Otra vez

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Capítulo 26

Michael

Llevaba un mes, un mes sin saber de ella, un mes sin verla, y me la encuentro ahí, en aquella discoteca. No podía parar de preocuparme por la forma en la que perdía su equilibrio, pero a la vez pensaba lo hermosa que lucía aquel día, y sobre todo, las terribles ganas que sentía de abrazarla, besarla y decirle que por favor me perdonase por todo aquello que hice.

Pero su actitud seguía siendo la misma, ella y su amiga se fueron con unos supuestos chicos que Alan y yo no logramos ver, en el fondo sabía que eso era una mentira creada por la imaginación de Lydia y estuve a punto de contárselo a mi amigo. Pero creo que el necesita ese toque de atención para abrir los ojos y darse cuenta de lo que realmente siente por la amiga de Elisabeth.

Alan no quiso más fiesta aquella noche, gracias a Dios, y ambos volvimos a casa.

Mi móvil seguía recibiendo notificaciones de mensaje, pero los ignoraba, porque sabía perfectamente quien era la persona que me los mandaba, Summer. Le dejé claro que no quería saber nada de ella, que estaba hasta las narices de su actitud, y que me dejase en paz.

Se que la cagué yo solo ocultándole ciertas cosas bastante graves a Elisabeth, pero si Summer no hubiese metido aún más leña en el fuego nada de esto habría sucedido.

Me dejo caer sobre mi cama y comienzo a pensar en todo lo sucedido. Mi actitud no fue la más adecuada, debería de haber sido más sincero con ella, y más si estábamos en esa etapa de conocernos. Quizás ella no veía ningún progreso, quizás se cansó de esperar algún tipo de cambio en mí, o quizás simplemente no esté hecho para las relaciones.

Y con esos pensamientos me dejo llevar por el profundo sueño que comienza a hacerse conmigo.

**



El restaurante va bien, todo marcha mejor de lo esperado. Casi siempre tenemos las mesas completas, llenos de reservas y no puedo evitar ser terriblemente feliz ante ese hecho. Pero aún así me sigue faltando ella, la única persona que me apoyó en mi idea, que estuvo a mi lado animándome a luchar por mis sueños...

Dios mío Elisabeth, no sabes cuánto te hecho en falta, y las ganas que tengo de volverte a ver. Ojalá haber estado en uno de los momentos más importantes de su vida, cuando defendió su trabajo ante el tribunal. Ojalá haberla animado y relajado la noche anterior, besarla antes de entrar en aquel lugar, y haber celebrado con ella su éxito.

Un terrible nudo se vuelve a formar en mi garganta y otra vez me vuelvo a sentir terrible ante la ausencia de ella. ¿En qué momento mis sentimientos hacia Elisabeth se volvieron tan intensos e irreflenables?

—Michael, Michael, eh, tsss

El camarero que no deja de llamarme y hacerme señas consigue tener toda mi atención.

—¿Qué ocurre? — pregunto mientras trato de salvar la comida que empezaba a quemarse por culpa del ritmo de mis pensamientos.

—Hay una mujer que quiere hablar contigo, es terriblemente guapa— dice con una sonrisa babosa.

Ruedo los ojos y sigo con lo mío.

—Seguramente sea Summer, así que dile que no estoy

El asiente pero antes de irse vuelve a girarse.

— Espera, me dijo su nombre y no era ese, empezaba por E pero no me acuerdo...

Elisabeth, grita mi interior.

Rompiendo tus códigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora