No sé cuánto tiempo estuve congelada en mi lugar, quizá fueron solo segundos o quizá fueron minutos, qué sé yo. Lo que sí sabía es que debía actuar pronto antes de quedar como una loca en mi lugar.
-Ven, tienes que conocer a Pedro. –Escuché a Isaza y en ese momento agradecí que él fuera mi cable a tierra.
-¡Heeey, tú debes ser Belén! –Dijo Pedro con su acento, que por cierto, tenía que empezar a acostumbrarme.
-Y tú el famoso Pedro, me han hablado tanto maravillas como un mal momento de ti. –Contesté riendo y dejé que mi cuerpo entrara en confianza, terminé de abrazar a Pedro y en un segundo mis pies estaban lejos del suelo.
-Por fin llegó Beleeeeeeeen. –Escuché decir y me costó un segundo reconocer que era Marto quien me tenía sobre su hombro, reí golpeando su espalda hasta que me bajó y lo pude abrazar, realmente había extrañado a este enano.
Y así saludé después a Villa y cuando llegué a Simón solo pude mirarlo unos segundos antes de sentir sus brazos rodear mi cuerpo y su perfume entró por mi nariz con una rapidez que no puedo explicar, extrañaba mucho sus brazos, su cuerpo, su calor. Lo abracé durante unos segundos cerrando mis ojos y hubiese pagado mi mala suerte en oro para quedarme así aunque fueran solo unos segundos más.
-Te extrañé. –Escuché su voz susurrando en mi oído y pude sentir como una energía recorría hasta el último centímetro de mi cuerpo. Besó el costado de mi cabeza y se separó regalándome una pequeña sonrisa, de esas que durante los días que estuvo conmigo había aprendido a valorar y a guardar como si nunca más fuese a obtener una así.
-¿Vamos? –Preguntó Isaza y en su voz se escondía una carcajada característica de él cuando se aguanta hacerme bullying. Me giré y lo fulminé con la mirada, acercándome de nuevo a mi amigo y enredando mi brazo con el suyo.
-Si te pagaran por hacerme bullying ni necesitarías hacer conciertos, vivirías mejor que Paris Hilton, o que las Kardashians.
-¿Soy opción para postular a pertenecer a ese clan? Necesito saberlo –Me contestó irónico ganándose una golpiza de parte mía en su estómago. Solté su brazo y me fui con Martín.
Caminando con las maletas detrás ya sentía la emoción de tener un trabajo soñado con la gente que adoro y más aún, haciendo lo que amo. Me imaginaba a los chicos llenando estadios, teatros, todo. Y me imaginaba a mi ahí, capturando en una fotografía la emoción en sus ojos cuando la gente coreaba sus canciones, o la mirada perdida cuando las notas de la guitarra los llamaban para hacerlos perder en la melodía. ¿Qué se sentiría? Poder transmitir a través de una canción todos tus sentimientos y que después esa canción sea coreada por miles de personas, todos tus sentimientos, tus experiencias de vida, todo de todo está plasmado en un par de estrofas acompañado con instrumentos. De solo pensar que eso pasaba me llegaba a abrumar yo.
-¿En qué piensa tanto, Bel? –Preguntó Villamil sacándome de mi trance, sacudí mi cabeza y lo miré, sonriendo.
-En lo bien que le sienta esa barba, Villaco. ¿Le tiene miedo a la máquina de afeitar que decidió dejársela? –Y todos rieron mientras Villamil me fulminaba con la mirada, sabía que no se había enojado conmigo porque pese a tener un carácter bastante sensible, durante el tiempo que estuvo Isaza conmigo en Chile también había logrado conversar más con el Drama King y nos percatamos de que los dos nos parecíamos más de lo que hubiéramos querido.
-Muy graciosa eh, ya voy a cobrar esto. –Me guiñó el ojo y al principio no me preocupé de lo que podría ser porque tampoco esperaba mucho pero una mirada cómplice entre Isaza y él activó todas mis alarmas. ¿Qué se traían en mente?

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Mi nuevo vicio.
FanfictionElla estaba acostumbrada a esconderse detrás del lente de su cámara. Lo que no sabía es que la costumbre cambiaría al encontrarse con los ojos detrás de las gafas que cada vez que los veía sonreían. El se concentraba en la música como si su vida se...