Uno.

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Caminaba por las calles de Santiago, Chile, en pleno marzo, el calor era casi insoportable y el paso del Parque Bustamante al metro era horrible, poniéndonos en el lugar de que solo eran un par de metros.
Afirmé mi cámara entre mis manos y logré capturar a algunas parejas sentadas en las bancas como también a los animales que corrían libres por el parque, ¿podría existir mejor sensación que esta? Hasta el momento, nada había calado más en mis huesos que lo que mi lente me traspasaba.

Luego de sacar un par de fotografías más mi estómago rugió y pese a que no quería marcharme me encaminé a mi departamento ubicado en el centro de Santiago, un edificio antiguo de cuatro pisos pero que para mi era completamente perfecto, al ser antiguo era muy espacioso y como vivía sola hacía del lugar muchísimo mejor, o bueno, no completamente sola. Vivía en ese departamento de hace un año y el día en el que llegué afuera del edificio habían dejado a una pequeña gatita color blanco con unos ojos color oro y mi corazón me dijo que no podía dejarla sola, no podía abandonarla a su suerte cuando ambas estábamos igual de solas. Así fue como, desde casi un año mi gata Gala me había hecho compañía en las largas noches de trabajo cuando había estado a punto de tirar todo por la borda como también cuando los mejores trabajos habían llegado a mis manos.

Pasé a comprar pizza porque no tenía ánimos de cocinar y cuando llegué saludé al portero, subiendo las escaleras hasta llegar a mi piso, el cuarto. Llegué y prendí mi PC de inmediato, quería revisar mi correo por si algún nuevo trabajo había surgido para ayudarme a sobrevivir el mes. Bajé entre las tantas notificaciones y paré en seco cuando vi "Universal Music" entre ellos, dejé el trozo de pizza caer sobre mi plato y entré a revisar, lo que veía no lo podía creer.

-Gala, te apuesto a que no adivinas quién es la nueva fotógrafa de Universal. -Le dije, aun sabiendo que no me respondería, al decirlo en voz alta la noticia se hacía tan real que ya me era imposible seguir pensando que esto era un sueño. Fiché las fechas que venían y noté a un grupo en particular, "Morat" se asomaba entre los eventos próximos y si bien me sonaban, no conocía mucho de ellos. El mejor día de mi vida acababa de comenzar y el 23 de marzo, o sea, en dos semanas más, se haría real junto a este grupo y las fotografías que lograría en él.

Si bien estaba nerviosa por lo que todo este trabajo traería encima lo que más nervios me daba era tener que trabajar con un grupo de personas que primero, no eran chilenos y segundo, no conocía. Mi forma de ser era bastante fácil de ver, no era de esas personas que en un lugar eral alguien y luego cambiaba a otra, eso no iba conmigo mucho menos cuando tenías que trabajar en equipo. Siempre había sido una persona que se caracterizaba mayormente por su transparencia y quería que así se quedara más aun en el ámbito laboral.

Quise conocer un poco más del grupo al que tendría el honor de fotografiar para universal por lo que en mi computador busqué 'Morat' y cientos de resultados salieron arrojados en línea, comencé a ver un par de fotos y comencé a memorizar sus rostros, Juan Pablo Isaza tenía una sonrisa divertidísima y sus ojos brillaban junto a ésta última, luego había un chico con un banjo, su nombre era Juan Pablo Villamil, entré en confusión cuando salió el nombre de 'Alejandro' y luego el de Martín, haciéndome fruncir el ceño, ¿se había ido uno y había entrado otro? ¿Estaban los dos juntos en la banda? Elevé mis hombros y continué viendo los nombres llegando a Simón Vargas y debo confesar que tuve un choque de pensamientos, ¿podía ser tierno pero a la vez darme la sensación de ser sumamente desagradable? No me malinterpreten, no es como si eso fuese a ser real pero algo me decía que era de una forma diferente a como se mostraba. Deje de stalkear y crearme situaciones en mi mente y dejé que sus canciones comenzaran a reproducirse, sorprendiéndome en su gran mayoría a mi misma moviendo la cabeza o el pie al ritmo de sus melodías mientras borraba y editaba un par de fotos sacadas esa misma tarde. Y fue así como maté la tarde-noche, escuchando sus canciones, leyendo un poco de ellos cuando quería darme un descanso del trabajo y aprendiéndome alguna que otra estrofa de las canciones.

Cuando dieron las doce de la noche busqué en mi bolso mi caja de tabaco y saqué uno, abrí el ventanal y me volví a acomodar en la mesa, encendiendo el tabaco en mi boca y tomé mi teléfono llamando a mi mejor amiga, estaba consciente de que era Jueves y que la gente normal a esta hora probablemente estaría arreglándose para dormir pero ahí estaba yo, haciendo lo contrario a lo que estamos acostumbrados.

-Hola, Cata. -Dije después de que respondiera el teléfono, echando la ceniza de mi tabaco en el cenicero, riendo al escuchar el sonido de queja que dio.

-La gente normal llama antes de las nueve o diez, no cuando están siendo las doce y media, Belen. -Y aunque quisiera hacerse la enojada una pequeña risa salió de sus labios cuando terminó de hablar.

Le conté desde el principio ya que a nadie le había contado que me había arriesgado de esta forma, mucho menos en tener un trabajo tan importante como lo era el sacar fotos para una empresa así. Entre gritos de emoción, comentarios chistosos y algún que otro meme representando mi situación actual, llegó al tema de la banda a la cual estaría encargada de fotografiar.

- ¿Y? ¿Al menos son lindos para que tengas que usar tu cámara en ellos?

- ¡Oye, eso no va al tema! -contesté riendo con el teléfono en altavoz mientras terminaba de teclear el último correo para universal, colocándonos de acuerdo para la firma del contrato al día siguiente. -Claro que son bonitos pero vamos, voy a trabajar, no a buscar marido a ese concierto.

- Sabes que estoy bromeando, te tomas muy en serio las bromas hoy eh. -Comentó entre risas y yo rodeé los ojos, retomamos la conversación fijándonos en otro tema como lo era su trabajo o como estaba su familia. Catalina era profesora de Inglés y nos habíamos echo amigas en el colegio, pese a los caminos diferentes que tomamos a través del tiempo nos seguíamos manteniendo unida y eso era lo que más valoraba de ella, que pese a todo aún estuviera a mi lado.

Entre tanto hablar nos dieron las una de la mañana así que me despedí, mañana tenía que estar a las nueve en universal y no quería ir con sueño demás encima. Guardé todo en mi mochila y apagué las luces, tomé a Gala en mis brazos y caminé a mi cama acurrucándome en ella junto a mi gata, mañana empezaría el día que realmente cambiaría todo lo que había pensado de mi vida, e incluso más.

Mi nuevo vicio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora