Decisiones

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Capítulo 11

Elizabeth

Camino por los pasillos de la universidad en dirección al despacho del profesor Montes. Cuando llego a su despacho golpeo la puerta y este me abre con una pequeña sonrisa, o eso me parece, aunque lo característica de este profesor no es especialmente su sonrisa.

— Hola señor Montes, venía a enseñarle el pequeño borrador de mi trabajo.

El asiente y me indica que me siente. Le entrego las hojas y este comienza a revisarla detalladamente. Pasados unos 20 minutos retira sus gafas y me mira.

—Sabía que podrías con esto, me encanta el enfoque que estás haciendo, como a pesar de que aquellos actores quieran trabajar en la industria se sienta avergonzados sin darse cuenta de su propio trabajo.

—Gracias señor, la verdad es que esto no sería posible sin la gran colaboración que me brindan todas aquellas personas.

El me sonríe y devuelve las hojas que acabo de entregarle.

—Tienes mucha suerte Elizabeth, no todo el mundo cuenta con tantas facilidades a la hora de realizar un trabajo de investigación.

—Lo sé señor.



Después de una pequeña charla con el profesor me dirijo hacia la residencia de la universidad, para hablar con Lydia sobre lo sucedido hace unos días.

No pude sacarme de mi mente ni a Michael ni a su forma de besarme y tocarme. Nunca en mi vida experimenté este grado de satisfacción y apetito sexual, creo que en muchas ocasiones el sexo para mi era como un compromiso, algo a realizar por miedo a perder a mi pareja. Pero con Michael ha sido un descubrimiento, me ha permitido conocer que si que tengo apetito sexual, y que realmente disfruto con ello.

No ha llegado a existir nada más que contacto, pero no me quiero imaginar como sería practicar sexo con Michael.

Mis pensamientos hace que mi temperatura corporal aumente, pudiendo asegurar que en estos momentos lo más segura es que me encuentre sonrojada. Trato de alejar aquellos pensamientos y camino más rápido para encontrarme con mi amiga.

Por el camino me cruzo con Noah, el cuál va acompañado de una chica muy guapa y espectacular. Me pongo nerviosa y me obligo a apartar la vista. No lo voy a negar, me duele, porque por Noah no siento la misma atracción sexual que por Michael, pero si siento amor, o eso es lo que creo.

Llego por fin a la residencia y me dirijo a la habitación de mi maravillosa amiga. Cuando llego hasta ella llamo a la puerta, y tras unos 5 minutos de espera esta se abre descubriendo a una Lydia de cabello mojado y con pijama de pantalón corto puesto.

— Me gusta tu pijama, tienes que decirme donde lo compraste— le digo mientras entro en su habitación

—Pues lo compré en un mercadillo de segunda mano, es de victoria secret, ¿cómo te quedas?

—Alucinada

Mi amiga se ríe y se sienta en su cama. Tras unos 5 minutos calladas ella suspira y se anima a romper el silencio.

— ¿Cómo llevas lo de Noah?

Ruedo los ojos y comienzo a juguetear con el borde de mi camiseta.

—Lo vi hoy, con una chica, puede que sea esa mujer con la que me puso los cuernos, no lo sé...

— Es un imbécil, un imbécil con piel de corderito, nunca me lo habría esperado de él.

— Dímelo a mi...

Rompiendo tus códigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora