-Sabía que me ibas a salir con eso-dijo él bajando las manos de ella-pero creo que ya clasificamos a la canción any-dijo y se quedó mirando hacia abajo, el mal sentimiento que estaba llenando el pecho de any casi no la deja ver que en realidad no estaba viendo el piso derrotado sino que estaba viendo las manos de ella, sin duda alguna de eso si no se había dado cuenta: del momento en que poncho le puso el anillo en su dedo anular...era bellísimo, en oro blanco trenzado con una aguamarina entre dos diamantes. Habría reconocido ese mineral en cualquier lugar, el hexágono que poncho siempre comparaba con el color de sus ojos, le encantaba, amaba que el principal haya sido el que le recordara a ella no el usual diamante, era delicado y encajaba perfecto en su dedo, lo miro a él sin poder decir una palabra.-Amor-dijo él con un poco de nervios y con la clara intención de arrodillarse, a ella se le llenaron las mejillas de color.
-Poncho no, poncho parate, no no lo hagas-decía bajito tratando de jalarlo y de no llamar más espectadores pero era imposible, él ya se había arrodillado y la miraba con una sonrisa burlona y unos ojos emocionados.
-Hace unos años me prometí que si volvías no te soltaría jamás pero también, que antes de estar contigo toda la vida tenía que aprender a quererte, y ya hice la segunda pero Anahí-añadió mientras acariciaba las manos de la chica que estaba a muy poco de soltar algunas lágrimas de la emoción-me costó tanto robarme tu corazón que no pienso devolverlo...entonces, cásate conmigo amor-dijo mientras encogía sus hombros como si fuera la única opción que les quedaba-...quiéreme y te juro que de quererme mi vida, nunca te arrepentirás-le dijo él mirándola a los ojos y ella ya poco podía distinguir lo que veía por las lágrimas en sus ojos, estaba segura que jamás se arrepentiría de haberlo querido, pero le encantó que le haya dicho eso, como que aún iba a seguir dando razones para que su amor nunca se apagará.
-Ay poncho-dijo con una sonrisa y al fin sus lágrimas viajaron un poco por sus mejillas hasta que las limpió
-¿Que dices bonita?-preguntó él con un hilo de voz
-¿Que más se dice a algo que quieres?-hizo una pausa y se olvidó de que había gente alrededor -Que sí...poncho nada puede ser mejor que estar contigo...cuando veo la forma en que me miras, tu mirada me jura que si te pierdo, habré perdido la fortuna más grande que he tenido...y a quién pienso mentirle-exclamó con una sonrisa-eres el amor de la vida que me queda poncho-se encogió de hombros ante esta irreparable verdad y él se puso de pie-somos tal para cual y no necesito a nadie más, yo quiero casarme contigo.-dijo por fin ella y él la besó tratando de transmitirle toda la felicidad que sentía, pero fue imposible, ni el beso más largo de la historia lo hubiera logrado, aún así no fue necesario porque ella se sentía igual de feliz.
Luego del postre que disfrutaron juntos, se dirigieron al hotel, le encantaba verla manejar, le encantaba cuando ella dejaba la mano de él sobre sus piernas porque necesitaba dar un cambio y le encantaba aún más que ella inmediatamente entrelazaba de nuevo sus dedos. Le encantaba pequeños detalles que ella tenía, que hacía naturalmente. Igual le pasaba a ella, le encantaba que no fuera una persona que necesitara tomar café para iniciar el día, le encantaba su letra, le encantaba que le dejara notas escritas por ahí que le alegraban el día y que estas estuvieran firmadas con sus iniciales porque él jamás olvidó que a ella le gustaban sus iniciales. Pero sobretodo, le encantaba que él hubiera cogido la costumbre de llevar un pañuelo siempre en la parte trasera de su pantalón. Le parecía que lo hacía verse más elegante, más señor, pero aún así su interior seguía siendo el mismo de un adolescente apasionado y divertido.
En lo que Anahí estaba esperando en la cama a poncho se quitó el anillo y lo empezó a observar más de cerca, los detalles que tenía eran impresionantes, algo llamó su atención, pues el interior tenía grabadas algunas letras, era sin duda la caligrafía de poncho, la tecnología consiguió que su misma letra estuviera en ese anillo, sin duda un anillo único. Decía "My new favorite fact: you are MY babygirl" Anahí no pudo evitar reírse, poncho definitivamente no dejaba ninguna parte de él por fuera de lo que hacía. Antes de que él lograra acostarse en la cama, ella sujetó su cara y lo beso dulcemente, como que aún no podía creer que se iban a casar, terminó el beso con pequeños picos y él la miraba sonriendo.