y acercarme a él.

-No sé quién es usted pero para mi novia no es grata, la invito a retirarse antes de que llame a las autoridades. -Escuché su voz firme y sin bacilar, no sabía que Juan Pablo pudiese tener un lado así.

-Y extranjero, mi hija es internacional -dijo riendo y con un poco de hipo. Me dí la vuelta para poder mirarla con odio y vi como de su cartera sacaba una petaca, llevándola a sus labios sin alejarla hasta que el líquido se acabara. -Me voy, sólo quería pasar a ver a la escoria que destruyó por completo mi vida, de vez en cuando es bueno recordarlo. -Y comenzó a caminar hacia donde estábamos nosotros, Juan Pablo me tomó del brazo y me hizo a un lado para que Lucía pasara. -Nos volveremos a encontrar, Belencita. -Y de solo escuchar como me decía mi papá de sus labios hizo que mi estómago se revolviera y quisiera expulsar todo lo que había comido durante el día.

Cuando abandonó mi departamento Isaza cerró la puerta el alma me volvió al cuerpo y pude llorar porque mierda, lo merecía, lo merecía más que nada en el maldito mundo.

-¿Estás bien? -Escuché a Juan Pablo y levanté mi mano en su dirección, la verdad no quería hablarle en este momento, por primera vez en todo este mes.

-Necesita espacio, ¿qué tal si vamos a comprar algo, Isaza? -escuché decir a Andy mientras yo caminaba al sofá y me sentaba, subiendo mis pies mientras afirmaba mi cabeza con mis manos.

Escuché la puerta cerrarse y dejé salir un sollozo, ¿esto era real? Me pellizqué el brazo y maldije, sintiendo el dolor de mi pellizco. Gala llegó a mi lado y comenzó a hacerse cariño contra mi hasta que la tomé en brazos y la abracé. Tenía que procesar que después de años mi mamá volvió a aparecer borrachísima y tratándome igual a cuando tenía siete años y segundo, que Isaza había viajado hasta aquí para que lo escuche y espero, me dé buenas razones para que hayan hecho que trabajara con ellos.

Sé que no le debía nada a la mujer que me dio la vida pero también que se dedicó a destruirla pero verla así, después de años me removió el corazón, ¿cómo poder salvarla del agujero donde ella misma se estaba ahogando? Era casi imposible hacerlo, no si después de todo este mismo tiempo ella no había podido avanzar como yo sí lo había podido hacer.

Pasaron 20 minutos cuando la puerta de mi departamento se volvió a abrir y me mostró a mis dos amigos riéndose de quizá qué cosa con bolsas en las manos, la pizza que había hecho ya se había enfriado y ellos se preocuparon de traer más comida para no tener que calentar nada, simplemente sentarnos a comer.

-¿Estás mejor? -dijo Isaza, dejando la caja de pizza sobre la mesa y acercándose a mi. Asentí en su dirección y tomé los platos de la pizza hecha por mi llevándola a la cocina y guardándola, estaba mejor, sí, pero seguía abrumada con todo esto.

-Hey, Belén. Ven a comer ya -Dijo Andy y camine al comedor, me senté y tomé un trozo de pizza para comenzar a comer. Miré a Isaza que estaba comiendo y de vez en cuando me miraba, sabía solo por su mirada que tenía un montón de cosas que contarme, y espero que lo primero que hiciera fuera contarme qué carajos estaba pasando que yo había sido la elegida entre tanta gente.

Y aunque me costara admitirlo, también quería que me dijera qué había pasado con Simón estas semanas y el por qué de su actuar, el silencio que él estaba teniendo hacia mi me estaba matando poco a poco y si iba a trabajar con ellos durante meses al menos quería ir con las cosas claras, sin miedo a decir algo y quizá arruinarlo todo. Sería una larga noche para mi e Isaza así que tomé mi celular y le avisé a Nico que había tenido un problema familiar y que trabajaría mañana desde mi casa, era lo mejor que podía hacer sabiendo que con Isaza teníamos un y mil temas pendientes.

Mi nuevo vicio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora